Se podría decir que el fútbol femenino está al alza, pero lo cierto es que es una tendencia que se viene repitiendo en un crecimiento exponencial. A cada paso que se da en la profesionalización total de esta disciplina, le siguen otros cuatro saltos más hacia adelante en lo que a nivel y competitividad se refiere. En los últimos meses, sobre todo en España, el fútbol femenino ha estado en boca de todos y no por el hecho de haber logrado el máximo hito que se puede lograr: ser campeonas del mundo. España es campeona del mundo. La mejor selección del planeta. Un ejemplo del avance que se está dando, pero también un reflejo de todo lo que queda por recorrer para que se consiga un trato equitativo y justo.
Ana Ocón (Adamuz, 2002) ha vivido, a lo largo de su aún corta trayectoria deportiva, todo el avance que ha ido experimentando el fútbol femenino en España. Cualquier logro a nivel internacional requiere de una base de futbolistas de nivel que vaya cimentando ese crecimiento de manera sostenida -y si no, que se lo digan a Arabia Saudí y a su liga de grandes estrellas sin nivel competitivo-. Hija del histórico Paquito Ocón, Ana comenzó a disfrutar del balompié en su localidad, Adamuz, jugando con niños hasta que tuvo la oportunidad de dar el salto. Una captación del Córdoba CF le dio la oportunidad de pasar a formar parte del conjunto blanquiverde y, desde entonces, Ocón ha pasado del filial al primer equipo, hasta convertirse en una de las grandes referencias del combinado califal en la actualidad.
A pesar de que apenas llega a los 21 años de edad, Ana Ocón ha vivido toda su vida pegada a un balón de fútbol. “Viene de familia”, reconoce en la entrevista ofrecida a CORDÓPOLIS en la Ciudad Deportiva del Córdoba CF, explicando que su padre, Paquito Ocón, fue “muy buen jugador de fútbol”. Es por ello que en su familia “siempre se ha mamado el fútbol”, lo que ha hecho que la propia Ana supiera “desde chiquitita que eso era lo mío”, haciendo que “con cuatro o cinco años estuviera pegando pelotazos por todos lados”. Disfrutar era la única meta que había en ese momento, el único objetivo, y ahora recuerda esos momentos “con mucha alegría”.
Con un balón bajo el brazo siempre, pero, además de disfrutar, el sueño de seguir creciendo en el mundillo del fútbol también estaba ahí. Ana Ocón no se despegó en ningún momento de su mejor amiga, la pelota, y juntas de la mano fueron ascendiendo escalones paso a paso. No le costó trabajo abrirse camino en un mundo tan exigente como ello, y Adamuz vio sus primeros pasos como futbolista. En aquellos momentos, aún entrenaba con chicos, y ahora echa la vista atrás y lo recuerda “con mucho cariño”, explicando además que siempre se ha sentido “muy bien acogida”. “Estaba con mis amigos de clase, en mi pueblo, y no podía estar mejor”, afirma. Permaneció en Adamuz hasta que tuvo que dar el salto.
Villafranca fue su siguiente destino, después de que quemase todas las etapas posibles en el CD Avejoe. De igual manera, recuerda su etapa en Villafranca y siente que estaba “súper bien acogida”, ya que siempre ha estado “súper a gusto” y notaba que la “protegían muchísimo”. Por aquella época, ya comenzó a ser una de las asiduas de la la selección cordobesa, junto con otras futbolistas, ahora compañeras o excompañeras blanquiverdes, como son los casos de Encarni Jiménez -ahora en el DUX Logroño, en Primera RFEF, tras su paso por Primera División con el UDG Tenerife- o Marta Esojo -compañera de Ocón en el primer equipo del Córdoba CF-.
De esta manera, tras su paso por el CD Avejoe, Séneca y Villafranca, a Ana Ocón se le abrieron las puertas del club de su ciudad, el que lleva por bandera: el Córdoba CF. “No podía jugar más con niños y me enteré de que el Córdoba CF hacía captaciones. No dudé en venir y aquí también me recibieron muy bien”, relata la adamuceña. Primero, comenzaría con ficha del filial, aunque tendría dinámica de entrenamientos con el primer equipo. “Siempre he estado súper bien aquí”, reincide, agradeciendo el hecho de que estuviera “muy bien acogida por las niñas más grandes, ya que yo siempre era su 'peque', y la verdad es que estaba súper a gusto”.
Además del lógico cariño que le guarda a esos recuerdos, también explica que sintió “muchos nervios”, ya que tenía “esa presión, bonita, de querer hacerlo bien y de gustar al entrenador para que empezase a confiar en mí”. Sin embargo, como demostró desde que tocó por primera vez un balón con su pie, no hay reto que no logre cumplir. “Era muy difícil porque yo era muy pequeña con respecto a mis compañeras”, explica, aunque finalmente “me pude hacer mi hueco y cumplir un sueño”. Y es un sueño porque el Córdoba CF es su equipo, el que lleva por bandera y presume orgullosa “porque es el equipo de mi ciudad”. Eso hace que cueste “muchísimo trabajo 'deshacerse' de este club”, por lo que promete que “siempre que pueda” va a defender los colores blanquiverdes.
Tras su paso por el filial, tan solo de un año, las puertas del primer equipo se le abrirían a Ocón. “Cuando me dijeron que iba a firmar mi primer contrato profesional fui la niña más feliz del mundo”, explica, ya que “era con lo que había soñado siempre”. Ese paso, “muy bonito”, supuso la profesionalización tan ansiada y, además, con el equipo de su ciudad. Además, firmaría en uno de los años más bonitos e ilusionantes del combinado femenino blanquiverde. La salvación, o ascenso, a Primera RFEF se acabaría decidiendo en un último partido de infarto contra el Real Zaragoza.
El lugar elegido para la entrevista representa mucho y trae muchos recuerdos de alegría y orgullo: la grada del campo en el que se logró aquél remarcable hito. “Lo considero uno de los momentos más importantes y más felices de mi vida”, subraya Ana Ocón, destacando el “cómo estaba el campo lleno”, así como “el calor de los aficionados que vinieron a acompañarnos”. Es por ello que lo recuerda “con muchísima ilusión y muchísima alegría”, mientras el fuego en sus ojos ilumina uno de los momentos más bonitos y de más unión que ha vivido la ciudad con su equipo femenino.
De ese año, la temporada 2021-22, destaca que “pese a que fue una temporada difícil porque hubo muchas subidas y bajadas”, al final lo que primó fue “la constancia y la unión del equipo”, lo que hizo que llegase “esa salvación que todos deseábamos”. Sin embargo, si algo se atisbaba en el horizonte era que “el nivel del fútbol femenino estaba -y está- subiendo cada vez más”, y eso se ve “reflejado en las ligas”. “Todas son muy complicadas, tanto la Primera RFEF, que la disputamos el año pasado, como la Segunda RFEF, en la que estamos este año. Son todas complicadísimas”, subraya la adamuceña.
Ese aumento de nivel se vio incrementando por la reestructuración de categorías que llevó a cabo la Real Federación Española de Fútbol, reformulando la extinta Reto Iberdrola como Primera RFEF, emulando en cierta manera a lo visto en el fútbol masculino. Con la Primera RFEF llegó una “nueva categoría, nuevos retos, nuevos partidos”, lo que hacía que tuviesen que hacerse “a la categoría”. Por ello, pese a que tenían “muy buen equipo”, Ocón recuerda que “las ligas son muy duras y, al final, no acabó como queríamos”, no logrando la salvación y cayendo hasta la Segunda RFEF. “Los partidos eran muy complicados, todo se decidía en los últimos minutos con jugadas a balón parado y nunca caía el resultado de nuestra parte pese a que disputamos todos los partidos a muy buen nivel”, explica.
Tras el descenso a Segunda RFEF, la dirección deportiva decidió apostar por renovar el equipo prácticamente al completo, dejando tan solo un núcleo de jugadoras que se conocen muy bien: Ocón, Esojo, Yanire y Gordillo. El inicio en Segunda RFEF no ha sido el esperado, en una liga “con mucha lucha”, donde los equipos “tienen una media de edad joven”, y las jugadoras muestran “muchas ganas y ambición”, ya que hay “muchos filiales donde las niñas están luchando porque las vean en el primer equipo y que cuenten con ellas para entrenar y jugar”, por lo que eso provoca que sea “una categoría con mucha lucha”.
La adaptación del combinado no ha sido la deseada, con un equipo “prácticamente nuevo” y que, a día de hoy, tras ya varias jornadas de competición, se siguen “conociendo”, aunque son conscientes de que no han “empezado con buen pie”, tras acumular dos empates y tres derrotas en estas cinco primeras citas ligueras. “Estoy segurísima de que, con el equipo y unión que tenemos y que queremos conseguir, se van a dar los resultados y se va a revertir la situación”, añade posteriormente la centrocampista blanquiverde. Para ello será también importante el papel de una afición que “cada año está más volcada con nosotras, y se nota muchísimo”. “Los primeros años es verdad que nos faltaba un poquito de afición, pero estos últimos años atrás o este año en los partidos que llevamos en casa, se nota que el fútbol femenino, está creciendo y la gente está más volcada con nosotros. Aún así, obviamente, nos gustaría muchísimo más apoyo”, subraya la adamuceña.
Y para que esa afición crezca y el cordobesismo siga proliferándose por las cordobesas, es importante mantener ese núcleo de cordobesismo que forman Ocón, Esojo, Yanire y Gordillo. “Somos las que nos hemos mantenido desde el primer año del Córdoba CF Femenino”, subraya la centrocampista, que se proyecta en el futuro blanquiverde afirmando que tanto ella como el resto de sus compañeras más veteranas quieren “implantar ese cordobesismo en la gente nueva que viene”. No tiene dudas sobre que eso ocurrirá, ya que tiene “segurísimo de que lo van a hacer, van a ver al Córdoba CF como el club de ese año de su vida y van a intentar conseguir los objetivos que tengamos”.
Por último, ya alcanzando la parte final de la selección, también hay que hablar sobre uno de los temas más candentes en la actualidad del fútbol femenino: la polémica entre las jugadoras de la selección y el ente federativo, así como el beso no consentido de Luis Rubiales, expresidente de la RFEF, a Jenni Hermoso. Esta situación ha desembocado en una serie de protestas y comunicados en los que las jugadoras campeonas del mundo piden y exigen una serie de cambios en el organigrama de la Real Federación Española de Fútbol que les ayude a sentirse más cómodas, seguras y confiadas en su propio trabajo.
Cuestionada sobre esta tema y esta lucha de las jugadoras, Ana Ocón subraya que “las chicas de la selección están haciendo bien en hacerse oír, en decir 'hasta aquí' y en poner unos límites, así como intentar dar un vuelco y dar un paso más en el fútbol femenino”. Y es que, para la adamuceña, “esa lucha por parte de ellas nos beneficia a nosotras para que el fútbol femenino avance”. Y es que, pese a que ha “tenido la suerte de no vivir en primera persona” una situación como la descrita, Ocón sí que destaca que ha “visto comentarios fuera de lugar, a jugadoras y a árbitras”, así como actitudes reprochables que “para quién está al lado, tampoco es agradable”.
Así, confía en que “se está consiguiendo y creo que la gente se está dando cuenta de que el fútbol femenino también es un fútbol que gusta verlo, que cada vez hay más estadios llenos, y creo que la sociedad se está dando cuenta de que, con el fútbol femenino, las niñas ya pueden tener sus referentes futbolistas, pueden soñar con jugar en Primera y ser jugadoras profesionales”. Por lo tanto, ese es, para Ocón, el camino a seguir: “que la gente tolere más esas cosas y que no haya tanta desigualdad”. Y, hablando sobre referentes, la cordobesa las tiene claras: “Alexia Putellas es una referente para todas las niñas, pero una jugadora que me gusta mucho es Aitana Bonmatí. Para mí, es la próxima Balón de Oro”.
Precisamente fue Aitana la que levantó de sus butacas a los cordobeses en el último partido de la selección. “Fue espectacular”, recuerda Ocón, que no se puede “ni imaginar cómo lo vivieron las chicas de la selección” en un “récord histórico de asistencia y, además, aquí en Córdoba”. “Poco a poco creo que se está consiguiendo”, reconoce la jugadora del Córdoba CF, destacando que cuando ellas juegan en El Arcángel sienten también “el calor de la gente”, y que amigos suyos que no habían visto eso nunca “les pica el gusanillo de venir a vernos y comenzar a seguir el fútbol femenino”.
Todo ello, pese a que la protagonista de este ATENEAS apenas alcanza los 22 años de edad. La madurez de Ana Ocón va acorde con el juego que ha demostrado, y que aún tiene por demostrar, en sus botas. Por ello, cuestionada sobre los objetivos más próximos a nivel personal, no piensa en otra cosa que no sea seguir avanzando en su trayectoria como futbolista ya que, “como toda jugadora profesional, mi meta es aspirar a la máxima categoría del fútbol femenino. Por lo tanto, de aquí a cinco años, más allá de cumplir sus metas, espera acabar ”en un sitio donde esté muy feliz, muy alegre y consiguiendo los objetivos propuestos“. De igual manera, para su actual equipo -y el de su vida-, el Córdoba CF, espera que los objetivos a corto plazo se cumplan, ya que deben ”salvar la categoría y estar en los máximos puestos de la clasificación“.
Así finaliza la entrevista con una de las máximas referentes del Córdoba CF Femenino, así como del fútbol femenino en la ciudad de Córdoba. Una ciudad que, poco a poco, ha ido creciendo en afición al deporte, y que demostró el pasado 26 de septiembre, con un estadio El Arcángel a rebosar, que el apoyo a las jugadoras de la selección española es total. Ahora, al igual que las futbolistas de la roja, el siguiente objetivo es dar un nuevo paso. Para Ana Ocón, el siguiente paso es seguir creciendo en su carrera. Una carrera que ya, pese a su corta edad, acumula grandes momentos de ilusión, felicidad y objetivos cumplidos.
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