El ruido y la furia del campo cordobés que alza la voz, harto de “agachar el lomo”
— ¿Y ahora qué vais a hacer?
— Pues lo que nos digan.
— Pero, ¿quién es el que manda aquí?
— No sé. No tengo ni idea.
Este diálogo entre un periodista y una de las centenares de personas vinculadas a la agricultura y la ganadería que se ha concentrado este martes en Córdoba es un buen resumen de cómo ha transcurrido la mañana en el recinto de El Arenal, donde ha desembocado la gran tractorada organizada por el campo cordobés para mostrar su furia y hacer ruido para pedir ser escuchados por la sociedad a la que da de comer a diario.
El sector está en pie de guerra, espoleado por las protestas que se han venido organizando en el resto de países de la Unión Europea, y tras varios años en los que todo se ha puesto muy cuesta arriba para lograr la rentabilidad en las explotaciones agrícolas y ganaderas españolas, donde lo único que crece a prueba de sequías y regulaciones es la insatisfacción y el hartazgo.
La protesta de este 6 de febrero de 2024, de hecho, llega tras un paréntesis de cuatro años. La última vez que el campo cordobés logró cortar el tráfico de forma tan masiva fue en febrero de 2020, con una tractorada que pilló por sorpresa a muchos y que acabó con la Policía Nacional despejando con gases, humos y disparos al aire, tras varias horas de cortes de tráfico en la autovía de Málaga a la altura de Lucena. La tractorada organizada este martes no ha cogido por sorpresa pero, al igual que ocurrió entonces, se organizó al margen de las asociaciones y patronales agrarias, que parecen llevar un ritmo distinto al que llevan los miles de trabajadores del campo español.
Paciencia en El Arenal a primera hora
Hoy, muchos agricultores cordobeses celebraban haber podido coordinar una acción tan potente sin tener un organizador detrás, y reconocían que ninguna asociación agraria hubiera sido capaz de hacer algo así. Otros, como la mujer que confesaba no tener ni idea de qué había qué hacer, sencillamente esperaban unas órdenes que no parecían llegar nunca, aduciendo ausencia de portavoces oficiales. Spoiler: Al final llegaron los portavoces y las explicaciones.
Porque, aunque había cierta alegría por haber podido exhibir un potente músculo organizativo, la protesta de este martes no era una fiesta, sino una llamada de auxilio. No obstante, todo ha transcurrido sin incidentes de importancia. Lo más parecido a un conato de corte improvisado se ha dado poco antes de las 12 del mediodía, cuando un agricultor de Montoro se ha hartado de esperar las caravanas de tractores y ha dicho: “¿Qué somos, borregos? ¡Vámonos todos!”.
En ese momento, las decenas de personas que llevaban desde antes de las 8:00 apostadas en El Arenal le han seguido con la intención de colarse en la autovía de Andalucía y cortar el tráfico a su paso por Córdoba. No ha podido ser. Cuando llevaban unos metros andados por el arcén, la Policía Nacional les ha cortado el paso y les ha pedido que volvieran al lugar “designado” para la protesta, en la gran explanada sobre la que se asienta el estadio municipal del Córdoba Club de Fútbol.
Algunas voces entonces han dejado claro que no estaban “en un evento”, sino protestando por las cosas de comer. No obstante, al final, tras un momento de diálogo que nunca llegó a tensarse demasiado, se disolvió el improvisado grupo que intentó cortar la autovía.
Retenciones desde las 7:30 de la mañana
Para entonces, las carreteras de la provincia llevaban horas sufriendo retenciones por el dilatado paso de las distintas tractoradas. La autovía del Sur desde Sevilla fue la primera que dio avisos en la web de la Dirección General de Tráfico (DGT), con la columna que salió de la zona de La Carlota, Aldea Quintana y Fuente Palmera. Aunque igual de problemático era el tráfico en la carretera de Granada (la N-432) por los centenares de tractores que venía de la zona de Espejo, Luque, Baena y Castro Del Río.
La Guardia Civil, que era perfectamente consciente de los planes de los agricultores y ganaderos (que habían convocado oficialmente la protesta), pensó entonces que era buena idea dirigir el tráfico por carriles secundarios hasta la rotonda de la carretera de Granada y, desde ahí, mandar algunos tractores hacia El Arenal por el puente junto al estadio, y otros por el sur, entrando por la avenida de Granada.
Los primeros en llegar al Arenal lo hicieron desde la autovía. Eran poco más de las 12:30, y los tractores fueron recibidos con aplausos en el recinto de El Arenal. Media hora después, los pitos y sirenas llegaban desde el puente que conecta La Calahorra con el recinto ferial, por donde llegó la segunda columna y el recinto se empezó a llenar con centenares de tractores, Land Rovers, desbrozadoras, todoterrenos y coches que mostraban amortiguadores gastados de andar por caminos de tierra. Todos fueron recibidos con júbilo.
La “asfixia” para el pequeño agricultor
Horas antes, en el mismo recinto, un agricultor amenizaba la espera chequeando que todo está correcto en sus dos tractores. “60.000 euros vale cada uno”, explicaba. Estaban bastante nuevos porque apenas tienen un año y medio. Paco -que así se llamaba-, venía de la zona de Montoro, y decía que los costes son asfixiantes para la gente que trabaja en el campo. Como Paco, buena parte de quienes esperaban en El Arenal desde primera hora habían llegado de esta localidad olivarera del Alto Guadalquivir.
Se les reconocía por el peto amarillo en el que se defendía el olivar tradicional, que vive verdaderas penurias mientras en la provincia crece el olivar intensivo. De eso hablaba también Agustín Barragán, un agricultor, que expresaba su frustración ante la creciente carga de impuestos y normativas que ahogan su actividad. “Venimos porque nos tienen ya asfixiados, nada más que pagar impuestos y cada día sacando normas nuevas, y la verdad que ya no podemos más”.
También de Montoro llegaba Antonio Lara, ganadero, que cargaba ante la falta de ayudas para asumir el incremento exorbitante en los costes de los insumos necesarios para su trabajo. “Nos están asfixiando, nos están asfixiando”, repetía el ganadero, que afirmaba que “los consumidores no son conscientes de lo que está pasando”.
“Yo para ir a trabajar tengo que poner dinero. No nos renta. Es imposible salir adelante así”, se lamentaba Rosario, que dirige una explotación en Córdoba capital, y que denunciaba la facilidad con la que se consumen “productos de terceros países que usan mano de obra esclava y productos prohibidos en el primer mundo”.
Cuando se le apuntaba la posibilidad de que esos productos importados los estén recolectando, en realidad, empresas españolas, se encogía de hombros y señalaba que, lo haga quien lo haga, es “una competencia desleal”. “Si eso se permite allí, entonces trabajemos todos así”, concluía.
La portavoz de la organización convocante: una empresaria
Rosario, Antonio, Agustín y Paco eran todos pequeños propietarios, como la gran mayoría de personas que se habían movilizado al Arenal a primera hora. Varias horas después, cuando ya casi un millar de manifestantes abarrotaba la explanada de El Arcángel, se producía la lectura del manifiesto y, por fin, aparecía una figura que ejercía de portavoz de la organización. No sin cierta sorpresa, ha sido una conocida empresaria cordobesa: Soledad Serrano, directora de la Finca Duernas, ubicada entre Santa Cruz y Espejo.
Y, como ha ocurrido en otras provincias, se ha leído el texto de la Agrupación de Agricultores y Ganaderos del Sector Primario, una organización anónima cuyo discurso incluye cuestiones que son batallas recurrentes de los movimientos de ultraderecha -la criminalización del ecologismo, el animalismo y la Agenda 2030-, junto a otras que representan verdaderos quebraderos de cabeza para el campo andaluz y cordobés -la excesiva burocratización y la permisividad con las importaciones de países que no cumplen con la normativa que se exige en la UE-.
En cualquier caso, una vez cumplido el trámite de la lectura del mismo manifiesto que se ha leído en el resto de provincias, la empresaria se ha echado a un lado y ha sido Antonio Reyes, un agricultor de Espejo, el que ha dado algunas claves de qué va a ocurrir a partir de este martes. “El plan es que toda la sociedad nos oiga, que nos escuche y que nos entienda”, ha dicho el joven agricultor, antes de pedir al consumidor que tome conciencia de lo que está ocurriendo en el campo.
“El consumidor, en principio, lo único que tiene que tener en cuenta es que los productos que consume muchas veces no son de aquí y vienen de otros países. Y que ellos tienen la facilidad de entrar productos con menos restricciones, y nosotros, con muchas más restricciones, estamos produciendo con mucho menor beneficio”, lamentaba Reyes, que aseguraba que la protesta de este martes estaba totalmente despolitizada.
En este ámbito, ha continuado: “Nosotros no entendemos de signos políticos ni de nada. Nosotros no entendemos nada más que queremos producir en igualdad de condiciones que todo el mundo. Y con unos precios adecuados a lo que nosotros pagamos por ello”.
Seguían entrando tractores hacia El Arenal cuando Reyes y Serrano se han retirado de los micrófonos y de las cámaras. Eran casi las 14:00 y las latas de cerveza y las litronas comenzaban a saciar la sed de los miles de agricultores cordobeses que este martes se han levantado -como todos los días- mucho antes de que saliera el sol.
Aunque hoy lo hayan hecho, como decía uno de los manifestantes, para levantar la voz y en vez de “para agachar el lomo”.
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