BOLETÍN | Oasis
Si no sabes de qué te estoy hablando, eso explica, en parte, el cierre de este núcleo creativo autogestionado, que nació en la primavera de 2021 y que cesa su actividad cuando el 2025 toca a su fin.
Cuando echó a andar, casi al mismo tiempo que Plata, otro proyecto similar que también echó el cierre físico hace un tiempo, escribí que, en medio de un desierto, dos o tres gotas de agua son un oasis. Córdoba sigue siendo hoy un desierto para proyectos culturales como Espacio Plástico -que se inspiraba en iniciativas como Harinera o Matadero-. Que se seque una gota es, por tanto, una pequeña tragedia.
Una ciudad que aspire a tener una personalidad cultural propia necesita de proyectos independientes y no puede fiarlo todo a lo institucional, que a menudo vive algo más alejado del público o, como poco, se observa como un sistema cerrado y de difícil acceso por parte de los creadores noveles. Si no hay contrapesos, otros canales de exhibición, la sensación es la de estar pegándote cabezazos contra una pared.
Y peor aún es fiarlo todo a lo institucional en un momento en el que las decisiones políticas en materia cultural son, cuanto menos, caprichosas. De hecho, la última acción de los gestores de Espacio Plástico ha sido firmar un manifiesto para reclamar a la Delegación de Cultura del Ayuntamiento una reunión con el sector cultural de la ciudad para reconducir, si es que es posible, el rumbo errático y aleatorio (random, que dirían los Z) de los poderes culturales a nivel municipal.
Aunque mucho me temo que esa reunión igual nunca se produzca si realmente el sector no toma medidas más drásticas que enviar comunicados de cuando en cuando.
Cuento de Navidad
Paul Auster publicó El Cuento de Navidad de Auggie Wren el 25 de diciembre de 1990 en el New York Times. Cinco años después, Wayne Wang convirtió aquella historia en una de mis escenas favoritas, que suelo ver año tras año cuando llegan estas fechas.
En 2025 se han cumplido 30 años del estreno de Smoke. La película incluye un detalle puramente austeriano que no viene en el relato original. Cuando arranca la escena en la cafetería, minutos antes de contar el cuento, Auggie (Harvey Keitel) lee un periódico cuya portada habla de dos ladrones afroamericanos muertos en un robo. En el pie de foto se puede ver un nombre: Robert Goodwin.
Ese Goodwin no solo es el personaje que desata todo el cuento de Navidad que está a punto de contar Auggie al escritor Paul Benjamin (William Hurt), sino que es la misma persona que, varias escenas antes, en la película, había golpeado al escritor. Benjamin, sin saberlo, acabaría escribiendo su historia navideña sobre la abuela del hombre que unas semanas antes le había apalizado.
Todo funciona en esta película, y en esta escena: Keitel y Hurt están colosales, el blanco y negro con los títulos de crédito, mientras suena Tom Waits. No se puede pedir más a algo tan sencillo y, a la vez, tan complejo.
La Universidad de Córdoba ofrece el texto original de Auster traducido en este enlace. La película está disponible en Rakuten, aunque el extracto del cuento de Navidad de Auggie Wren circula en diversos cortes e idiomas en Youtube.
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