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La historiadora investigada por validar los Sorolla y el Picasso dice que fue “intimidada” por el resto de inculpados

Playa de Valencia, de Joaquín Sorolla

Juan Velasco

9 de febrero de 2025 20:23 h

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El papel de una historiadora del arte que presuntamente validó dos falsificaciones de Sorolla y un Picasso que iban a ser vendidos en Córdoba es una de las claves de la investigación judicial abierta en los juzgados. La Policía Nacional ya advierte en sus pesquisas de que esta mujer podría ser parte de la trama, a la que se le imputan los delitos de estafa, falsificación documental, delito contra la propiedad intelectual y pertenencia a organización criminal.

Ella, por su parte, es la única de los cuatro investigados que ha testificado ante la Policía Nacional, ante la que ha alegado haber sido víctima de una presunta intimidación por parte de los otros implicados en el caso, según ha podido comprobar este periódico, que desveló este domingo que los cuadros que se ofrecían eran réplicas sin valor de Playa de Valencia y Niños en la playa, de Joaquín Sorolla, y de Le petit Pierrot, de Pablo Picasso.

La investigada, originaria de Jaén y con un máster en peritaje de obras de arte obtenido en Madrid en 2008, es, no obstante, una figura clave en la trama, ya que una firma que se le atribuye -y que ella asegura que es falsa- figura en los informes de autenticidad de las pinturas que sirvieron para que el comprador abonara 10.000 euros de fianza antes de investigar por su cuenta la autenticidad de las tres obras.

Además, siempre según el denunciante, llegó a hablar por teléfono con ella -quien niega esta conversación-, y afirma que esta historiadora del arte le “convenció” de que las obras eran originales, tras lo cual, asegura que pagó otros 10.000 euros a uno de los investigados que actuaba como intermediario.

La posible “falsificación” de su firma

No obstante, cuando el comprador descubrió que eran falsas, acudió a la Policía, y los agentes de la Unidad de Policía Nacional Adscrita a la Comunidad Valenciana se pusieron en contacto con la historiadora para preguntarle sobre su presunta expertización de las obras pictóricas. En su declaración, según la información a la que ha podido acceder este periódico, la perito manifiesta que fue contactada para autentificar las obras de arte.

La historiadora del arte asegura que fue uno de los investigados, a quien se refiere como un hombre “de etnia gitana”, quien le hizo el encargo de autentificar las obras. Además, alega que, tras examinar las obras y percatarse de su falsedad, advirtió al Museo Sorolla para que estuvieran al tanto en caso de que alguien intentara venderlas como auténticas.

La investigada, que tiene antecedentes por reclamación judicial, declara haber sido víctima de presuntas “presiones” y “molestias” por parte de los otros involucrados, quienes, según ella, se dedican “al tráfico de obras de arte” y, en ocasiones, “recurren a la falsificación y manipulación” de documentos.

En relación con los informes de autenticidad, la tasadora manifestó a la policía que la rúbrica que aparece en los certificados no es la suya, ya que ella suele firmar con su sello y número de colegiada. La policía, de hecho, ha investigado si los informes fueron falseados o manipulados por los otros implicados, con el objetivo de dar credibilidad a la estafa, que está ya siendo investigada en sede judicial.

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