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Eduardo Mendoza: “La clase media es una engañifa, Dios creó ricos y pobres”

Eduardo Mendoza antes de pasar por Cosmopoética, en una imagen de archivo

Juanjo Fernández

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Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943) acaba de publicar Transbordo en Moscú (ed. Seix Barral) con la que cierra la trilogía de su personaje Rufo Batalla que inició en 2018 con “El Rey recibe” y continuó en 2019 con El negociado del yin y del yang. En esta tercera entrega encontramos a un Rufo Batalla más asentado, más reflexivo, que acaba de casarse con una rica heredera de la burguesía catalana y parece haber atemperado su espíritu aventurero. Sin embargo, aún tiene tiempo para alguna “golfería”, como dice su propio creador. 

Mendoza, utilizando a su personaje Batalla como un alter ego, nos pasea en Transbordo en Moscú por ciudades como Viena, Berlín, Londres, Nueva York o la Barcelona prodigiosa que prepara los Juegos Olímpicos.

Al autor se sirve así para recorrer acontecimientos que marcaron el último cuarto del siglo pasado como la Caída del Muro de Berlín, la desintegración de la URSS, la Transición Española y aquellos años 90 en que nos creíamos imparables.

En ese devenir de Rufo Batalla por el final del siglo XX “se asisten a muchos cambios, muy importantes, también a cierto desaliento”, nos explica su autor a través de un encuentro virtual. Mendoza admite que “las cosas salieron mejor de lo podíamos pensar”.

El Premio Cervantes de 2016 siempre ha utilizado el humor y la ironía en su obra, una de sus características más valoradas. Mendoza admite “que me sale así; el humor nos sirve para poner distancia ante los acontecimientos, dicho con humor se puede hablar de todo” y admite que “así se permite un diálogo, una complicidad con el lector”. “No puedes soltarle un catecismo”.

Creo que ya lo he dicho todo

Eduardo Mendoza Escritor

La trilogía que protagoniza Batalla la ha escrito Mendoza a un ritmo más acelerado de lo que es su costumbre, por eso dice “me gustaría que Rufo acabase aquí; ya vendrán otros para contar el siglo XXI con más perspectiva”.

“Yo creo que ya lo he dicho todo”, afirma Mendoza; pero no acabamos de creérnoslo de un autor que confiesa que escribe “con una mezcla de plan e improvisación”; así que todo puede ocurrir.

Piensa el escritor que su alter ego es un observador, un miembro más de eso que llaman “clase media” a la que Mendoza define como “una clase que se autoalimenta, es una clase de autoayuda” y con su fino sentido del humor remata diciendo que “la clase media es una engañifa; Dios creó ricos y pobres”.

Mendoza, que se confiesa socialdemócrata, admite que es un sistema que ha servido para reducir desigualdades en Europa a lo largo del siglo pasado; pero admite también que “Europa ha sido muy depredadora, protagonista de exterminios y el sitio donde se empiezan y se terminan las guerras” y remata: “Europa que se vaya ya a una residencia y que se quede”.

Apenas algo y no me entero de casi nada

Eduardo Mendoza

Al escritor barcelonés le preguntamos también por la persecución que sufren algunos escritores o gentes de la cultura en Cataluña por sectores independentistas y admite que son “hechos ciertamente graves; pero anecdóticos. No deberíamos de dramatizarlos, vienen de sectores muy internos”. “En el mundo literario catalán siempre ha habido normalidad, amistad. Deberíamos de centrarnos en lo que de verdad importa y dejar de pelearnos”.

Nos dice esto antes de rematar: “Si yo apenas salgo y no me entero de casi nada. Yo sólo quiero estar como Rufo Batalla: reírme solo y que me den dinero por ello; él se casa con una mujer rica, yo no, pero las situaciones se parecen”.

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