Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
ENTREVISTA

Julia Navarro: “A mí me ha divertido que Carmen Mola sean tres caballeros”

Julia Navarro

Juanjo Fernández

0

De ninguna parte (Plaza y Janés) es la más reciente novela de Julia Navarro, una autora de reconocido éxito que aborda en su última entrega temas que ni a ella ni a nosotros nos son ajenos: el desarraigo de las personas desterradas, la inmigración, el fanatismo religioso o el papel de los medios de comunicación ante las amenazas globales.

Navarro ha escrito lo que ella define como una novela “de acción y de reflexión”. La escritora con pasado indisoluble de periodista mantiene una conversación con Cordópolis que, si su agenda se lo hubiera permitido, hubiera durado más

PREGUNTA: ¿Cómo se planteó una novela así, con tantos planos de lectura?

RESPUESTA:  Esta es una novela en la que yo planteo porqués. Yo escribo porque me interesa indagar en la condición humana, me ayuda a viajar a esas zonas de claroscuros que todos llevamos dentro. Y sobre todo hacerme preguntas que a veces no tienen respuestas. Son preguntas que me hago a mí misma y, a la vez, son interpelaciones a los lectores por si las encuentran. Yo nunca doy respuestas.

P: Hay un conflicto claro al que aún no sabemos dar respuesta…

R: Esta novela plantea qué está pasando con esta brecha cada vez más profunda entre Oriente y Occidente y si estamos dando respuesta a problemas como el de la inmigración, la de esos miles de refugiados que vienen a vivir entre nosotros ¿Les estamos tratando con la dignidad que merecen? ¿Estamos facilitando que se integren en nuestras sociedades? Y, en tercer lugar, ¿qué papel desarrollan los medios de comunicación en la sociedad actual? Son los tres ejes de esta novela. Una novela de acción; pero también de reflexión.

La cultura no es lo mismo que la costumbre

P: Hemos creído leer planos que funden geopolítica, inmigración, aceptación personal y aceptación social… ¿signos de nuestro tiempo?

R: Es una novela donde se junta el terrorismo, donde se apunta también el problema del desarraigo, donde se cuestiona qué tipo de Europa estamos construyendo.

P: Todo ello siguiendo a los personajes Abir, musulmán y a Jacob, judío. Pero todo no es tan sencillo…

R: Lo que yo hago es acompañar a ese personaje, Abur, en todo su desarrollo vital, desde un campo del Líbano hasta Bruselas, cuando, años después pone en jaque a los gobiernos occidentales con sus acciones terroristas. A través de esos hechos busco sus porqués; lo que no significa que con esos hechos exonere al personaje de que sea un asesino, que se haya convertido en un monstruo. En absoluto hago eso.

P: Y, frente al espejo, la figura de Jacob…

R: Sí, el otro eje, que viene de una familia socialmente acomodada… Se le crea un problema de identidad, otra confusión. Es un judío educado como católico. Sus vidas corren en paralelo.

P: Hay algo de determinismo en la construcción de los personajes, pero también psicoanálisis ¿no cree?

R: Claro. Para conformar los personajes. Creo en la libertad del hombre, pero las circunstancias nos marcan. A veces no somos lo que queríamos ser. Hay piedras en la mochila que siempre llevaremos.

P: ¿Cree que esa Europa de la interculturalidad que nos han querido vender es una “milonga”?

R: Creo que hay que distinguir entre cultura y costumbres. A veces metemos en el mismo saco las dos cosas. La cultura de otros pueblos es fascinante y debemos mantener la mirada abierta a esas manifestaciones culturales: la música, las artes, las expresiones gráficas… y las costumbres son otra cosa. A veces metemos en el mismo saco todo: “Es que aquí casamos a las niñas con 12 años; es que se visten cubriendo el cuerpo de la cabeza a los pies…” No. La ablación del clítoris no es cultura; es una costumbre absolutamente salvaje. Hacia la cultura, como expresión artística, como literatura, como expresión oral, no sólo todo el respeto, sino todo el interés, porque tiene mucho que enseñarnos y nosotros tenemos mucho que aprender; pero lo otro, no.

P: Pues no está resuelta esa dicotomía…

R: Porque tenemos que ponemos de acuerdo en qué es “cultura” y qué es “costumbre”. La cultura es una manifestación artística, ya sea a través de la pintura, de la poesía, de la fotografía… ahora, la ablación del clítoris no es cultura. Pongamos una frontera entre lo que es una cosa y otra. Porque rebanar el clítoris u obligar a que su hija se case es una costumbre. Costumbre que yo combatiré, porque atenta a los más fundamentales derechos humanos.

El afán por reescribir la Historia es absurdo

P: Pues ya que está aquí en Córdoba, donde tiene raíces, le diré dos palabras: Mezquita y Catedral. Bueno, tres: Mezquita-Catedral.

R: No se puede reescribir la Historia. A mí me gusta el mundo clásico y algunas de las bonitas ermitas que yo he visto están construidas sobre mezquitas, como cuando llegan los otomanos a Grecia. El hombre va construyendo sobre otras cosas. Pelearnos sobre qué fue antes, el huevo o la gallina, es bastante absurdo. El afán por reescribir la Historia es, insisto, absurdo, porque nos metemos en un discurso absurdo. La historia de la humanidad es una historia de migraciones y una historia de conquistas de unos pueblos sobre otros. No podemos darle a la “moviola”.

P: Aprovecho para preguntarle por las recientes declaraciones de Otegi a los diez años del fin del terrorismo etarra. Dice que “siente el dolor de las víctimas” ¿Qué le parece?

R: Entiendo que para muchas víctimas esa declaración sea insuficiente. Él ha lamentado el dolor ajeno aunque no ha perdido perdón. También Otegi ha ido más lejos de lo que en su vida pensaba que iba a ir, pero entiendo que piensen que sea insuficiente. Lo importante son las víctimas. Son ellas las que tienen que decir si es o no suficiente. No me voy a poner a aplaudir a Otegi, pero bienvenido sea a la causa…, digamos, de la democracia. ¡Eh, pero eso no lo exonera de todo el dolor que le han provocado a este país!

P: Y, oiga, ¿qué le ha parecido el “caso Carmen Mola”?

R: Me ha parecido, realmente, muy literario. Que Carmen Mola sean tres caballeros es como si ellos se hubieran escapado de una novela de las que escriben. A mí me ha divertido mucho y me ha parecido muy interesante y reconozco que, los tres juntos, han creado una serie de libros que ha conquistado muchos lectores, así que mis más sinceras felicitaciones.

Etiquetas
stats