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Maca: “Es ley del deporte y mis chicos lo sabían”

Maca, en el último partido disputado en Vista Alegre | MADERO CUBERO

Redacción Cordópolis

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El martes comienza definitivamente una nueva etapa. Así es después del cese como entrenador de Miguel Ángel Martínez Maca. El técnico cierra un importante periplo en su trayectoria en los banquillos de dos temporadas y media. Un período éste en que llevó al Córdoba Patrimonio de la Humanidad a Primera, donde ha logrado además que el equipo no entre en descenso en ningún momento. Su destitución se produjo el pasado sábado tras el empate ante el Fútbol Emotion Zaragoza (4-4) y cogió un tanto por sorpresa. El caso es que el preparador cordobés tiene sustituto, un José Antonio González Josan que tomará las riendas del cuadro califal el martes. Antes, Maca quiso despedirse con una carta que se publica a continuación de manera íntegra.

Eran los primeros días de junio de 2019 y me enfrentaba a la triste labor de tener que decidir qué jugadores integrarían el proyecto para la siguiente temporada y cuáles de ellos no. Todo esto después de un meteórico ascenso a Primera que pocos podíamos imaginar al comienzo del curso deportivo 18-19. Y entre tanto alborozo y entusiasmo por el logro consumado me tocaba a mí asumir esa papeleta, un ‘marrón’ en toda regla. ¿Quién era yo para privar a algunos de estos jugadores, todos ellos de sentimiento y DNI cordobeses, de jugar y disfrutar en la mejor liga del mundo? Es evidente que sin su esfuerzo y dedicación diarios no hubiese sido posible la realización de aquella gesta. Pues yo era por aquel entonces el entrenador del equipo y por tanto el único responsable de esas decisiones. Mi cargo me obligaba a asumir ese duro pero necesario cometido.

Recuerdo que tuve varias reuniones durante aquellos días con los integrantes de la plantilla a quienes se había decidido renovar. Eran reuniones para ponerles al día de las medidas y líneas de planificación adoptadas en un principio por el club para abordar la nueva e ilusionante campaña que se avecinaba. Como era lógico, en aquellos encuentros se echaba de menos a algunos compañeros, aquellos a los que, con muchísimo pesar, se les había comunicado la baja deportiva. Yo notaba en algunos jugadores cierta tristeza en la mirada, la misma que me embargaba a mí. Ya no podrían seguir departiendo y disfrutando con los compañeros ausentes. Y recuerdo que les dije en más de una ocasión: “lo siento profundamente, pero es ley del deporte, mañana me tocará a mí. Desgraciadamente siempre ha sido y seguirá siendo así”. Y ellos asintieron con un silencio y una ligera inclinación de cabeza. Había que asumirlo.

Casi ocho meses después de aquello, tras una gozosa y muy exigente travesía por la alta competición, con nuestras alegrías y decepciones, y con mucho trabajo de por medio, me ha tocado el turno a mí. Hay que asumirlo. Es ley del Deporte. Nunca fui ajeno a ello y mis chicos lo sabían. Pueden ser cuestionables o no las razones que han llevado a la junta directiva del club a tomar esa decisión, como también lo eran las que tomé yo en su momento, pero está claro que todo se hace buscando el beneficio del club, del equipo y de una ciudad que anhela seguir en Primera.

El capítulo de agradecimientos que quisiera relacionar tras mi salida es tan extenso que sería imposible nombrar a todas y cada una de aquellas personas que durante todo este tiempo, de manera más o menos directa, me ayudaron en mi labor diaria trabajando conmigo codo con codo en relación directa, o al club en multitud de empeños menos visibles pero igualmente importantes. Así que me referiré a ellos por bloques o colectivos con la esperanza de no dejarme atrás ninguno, no sería justo, y sólo espero me perdonen si cometo tal torpeza. Jugadores (todos ellos durante en estas dos campañas y media, del primer equipo o equipos dependientes de base), cuerpo técnico al completo, cuerpo médico, colaboradores del club en todas sus áreas, órgano directivo (encabezado por García Román, que me dio la oportunidad de dirigir esta nave), gabinete de prensa y medios de comunicación, que siempre tuvieron un trato exquisito conmigo (salvo alguna rara excepción), al público en general que siempre estuvo con el equipo a muerte (ellos son sin duda el gran motor de este proyecto), a patrocinadores principales y secundarios… y por supuesto a mi familia, amigos y novia que han estado arropándome durante esta aventura conocedores de lo que significaba para mí. GRACIAS.

Quiero también agradecer a todos los compañeros de profesión y jugadores afines por las múltiples muestras de cariño recibidas en las últimas horas. Es grato también sentirse apoyado por ellos en estos momentos tan duros para mí.

Me quedo con todo lo vivido durante este precioso periplo de 2 años y 7 meses pero sobre todo con aquel ya famoso 1 junio de 2019. TODOS los que contribuimos de alguna manera a la consecución de aquel sueño estaremos conectados de por vida. Siempre tendremos en común que fuimos partícipes y artífices de devolver a Córdoba, 27 años después, a la mejor liga del mundo. Hicimos historia y debemos sentirnos muy orgullosos de ello. En lo más estrictamente personal, quedo con la conciencia tranquila que supone el deber cumplido, el haber encarado mis obligaciones en cuerpo y alma, con mis aciertos y mis errores, pero siempre con la pasión que le ponemos los entrenadores a este loco deporte, lo pueden atestiguar los que me conocen. Hubiera deseado una peregrinación deportiva menos agónica, más tranquila ¡qué duda cabe! Pero abandono el equipo dejándolo en Primera y, aunque en una situación delicada, aún vivo con la sensación de haber competido ante la mayoría de los rivales. ¿Quién nos lo iba a decir?

Para terminar, decir que ha sido increíble sentir semana tras semana el calor de Vista Alegre, muy gratificante recibir las muestras de apoyo y cariño constantes de la gente, las miradas estupefactas de niños y padres hacia sus ídolos y, en definitiva, comprobar de primera mano toda la expectación que el equipo ha generado en la ciudad. Esto no se puede perder. Es justo por eso que deseo de todo corazón la mejor de las suertes al grupo de chicos (ellos lo saben) y a su nuevo técnico, Josan, al que considero un amigo. Su suerte será la de todos los cordobeses de bien. Lo conseguido la pasada temporada no puede ser flor de un año. Córdoba merece quedarse en la élite por mucho tiempo.

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