Un bebé, una entrada y un lío más para el Córdoba
El cobro de 10 euros a una pareja de Jaén por el acceso al Estadio de Lucena de un niño de tres meses se convierte en polémica nacional | El Córdoba, anfitrión del partido de Segunda B
José Camacho e Irene Bueno se desplazaron desde Jaén a Lucena para ver a su equipo enfrentarse al Córdoba B, en partido de la Segunda División B. El filial blanquiverde dejó su hogar habitual, El Arcángel, por el tratamiento de mejora que está siguiendo el césped. En el recinto de la localidad aracelitana llevó a cabo su habitual política de acceso al estadio... y lo hizo con todas las consecuencias. Obligó a pagar su localidad -10 euros- a un bebé de tres meses que iba con sus padres. Esta actuación provocó las protestas del matrimonio y de otros aficionados, que vieron cómo en las taquillas se les exigía el pago de su localidad a bebés de meses. No es la primera vez que esto sucede. También se han dado casos en partidos disputados en El Arcángel.
Según denunciaron los seguidores jiennenses, también se les impidió entrar con el carrito del bebé. En cuanto el caso se hizo público a través de las redes sociales, llegaron nuevas denuncias de afectados y, como era de esperar, un aluvión de críticas. ¿Es la medida legal? Según el Córdoba CF, sí. El club se ampara en la ley (art. 17 RD 203/2010) que obliga a todo espectador que asiste a un espectáculo a tener una entrada en cumplimiento de unas normas de seguridad. Otro asunto es el precio. En la misma normativa de seguridad se sustenta la prohibición de entrar al campo con el carrito del bebé. Sea como fuere, el revuelo fue enorme en el Estadio de Lucena y despertó la indignación de la directiva del Jaén, encabezada por Higinio Vilches, que no se sentó en el palco y decidió situarse junto a sus aficionados en un gesto de solidaridad.
Las fotos del matrimonio con el bebé y las del niño con la entrada de diez euros en su carrito se hicieron virales por las redes. El partido entre el Córdoba B y el Real Jaén terminó, por cierto, con empate a uno. Hoy casi nadie habla de él. El protagonista es un niño de apenas tres meses al que obligaron a pagar -a sus padres, obviamente- diez euros por ver un partido que tendrán que contarle dentro de unos años.
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