A Gijón entre los mensajes de futuro y la provisionalidad

El Córdoba se presenta en Gijón con los canteranos Miquel y Guerra, sin Pauliño ni Dubarbier y con Esnáider dejando mensajes ambiguos sobre un proyecto en reconstrucción

El partido tiene poca relevancia clasificatoria. Quedar un puesto más arriba o más abajo no parece que sea algo que obsesione ni al Córdoba ni al Sporting de Gijón, que cruzan sus caminos en El Molinón (sábado, 18:00) compartiendo la irritante sensación de saber que no les han salido los planes. En ambos lados surgen voces que claman por una victoria postrera, una última ración de orgullo, una alegría para los aficionados fieles o una reivindicación personal. Entre lo rebelde y lo políticamente correcto, el Sporting y el Córdoba tienen la mente más en lo que pueda suceder a partir del 30 de junio que en las pocas jornadas que quedan por consumirse en el campeonato 12-13 de la Liga Adelante.

Los blanquiverdes, con 53 puntos, todavía rumian alguna remota posibilidad matemática que más que en el propio desempeño -que también, obviamente- se basa en el posible desplome del Almería, que llevaba una racha horrible hasta que en su última cita logró una victoria que frenó los ímpetus del Córdoba. Los que van delante no flaquean y, si lo hacen, el daño les resulta reparable. Los de Esnáider, forzados a encadenar una racha de triunfos inédita en su historia, no tienen pinta de protagonizar una hazaña. La mayoría lo sigue diciendo en sus comparecencias públicas, seguramente como parte de una estrategia de club o dentro de ese estilo de tópicos con el que los futbolistas de desenvuelven creyendo que los aficionados se lo tragan todo. Después de haber derrotado a la UD Las Palmas en El Arcángel y al Xerez Deportivo en Chapín -enviándolo de paso a Segunda B-, el Córdoba ha respirado más aliviado porque lo peor que le puede ocurrir desde ahora es que sus aventuras en el terreno de juego pierdan paulatinamente el interés de un seguidor frustrado. El Sporting lleva 49 puntos y su fogosidad en la segunda vuelta se ha aplacado tras las últimas derrotas hasta dejarle en tierra de nadie. En la entidad asturiana, sin embargo, se confía en José Ramón Sandoval como pilar del nuevo proyecto de ascenso. El técnico fue renovado hace unos días por dos campañas más.

El equipo blanquiverde partió por carretera hacia Gijón, haciendo parada estratégica en Madrid para realizar un entrenamiento en las instalaciones del Cerro del Espino, donde habitualmente se ejercita el Atlético de Madrid, uno de los clubes en los que prestaron servicio tanto Juan Esnáider como su compatriota y segundo Mauricio Elena. Este último será el que ocupe la titularidad del banquillo en El Molinón después del anuncio de una sanción de dos partidos para Esnáider por su expulsión en Xerez, una circunstancia -la sanción- que el preparador cordobesista aseguró desconocer en su comparecencia semanal ante la prensa. Tampoco sabía nada Esnáider sobre las gestiones del club para contratar un director deportivo. Así andan las cosas por aquí.

Entre los jugadores, los rumores sobre la posible marcha de alguno de los pilares con contrato en vigor crecen exponencialmente. Fede Vico, una de las piezas más cotizadas -18 años y más de 40 partidos como profesional en Segunda, con presencias constantes en las selecciones de España sub'18-, se paseó muy tranquilo por distintos medios durante los últimos días ajeno al revuelo que causó en las redes sociales una oferta “fantasma” del Swansea por 5,2 millones de euros. Un bulazo, seguramente interesado. Vendrán más. Las declaraciones de jugadores con contrato en vigor, como López Garai y Caballero, dejando entrever que su futuro no está garantizado pese a la larga duración de los vínculos firmados. Para redondear el cuadro, varios medios han desvelado el ofrecimiento de Dubarbier al Levante y el interés de algunos clubes turcos por el zurdo argentino. Y nombre de Alberto García, guardameta titular, anda apuntado en la agenda de varios clubes de Primera. Un panorama de estabilidad, como se puede ver.

En Gijón habrá cambios en el once cordobesista, cuya composición comienza a convertirse en un atractivo galimatías que a falta de otros alicientes es motivo de apuestas para los aficionados. En la convocatoria ya saltó la sorpresa. El juvenil Miquel, mediocentro del equipo juvenil de División de Honor, y el delantero Juan Guerra, que lleva diez goles con el filial de Tercera, tiene plaza en el autobús blanquiverde que se cruza España con escala en la capital. Cubren las plazas de Joselu, que se lesionó en un entrenamiento, y de Pauliño, que fue descartado por Esnáider debido a “razones técnicas”. En las semanas anteriores, el joven brasileño había sido el primer recambio desde el banquillo. Tampoco acude a la cita Sebastián Dubarbier, que lleva tres semanas lejos de la competición por una lesión cuyo alcance no está claro. Los 18 futbolistas convocados por el Córdoba son: Alberto García, Saizar, Cristian, Fuentes, Kiko, Armando, Fede, Diego Seoane, López Silva, Abel, López Garai, Alberto Aguilar, Caballero, Miquel, Pedro, Juan Guerra, Rennella y Xisco.“Vamos a tratar de rectificar la imagen que dimos en Jerez”, indicó Esnáider en las vísperas. En El Molinón no habrá un ambiente tan tétrico como el que se detectó en Chapín, aunque allí el panorama no está precisamente para tirar cohetes por parte rojiblanca. Será un duelo de decepcionados, un partido para tirar de oficio y amor propio.