Trasladan a la cárcel de Córdoba al 'capo' de la droga detenido en La Línea de la Concepción
Antonio Tejón, el líder de la organización criminal conocida como Los Castañas, ha sido trasladado a la cárcel de Córdoba entre fuertes medidas de seguridad, según han confirmado fuentes de Instituciones Penitenciarias. Este capo de la droga en el Campo de Gibraltar, que llevaba 19 meses fugado de la justicia, ingresó en la prisión de Botafuegos, en Algeciras (Cádiz) tras ser arrestado por la Policía Nacional en La Línea de la Concepción.
El traslado se produce por orden de Instituciones Penitenciarias, que teme por la seguridad del preso. En Córdoba, se le aplicará el protocolo de especial vigilancia, dadas sus características. Así, los funcionarios tendrán que estar permanentemente pendientes de él y su contacto con otros presos será muy limitado, confirman las fuentes.
El jefe del clan de Los Castañas levaba huido desde finales del año 2016 cuando se llevó a cabo la operación Ronal que permitió la detención de 30 personas y la incautación de una tonelada de estupefaciente y 350.000 euros en efectivo.
Tras numerosas gestiones, los agentes tuvieron conocimiento que el detenido frecuentaba una vivienda situada en la localidad gaditana y establecieron un dispositivo de vigilancia en el que les llevó a contrastar tal información. Las gestiones fueron complicadas debido a la ubicación donde se encontraba el investigado, en una zona con calles angostas y donde residen otros individuos relacionados con él, así como al breve espacio de tiempo que permanecía en el inmueble y a las medidas de seguridad que utilizaba para entrar y salir, que eran reforzadas por terceras personas desconocidas por los investigadores.
El dispositivo policial para su arresto se puso en marcha en la noche del miércoles. Más de cien agentes se desplegaron en la zona para garantizar el éxito de la operación, prevenir posibles altercados y realizar la entrada y registro en dos inmuebles. El arrestado fue finalmente localizado y detenido en el interior de una de las viviendas.
30 detenidos a finales del 2016
Un dispositivo formado por más de 150 agentes permitió la detención en Cádiz y Marruecos de 30 miembros de “Los Castañas” en un operativo culminado a finales del año 2016. Los agentes registraron entonces 21 domicilios y naves en la provincia gaditana. Los agentes se incautaron de una tonelada de hachís, 350.000 euros en efectivo, 16 vehículos, tres embarcaciones semirrígidas, varias armas de fuego, 17 inmuebles por valor de tres millones de euros y se han bloqueado 24 cuentas pertenecientes a diferentes personas físicas y jurídicas.
A pesar del amplio dispositivo desplegado, varios de los investigados se dieron a la fuga huyendo a Marruecos. Por este motivo, se inició una comunicación bilateral que propició el desarrollo de una investigación conjunta con las autoridades policiales del Reino de Marruecos, coordinada y dirigida por la Consejería de Interior de la Embajada de España en Rabat, al objeto de lograr la detención de los investigados que se encontraban ocultos en el referido país.
Monopolio del tráfico de hachís en el Campo de Gibraltar
La organización conocida como “Los Castañas” monopolizaba el tráfico de hachís en el Campo de Gibraltar y ocultaba la droga inmediatamente después de su desembarco en diferentes fincas de la zona de El Zabal, popular barrio de La Línea de la Concepción. Estos no solamente realizaban transportes para su organización, sino que también cobraban elevadas sumas de dinero alijando toneladas de hachís para distintas organizaciones criminales, gracias a la amplia infraestructura que poseen en la zona de La Línea de la Concepción para llevar a cabo con éxito este tipo de operaciones. Los investigados disfrutaban de un altísimo nivel de vida, realizando viajes de alto coste, acudiendo a grandes acontecimientos deportivos, alojándose en hoteles de gran lujo, adquiriendo coches de alta gama y viviendas de lujo.
Disponían de “narcoembarcaderos”
Fruto de la investigación, se pudo determinar que organizaban habitualmente transportes de estupefaciente utilizando cada vez al menos dos embarcaciones semirrígidas de más de 12 metros de eslora, con capacidad para transportar unas tres toneladas de hachís en cada una de ellas. También se comprobó que utilizaban equipos de transmisiones con los que comunicaban durante el transporte, desembarco, y ocultación del estupefaciente, además de contar con numerosas personas que realizaban las funciones de vigilancia en puntos estratégicos para alertar de cualquier actuación policial.
Igualmente se averiguó que muchas de las viviendas de las que la organización disponía en la zona de El Zabal, eran empleadas para la guarda, custodia y ocultación del estupefaciente. Estas fueron adquiridas por la organización con la intención de cederlas a familias humildes, sin ningún tipo de remuneración económica y sin anotaciones policiales ni relación con actividad delictiva alguna, para que pudieran pasar desapercibidas y no levantar ningún tipo de sospecha. A estas personas se les facilitaba, además de las viviendas referidas, vehículos y dinero a cambio de que realizaran las labores de guarda, custodia y almacenamiento de la droga inmediatamente después de su desembarco.
La organización disponía de al menos dos de los llamados “narcoembarcaderos”, situados en uno de los márgenes del Rio Guadarranque, por donde surtían las embarcaciones con destino a Marruecos y por donde posteriormente eran recogidas tras realizar el alijo del estupefaciente.
Para este fin poseían varias embarcaciones semirrígidas que utilizaba para el transporte del hachís, así como vehículos todoterreno sustraídos que ocultaban en diferentes fincas, preparados para cargar la droga. Tres de estas embarcaciones, de unos 12 metros de eslora y con varios motores de 300 caballos -valoradas en 200.000 euros cada una-, han sido intervenidas durante los registros.
Orden de “llevarse por delante” a quien tratara de detenerlos
Los conductores de los vehículos todoterreno que realizaban la carga del estupefaciente en playa para llevarla hasta el lugar de ocultación (lugares conocidos como caletas o guarderías), habían recibido órdenes de embestir a cualquier vehículo que intentara su interceptación, ya fueran integrantes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o de cualquier otra organización que pretendiera sustraer la droga. En varios de los desembarcos protagonizados por la organización fueron arrollados vehículos policiales uniformados cuando intentaban frustrar el desembarco de la droga, así como pusieron en peligro a particulares que circulaban por la zona.
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