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¿Qué fue de Uli Dávila?

Uli Dávila festeja el gol del ascenso en Las Palmas perseguido por Xisco | MADERO CUBERO

Paco Merino

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Hasta a los cordobesistas más aguerridos se les humedecen los ojos al recordar aquel día. A eso se las 19:54 del 22 de junio de 2014 se produjo a 1.500 kilómetros de Córdoba un episodio que en unas milésimas de segundo provocó la mayor alteración de ánimo colectivo que se recuerda en la ciudad. Uli Dávila marcó un gol que llevó al club a Primera División después de 42 años de ausencia. En la ciudad se desató la locura. Decenas de miles de personas tomaron las calles para festejar el mayor éxito deportivo en décadas. Cuatro años después, de aquella formación apenas queda el recuerdo. Los héroes del 22J se fueron diseminando por el mundo, pero de la memoria del cordobesismo jamás se borrará aquella tarde-noche de borrachera y éxtasis por algo nunca visto para una generación.

Uli abrió la puerta del paraíso. Aquel mexicano dejo una impronta eterna en el imaginario cordobesista. “No sé qué decir, soy muy feliz…”, balbuceaba sobre el césped del estadio Gran Canaria de Las Palmas un joven que llegó prestado por el Chelsea para hacer historia con el Córdoba. Ulises Alejandro Dávila Plascencia (Guadalajara, 1991) fue el autor del gol que devolvió al club blanquiverde un lugar en la elite después de 42 años de ausencia. La magnitud de su hazaña, multiplicada por el modo en que se produjo -última jugada, minuto 93 de un partido suspendido por invasión de campo-, confirió al menudo futbolista un aura de héroe para el cordobesismo.

Nadie puede olvidar aquella acción. Saca Juan Carlos. El balón le llega a Pelayo, que envía al corazón del área para que Raúl Bravo conecte un forzado remate que repele en primera instancia Barbosa. El rechace del meta cae en los pies de Uli Dávila y… El mexicano, un icono para la afición, tocó por última vez el balón como blanquiverde para protagonizar la jugada más recordada.

Envuelto en la bandera de su país y la blanquiverde, Uli vivió el 22 de junio de 2014 uno de los episodios más increíbles de su vida deportiva. Regresó a la ciudad, vivió como uno más los festejos del ascenso, cantó y brindó con sus compañeros, recibió los elogios de la afición… y se marchó. Nunca más volvió a Córdoba. Con el equipo de El Arcángel jugó 38 partidos y marcó 7 goles. Uno, el último, de oro. El Chelsea de Mourinho le reclamó para volverle a ceder -resultaba ya evidente que jamás jugaría en Stamford Bridge- y en la casa blanquiverde se plantearon su repesca de una manera tibia, casi como un compromiso. Su aspiración de jugar en la Primera española se disipó. ¿Qué fue de él? A día de hoy, Uli trata de reencontrarse en su país con el fútbol después de una etapa muy desafortunada en el Santos Laguna. Jugó su último partido oficial en octubre del año pasado. Tiene 27 años y aguarda alguna oferta para reengancharse a su profesión. Su situación es muy delicada, puesto que el club mexicano le incluyó en una lista de bajas pero le mantiene la ficha bloqueada. El pasado mes de abril, Ulises Dávila emitió un comunicado a través de sus redes sociales reclamando una salida a su situación actual con el Club Santos Laguna, con el apoyo de la Liga MX y la recientemente creada Asociación Mexicana de Futbolistas.

A finales del año 2017, el Santos anunció que Uli Dávila Plascencia no sería inscrito para el Torneo Clausura 2018. El jugador manifestó su disconformidad con la decisión y el club le mantiene en un limbo federativo. Lleva más de medio año sin jugar ni un solo partido oficial.

De estrella juvenil a trotamundos

Con el Córdoba en Primera, Uli siguió en Segunda en la 14-15. En su cuarta cesión desde que fichó por el Chelsea (Vitesse holándes, Sabadell y Córdoba), el extremo recaló en el Tenerife. El técnico, Álvaro Cervera, apenas contó con él. En diciembre le dejó fuera de las convocatorias y el presidente aireó su marcha en el mercado invernal, algo que enojó a Uli. El jugador entró en una espiral sin retorno, totalmente fuera de los planes de un Tenerife le que buscaba descaradamente un recambio. “Nunca me volvió a decir más cosas. A veces me daba 15 minutos, a veces ni me convocaba, cosas raras”, explicó Uli a propósito de Cervera. La temporada 14-15 finalizó para él en España. Se fue del Tenerife con 10 partidos jugados, cinco de ellos como titular, 505 minutos y un gol anotado al Valladolid. El Chelsea le buscó otro destino: Portugal.

Uli Dávila debutó en la máxima categoría de Portugal con el Vitoria de Setúbal. El entrenador del histórico conjunto luso, Bruno Ribeiro, buscaba revulsivos para sacar del atolladero a un equipo que braceaba en la zona baja de la clasificación. El punta mexicano, por fin en una primera división de una liga europea -no la cataba desde su efímero paso por la Eredivisie holandesa con el Vitesse Arnheim-, hizo lo que pudo para ayudar al Vitoria saliendo como extremo derecho y como mediocentro ofensivo. Jugó 11 partidos (416 minutos) y marcó un gol.

Con las puertas cerradas en el Chelsea y harto de ir de acá para allá, Uli miró de nuevo a su país. Allí mantenían viva la imagen de un chico que deslumbró con la selección mexicana en el Mundial Sub’20 y debutó con el Deportivo Guadalajara. Por entonces lo vendieron al Chelsea por 2 millones de euros. “He madurado mucho, físicamente también he crecido. Cuando llegué no defendía, no hacía muchas cosas. Ahora me siento mucho más armado”, explicó en unas declaraciones al digital mediotiempo.com de su país. No le fue demasiado bien. En el Santos Laguna tuvo un papel residual y a finales de año el club le comunicó que no contaba con él. La estrella de Uli está declinando de manera prematura. Pero siempre podrá contar que tal día como hoy, un 22 de junio de 2014, fue el autor de un gol que puso en pie a toda una ciudad.

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