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Felipe Reyes, en el adiós: “Mi amor por el baloncesto sigue intacto”

Felipe Reyes posa junto a Florentino Pérez ante parte de sus títulos

Rafael Ávalos

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Consumada queda definitivamente. Su retirada es un hecho, ya de forma oficial, desde este jueves. Así es después de un emotivo acto de despedida y homenaje celebrado en la Ciudad Deportiva del Real Madrid, el club del que es el jugador con más partidos disputados. Por duro que sea, es inevitable el final, que esta vez asume Felipe Reyes, una de las figuras más relevantes de la historia del baloncesto español, sobre todo de la reciente. El cordobés cierra su trayectoria profesional, una de las más brillantes que puedan encontrarse, con el cariño, respeto y admiración de la entidad de su vida, de sus compañeros y, sobre todo, de su familia pero también de rivales.

La cita ha servido para dar forma real a un adiós que se conocía desde tiempo atrás y que tuvo presencia en los medios, entre ellos CORDÓPOLIS, el miércoles. Pero no ha sido sólo para despedir a uno de los más laureados jugadores del baloncesto nacional, miembro de la sobresaliente generación de los Júnior de Oro, sino para reconocerle cada uno de sus logros. En su hoja de servicios tiene más de una veintena de títulos y una decena de medallas, una de ellas un histórico oro en el Mundial de 2006. Muchos de los trofeos conseguidos con el Real Madrid, por cierto, han estado presentes en el escenario elegido para su marcha. Un vídeo con imágenes de su carrera ha abierto el evento, en que enseguida el presidente del club blanco, Florentino Pérez, ha pasado a elogiar al pívot.

El dirigente madridista ha aseverado que Felipe Reyes es “uno de los referentes más importantes del baloncesto europeo” y que como tal se retira. “Tu ejemplo y los valores que te han hecho inolvidable van a estar siempre con nosotros”, ha afirmado además Florentino Pérez, quien ha querido aprovechar para recordarle al jugador natural de Córdoba -aunque madrileño de corazón- que es “querido, respetado y admirado por todos, incluso por los rivales”. En su disertación, el presidente del Real Madrid no ha dejado de repasar el historial del que, para ir un poco más allá, ha dicho es “uno de los más grandes de la historia” en España. “Un jugador de leyenda y, por cierto, un ser humano excepcional”, ha terminado por definirle el mandatario.

Pero el momento más esperado era, sobre todo desde el miércoles, el mismo en que tomara la palabra el protagonista. “Qué difícil”, ha expresado nada más situarse ante el atril. “Me llega el momento que ningún deportista quiere que llegue, pero yo lo recibo con mucha ilusión y muchas ganas porque siempre me he dejado el 100% desde que empecé a jugar al baloncesto”, ha asegurado al comienzo de su intervención. “Mi amor y mi pasión por el baloncesto siguen intactos”, ha añadido poco después. Incluso ha admitido el pívot que la decisión se produce aun cuando piensa que puede continuar al menos una temporada más en las canchas. “En la vida todo acaba. Aunque mi cabeza y mi cuerpo digan que puedo dar un poco más, ha llegado el momento”, ha insistido. Ha confesado no tener muy claro de qué forma dirigir sus pasos ahora. Dos cosas son las que tiene claras, eso sí: “Quiero dar al baloncesto parte de lo que me ha dado pero ahora será mi familia la que ocupe mis días”.

Tras su primera mención a la familia ha iniciado Felipe Reyes un extenso capítulo de agradecimientos, con especial énfasis a su mujer e hijos, sus padres y sus hermanos, entre ellos un Alfonso Reyes orgulloso tras la mascarilla. Ha sido en estos momentos en los que más emocionado ha estado el cordobés, que ha debido detenerse en más de un instante para contener los sentimientos. “Te tengo presente cada día, sé que hubieses disfrutado muchísimo con los logros que no pudiste ver”, ha querido dirigirse a su padre, fallecido hace unos años. Y al final, el mensaje más importante. “Durante estos años he aprendido algo que es más importante que todos estos títulos, a no rendirme nunca, a saber que el talento sin esfuerzo no sirve de nada”, ha sentenciado antes de pedir a los más jóvenes que disfruten y hagan caso de sus entrenadores y de los veteranos en sus vestuarios. Cerrada su intervención, el pívot, una leyenda viva del baloncesto español, ha recibido la insignia de oro y brillantes del Real Madrid. Y así ha puesto punto final a casi un cuarto de siglo de carrera profesional admirada tanto por sus seguidores como por los contrarios.

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