La soledad de la despedida de Blesa
Familiares, algún amigo y muchos periodistas. Miguel Blesa de la Parra fue un hombre que lo tuvo todo. Presidió Caja Madrid durante una década, cultivó una amistad con el presidente del Gobierno José María Aznar y recibió las atenciones de los grandes empresarios del país, que necesitaban de acceso al crédito de la entidad madrileña. Pero sus últimas horas y su despedida han sido todo lo contrario a lo que fue su vida. Soledad.
Blesa decidió quitarse la vida en una finca enclavada en el corazón de Sierra Morena. Cuatro personas lo acompañaban en una finca de más de 1.600 hectáreas. Optó por hacerlo lejos de su domicilio de Madrid, confesaban este jueves algunos familiares, para evitarle el trance a su mujer, a sus hijos y a sus nietos. “Lo tenía todo planeado”, aseguraban esta mañana, cabizbajos, en el tanatorio de Las Quemadas.
La familia de Miguel Blesa reservó el miércoles una de las mayores salas del tanatorio de Las Quemadas, tras conocer el deceso. Acudieron sus dos hermanos, sus sobrinos y su mujer, que llegó este jueves a primera hora de la mañana. Además de algunos amigos de Córdoba, la familia estuvo acompañada por un enjambre de periodistas. Cuatro televisiones conectando en directo tanto en el Instituto de Medicina Legal del cementerio de La Fuensanta como después en el tanatorio, media docena de fotógrafos, radios, prensa escrita y digital... Esa era la compañía de uno de los hombres más poderosos del país antes y justo después de que estallara la crisis del ladrillo.
Muy educados, los hermanos de Blesa pedían respeto para la familia. E intentaban que los periodistas entendieran su silencio. En Las Quemadas se abrazaban, rotos de dolor. Y se decían unos a otros que jamás se esperaban este final, que nunca vieron al exbanquero tan deprimido como para hacer lo que dice el juez de Peñarroya que hizo: pegarse un tiro en el pecho con un rifle de cañón corto. Una sola bala, de siete milímetros de calibre, le atravesó el corazón.
El único que habló fue Fermín Gallardo, administrador de la finca Puerto del Toro de Villanueva del Rey en la que pasó todo. Gallardo cargó contra la presión social, que a su juicio provocó su suicidio y trazó un símil con la también fallecida exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá.
“Miguel Blesa es Rita Barberá, la presión se cargó a Rita y se ha cargado a Miguel Blesa”, ha señalado Gallardo en declaraciones a medios de comunicación en la puerta del Instituto de Medicina Legal de Córdoba, donde la autopsia ha confirmado que Blesa se suicidó.
Gallardo ha defendido que el expresidente de Caja Madrid ya estuvo dos veces en prisión por el caso de las tarjetas black, al que ha quitado hierro porque “las tienen todos los bancos y las han tenido todos los partidos”, por lo que ha sugerido que buscaban un motivo para “llevárselo por delante”.
Preguntado por si le encontraba preocupado por la sentencia de seis años de cárcel impuesta por este caso, el administrador de la finca ha destacado que en general vio bien a Blesa, aunque durante esta semana llamó “tres o cuatro veces” echándose para atrás y luego confirmando su asistencia a la finca. “Cuando dijo que venía avisó a mitad de camino. Es un hombre muy ordenado y ahí llegó a las 2 de la mañana, eso no lo ha hecho nunca”, ha asegurado Gallardo.
“Cuando llegó se acostó y por la mañana cuando se levantó le dijo a Rafa Alcaide (co-administrador de la finca) que cogiera 'el número de teléfono de mi mujer por si la tienes que llamar por algo'”, ha afirmado. Según Gallardo, luego Blesa cogió el coche, se metió en la huerta y dijo que llevaba el vehículo a la sombra.
El administrador de Puerto de Toro ha confirmado a los periodistas que Blesa trajo en esta ocasión su propia arma, algo que no solía hacer. “Siempre ha usado armas nuestras, ahora lleva dos años que no iba de caza, si pensaba hacer lo que fuera se ha traído su arma para utilizarla”, ha apuntado.
A las 14:00 comenzó la incineración del cadáver de Miguel Blesa. Este viernes, por la tarde, se depositará la urna funeraria en el panteón que su familia posee en Linares (Jaén), de donde era natural un hombre que estuvo rodeado de los grandes empresarios de España y que murió solo, como casi sola estuvo su familia en el tanatorio de Las Quemadas.
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