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ENTREVISTA

El Perrete, cantaor jondo: “¿Antiguo? No, perdona, mi cante es vintage”

Entrevista a Francisco Escudero 'El Perrete'

Juan Velasco

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Decía Francisco Escudero (Badajoz, 1992), conocido en los círculos flamencos como 'El Perrete', cuando ganó el Premio Nacional de Arte Flamenco de Córdoba en 2019 que este tipo de galardones son muy importantes sobre todo para los que, como él, no vienen “de casa cantaora o de un apellido”. Dos años y pico después de aquella charla, El Perrete sigue combinando la enseñanza de flamenco y sus conciertos y recitales, pero su estatus está consolidado ya como una de las voces más interesantes de la hornada más culta del cante jondo contemporáneo.

Una voz, además, que guarda como un archivo los cantes de su tierra. Eso es lo que le ha traído este lunes a participar en una de las clases magistrales de la Cátedra de Flamencología de la UCO, poniendo su garganta al servicio de una ponencia titulada Geografía Flamenca: Extremadura.

PREGUNTA. ¿Qué dirías tú que distingue al cante extremeño?

RESPUESTA. Yo creo que la forma de interpretar. Más que las voces, la forma de cantar. 

P. ¿Tiene similitudes con el cante de Córdoba, que geográficamente está muy cerca?

R. Según la parte donde vayas. Por cercanía y por ciertos cantaores antepasados, se puede dar una similitud. Pero, sobre todo, por los estilos y por las vivencias de cantaores como Porrina. Pero fíjate, el cante granaíno se parece mucho al nuestro. Y es una punta y otra. Pero eso lo crea la forma de cantar que tuvo Porrina y la ligazón a Granada. 

P. La sombra de Porrina es muy alargada. ¿Es algo totémico no?

R. Yo creo que sí. Porque, mientras en Jerez o Sevilla se empezó antes a profesionalizar el flamenco, hasta que Porrina no salió no ocurrió eso en Extremadura. Y luego tenía tanta personalidad… Sí que es verdad que, a raíz de ahí, uno empieza a investigar y encuentra mucho referente aparte de Porrina, pero claro, fue tan grande que ha marcado.

P. Tú, además, eres experto en cantes de laboreo. Aunque a los flamencos os de pavor la palabra experto.

R. Claro (Se ríe). Intentamos estar a la altura. 

P. ¿Y se están perdiendo este tipo de palos? 

R. Hubo un momento que parecía que sí pero ahora hay una gama de cantaores jóvenes que estamos volviendo a ponerlos en la palestra. Sí que es verdad que, con otros colores, con guiños entre cantes y cantes. Pero yo veo que está volviendo. A mí me gusta ver recitales de gente que empieza y en muchas propuestas me sorprende que hay cantaores y cantaoras que hacen guiños. Y, sobre todo, está volviendo a interesar.

P. Todo el flamenco tiene una perspectiva antropológica, pero este tipo de palos están directamente vinculados a una cultura que ya está, no digamos desaparecida, pero sí superada por el avance de la propia sociedad.

R. Totalmente. Es que hoy en día, aunque pervivan esas labores, ya no es la mano del hombre. Hoy es una mano mecánica. Se ha cambiado a la mula por el tractor y la yunta por el arao mecánico. 

Veo unas ganas de aprender tremendas y también veo muchas ganas de fama inmediata

P. Quizá por ello son más difíciles de actualizar estos cantes.

R. Depende. Es como tú se lo vendas a la nueva generaciones. Porque, a lo mejor no se hacen unas letras con la temática de esos cantes, pero sí recordando lo pasado y ofreciéndole una musicalidad que a lo mejor antes no se veía. Es curioso y me pasa en muchos recitales, que me llega la organización y me dice: “Oye, aquí no vayas a meter los cantes más matrices”. Y yo le digo: “Eso déjenme experimentarlo a mí”. Yo, con hacer uno, sé si gusta o no gusta. Y después, no es que no guste el cante, es que quizá no sea la forma adecuada de mostrárselo a la sociedad hoy día. 

P. Explícate.

R. Hombre, según el sitio en el que estés, tienes que mostrarte de una forma o de otra. No es llegar y “soleá”. Es de qué modo, cómo la vas a contar, cómo la vas a interpretar, cómo vas a jugar esa baza con la soleá. Porque no te van a entender igual en Jaén que en Jerez. Hay formas distintas de entender el cante y creo que el artista debe fijarse en eso. Una vez que el público te entiende, te lo acepta todo. Porque el público está en ti y en lo que tú quieres comunicarle. Eso ocurre en esos cantes de laboreo. Y hoy hay jóvenes haciendo esos cantes de laboreo. Algunos me llaman a mí, y yo les digo a todos: “Cuéntalo, comunícalo”. 

P. Son muy potentes a nivel de imaginario. Sobre todo de conexión con la naturaleza.

R. Puff. Total. 

P. Quizá convendría recuperarlos, sobre todo ahora que no paramos de hablar de macrogranjas. Habría que recordar que hay letras que son de cantarle a las reses.

R. Claro. Es que todo está ahí. A mí me hace mucha gracia cuando me dicen que mi cante es antiguo. ¿Antiguo? No, perdona, mi cante es vintage. Es que, si dices antiguo no gusta, pero si dices vintage, qué flow ¿no? Y es lo mismo. Todo está en la raíz.

En muchos recitales me llega la organización y me dice: “Oye, aquí no vayas a meter los cantes más matrices”

P. ¿Cómo ves el flamenco actualmente, tú que además eres profesor?

R. Yo lo veo muy bien. Lo veo muy sano porque lo vivo en mis carnes. Hay de todo, como en tos laos. Pero hoy día veo unas ganas de aprender tremendas. Y también veo muchas ganas de fama inmediata, lo cual es contraproducente. Pero yo, que tengo la suerte de apoyar a jóvenes, tengo niños de ocho años que me preguntan por los cantes por malagueñas y que te dicen que se van a escuchar a Caracol. Que tú dices, ¿qué maravilla no?

P. Hombre, eso en un niño de ocho años… 

R. Sí, y cosas de esas las vivo a diario. Pero es por cómo tú se lo planteas. Escuchan a Caracol y luego tienen a mano artistas tan grandes como Mayte Martín, Miguel Poveda, Jesús Méndez o Antonio Reyes, que estamos con ellos en las redes. Entonces, es muy fácil acceder a los artistas de hoy y eso es una motivación más. Sí que es verdad que a lo mejor hay más estudio y no sé si menos inspiración, pero yo en este caso pienso que lo importante es lograr el equilibrio.

P. Los estudios igual no hacen el duende pero estoy seguro de que no lo quitan.

R. Evidentemente. Ahí está el caso. Yo se lo digo a mis alumnos: A mí me gusta tener recursos, no me gusta tener cantes. Es como el guitarrista: la técnica no quita duende, al revés, ayuda a que venga el duende. En el cante es vital tener recursos porque, por desgracia o por suerte, el público no se mantiene sólo con un cante que le de un artista. Hoy tienes que estar preparado. 

P. ¿Y qué tal es para ti volver a Córdoba, la ciudad donde te llevaste el Premio Nacional?

R. El Premio Nacional de Córdoba supuso que creyeran en mí. Un Nacional de Córdoba habrá gente que lo valore y quien no lo valore. Pero el que lo valora sabe lo que es y el que no lo valora, aunque le pique, también sabe lo que es. Ese premio supone mucho. Mira, supone que yo hoy sea artista a tiempo completo. Y, sin ese espaldarazo en ese momento, no sé si yo hoy tendría que buscarme las papas de otro modo. Y eso es importante, yo estoy empecinado en la idea de que si crees en ti, debes dedicarte a tiempo completo. Y ahí se ven los pros y los contras del arte. Y hay que pagar un peaje, pero, somos dueños de lo que queremos. 

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