Un juzgado de Córdoba investiga la venta de dos falsificaciones de Sorolla y una de Picasso

Un juzgado de Córdoba ha abierto una investigación para esclarecer la venta de dos falsificaciones de Joaquín Sorolla y una de Pablo Picasso. Por el momento hay cuatro personas investigadas por su papel en la transacción, tres hombres que participaron en la venta y una historiadora del arte. Todo ello, después de que la Policía Nacional tomara las riendas de la investigación a petición de la persona que quiso hacerse con los cuadros pensando que eran auténticos.
Según la información que ha podido obtener este periódico y que ha confirmado con fuentes cercanas a la investigación, los cuadros que se ofrecían eran réplicas sin valor de Playa de Valencia y Niños en la playa, de Joaquín Sorolla, y de Le petit Pierrot, de Pablo Picasso, y la transacción abortada comenzó a fraguarse hace un año.
Concretamente, en febrero de 2024, el denunciante se reunió con dos de los encartados en un hotel para examinar las tres obras y la documentación que supuestamente acreditaba su autenticidad. Al día siguiente, se llevó a cabo una nueva reunión donde supuestamente se entregaron 10.000 euros como depósito por los tres cuadros, aunque esta cantidad llegaría a los 30.000 euros en días sucesivos.
Siguiendo el relato del denunciante, en ese momento se redactó un documento donde se especificaba que la compra definitiva se realizaría el 18 de marzo de 2024 y se fijó el precio de 280.000 euros por la compra de los tres cuadros. Los vendedores entregaron presuntos peritajes de las obras, fechados el 5 de marzo de 2024, supuestamente elaborados por una historiadora del arte natural de Jaén. Posteriormente, el 5 de abril de 2024, se entregó más documentación, incluyendo presuntas copias de certificados de autenticidad de las obras de Sorolla y Picasso, con membretes de Sorolla Expertos y Picasso Authentification, que, según se demostró a posteriori, resultaron ser falsas.
Y es que, ante las dudas que le habían surgido, el comprador acudió a comprobar la autenticidad a Blanca Pons-Sorolla, experta en la obra de Joaquín Sorolla, quien le envió un correo electrónico confirmando que las dos obras atribuidas a Sorolla eran falsas.

Una experta en Sorolla desacredita los cuadros
La experta analizó las pinturas y determinó que sus dimensiones no coincidían con las originales del catálogo del Museo Sorolla, y añadió que eran falsificaciones de pequeño formato que han estado circulando desde 1992. La información chocaba de lleno con el hecho de que, presuntamente, las obras venían tanto con un peritaje de una experta como con certificados de autenticidad.
Con la nueva información encima de la mesa, el comprador siguió intentando recopilar pruebas de la falsedad de las obras, de manera que no acudió a la Policía Nacional hasta julio del año pasado. En ese intervalo de tiempo, según el denunciante, ya puso en conocimiento de los vendedores que los tres cuadros eran meras falsificaciones.
Finalmente, fue la Unidad de Policía Nacional adscrita a la Comunitat Valenciana-Grupo de Patrimonio Histórico la que tomó cartas en el asunto, e inició la identificación de los presuntos autores de la estafa, comprobando, además, que algunos de ellos tenían antecedentes penales por delitos similares.
Además, la policía analizó la documentación aportada por los vendedores y confirmó que los certificados de autenticidad de las obras de Sorolla y Picasso eran falsos. Para ello, solicitó la colaboración de expertos para analizar las obras de arte y determinar su autenticidad. Blanca Pons-Sorolla volvió entonces a dictaminar que las obras atribuidas a Sorolla eran falsificaciones. Asimismo, el Museo Casa Natal Picasso de Málaga confirmó que la obra de Picasso era una serigrafía comercial y no una pieza original.

Incautación de las obras
La Policía llamó a declarar a todos los investigados, aunque, de los cuatro, solo la historiadora del arte accedió a prestar declaración, negando cualquier participación en la presunta trama. Los otros tres se negaron a testificar ante los agentes.
Por su parte, las tres obras de arte falsificadas fueron intervenidas y depositadas en las dependencias del Grupo de Patrimonio Histórico de la Unidad de Policía Nacional Adscrita a la Comunidad Valenciana. Se solicitó su depósito en el Museo de la Policía para su uso en docencia o para su destrucción, y se propuso que los cuatro implicados fueran investigados por los delitos de estafa, falsificación documental, delito contra la propiedad intelectual y pertenencia a organización criminal.
Los encartados son el propietario y vendedor de las obras, que cuenta con antecedentes por falsificación de moneda; el abogado del vendedor, que cuenta con antecedentes por estafa y blanqueo de capitales; el intermediario en la venta, con antecedentes por malos tratos en el ámbito familiar; y la historiadora del arte que supuestamente firmó los informes de autenticidad iniciales, con antecedentes por reclamación judicial.
Los hechos ya han sido puestos en conocimiento de la autoridad judicial, que ha iniciado la instrucción de una causa penal contra los cuatro investigados.

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