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Corto Maltés, el marino que vivió en la Judería y que renace en la Casa de Sefarad

Exposición de Corto Maltés | TONI BLANCO

Alejandra Luque

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Casa Sefarad y los colectivos de acción cultural Ciudad Creativa y Killer Toons han organizado unas profusas jornadas con las que quieren dar a conocer la historia que enlaza al marino de cómic Corto Maltés y a su creador, Hugo Pratt, con Córdoba. El 10 de julio de 1967 se publicó la primera entrega de La balada del mar salado en la revista Sergent Kirk, una efeméride que el pasado año no tuvo ningún reflejo en Córdoba. Todo ello a pesar del influjo que Pratt tenía de la ciudad y de cómo fue imbricando la historia de Corto Maltés con la idiosincrasia cordobesa. Ahora, con estas jornadas tituladas Corto Maltés vuelve a Córdoba, los colectivos organizadores realizan este homenaje a un aventurero peculiar que vivió sus primeros años en Córdoba y cuyo nombre fue propuesto, incluso, para sustituir a la calle con denominación franquista José Pemán.

El director de la Casa Sefarad y comisario de la exposición de estas jornadas, Sebastián de la Obra, es un apasionado de las vidas de Corto Maltés y de Hugo Pratt. No sabemos si el personaje ha superado en esencia a su propio creador o si Corto Maltés vivió la vida que le hubiera gustado a Pratt. Esa equidistancia es una de las claves de esta exposición, que incluye las serigrafías Corto en Cordoba, de Hugo Pratt, carteles de la exposición que hizo el historietista italiano en las séptimas Jornadas de Cómic de Córdoba, así como una amplia selección de material y documentos.

En todo este material, De la Obra asegura que el visitante encontrará “una gran cantidad de referencias” a Córdoba ya que no hay que olvidar que Pratt situó la infancia del personaje en la capital cordobesa, donde fue iniciado en el estudio del Talmud, el Zohar y la Cábala por el rabino Ezra Toledano. A los diez años, una gitana amiga de su madre quiso leerle la mano en el Patio de los Naranjos y descubrió que no tenía línea de la fortuna. Después de esa escena partió de Córdoba, ciudad a la que regresó pasado el tiempo.

Para ilustrar ese regreso, Pratt incluye en sus cómics todo un conjunto de referencias culturales de Córdoba que bien merecen su reconocimiento, desde una descripción de la Judería hasta una clara alusión a los patios, al mes de mayo y a la Mezquita-Catedral. Cada vez que atravieso la Mezquita y su bosque de columnas, siento un sordo resentimiento al pensar en la armonía que el exceso barroco de los obispos triunfadores rompió. Así describe Pratt el sentimiento de Corto Maltés, quién sabe si también el suyo propio, al caminar por el interior del monumento.

Además de ofrecer estas localizaciones tan precisas, el director de la Casa de Sefarad también incide en una cuestión significativa de Pratt. A pesar de su carácter tan internacional, “ya que vivió en lugares como Estados Unidos, Francia o Suiza, introduce en la vida de Corto Maltés un cante tan difícil y tan ancestral como es la petenera”. Y esa inclusión está presente en la exposición a través de una serigrafía en las que podemos leer el comienzo de este cante tan popular: ¿Dónde vas bella judía tan compuesta y a deshoras? Voy en busca de Rebeco, me espera en la Sinagoga.

Cortó Maltés marcó un antes y un después en el cómic de aventuras porque, a pesar de pertenecer a este género, su personaje no era ningún héroe. Pratt nunca lo dibujó así. En cada uno de los números, Corto Maltés se convierte en un observador del tiempo que le toca vivir. Participa de él en ocasiones, pero tampoco se muestra ambiguo en sus valores y su manera de pensar. Es amante de la libertad, “nostálgico, áspero de carácter y comprometido ya que se alistó a las brigadas para defender la República hasta desaparecer en la batalla de Terual”, cuenta De la Obra, quien recuerda que cuando se le preguntaba a Pratt sobre el paradero de Corto Maltés, éste siempre respondía que “no ha muerto; simplemente ha desaparecido”.

Además de esta exposición -que se ha visto enriquecida con aportaciones individuales-, las jornadas prevén para este sábado una ruta guiada por el casco histórico de la ciudad para conocer los lugares en los que Pratt situó a Corto Maltés. La salida será desde la Plaza Jerónimo Páez, junto a la Casa del Judío. Asimismo, la programación de estas jornadas también incluye un debate sobre la intención que tuvo el historietista por localizar en Córdoba un Corto Maltés. A pesar de que Pratt presentó una propuesta a las instituciones, ésta nunca se llegó a realizar. Este hecho servirá para reflexionar sobre la posición del cómic en el arte y la importancia de éste en la construcción de la identidad de las ciudades.

Por otro lado, el 27 de octubre se realizará otro paseo para intentar encontrar el patio secreto al que Pratt se refería en una de las historias de Corto Maltés, y el 3 de noviembre se inaugurará una última exposición en la que se busca mostrar a Pratt paseando por Córdoba mientras imagina a su personaje. Esta exposición está dirigida a cualquier persona interesada y se podrá plasmar en cualquier formato: ilustración, imagen, vídeo. Las obras se podrán entregar hasta el 31 de octubre.

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