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Carmen Reina

13 de junio de 2021 06:00 h

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Teresa -nombre ficticio- es una cordobesa de mediana edad, con trabajo, pareja y familia que se reconoció como alcohólica “después de sufrir mucho con el alcohol. Mi vida se había vuelto ingobernable”. Ella forma parte de un grupo de Alcohólicos Anónimos en Córdoba -que este 10 de junio han celebrado el aniversario de su creación-, que trabajan cada semana juntos, compartiendo sus testimonios, sus vivencias, sus miedos y sus experiencias, en reuniones que “son nuestra medicina” para afrontar la recuperación frente a esta adicción. Pero en ese camino hacia un horizonte vital sano y libre de alcohol, se cruzó la pandemia de la Covid19 y esa “medicina” de sus reuniones de grupo, quedó sesgada de cuajo.

Personas como Teresa, mujeres y hombres, de edades desde los 23 a los 60 años, con formación y profesiones de todo tipo, quedaron desamparadas de la noche a la mañana, en marzo de 2020, de esa mano de sus compañeros que cada semana se daban para avanzar y ayudarse para apartarse de la adicción al alcohol. “Entramos en pánico. Nuestra medicina son las reuniones” reitera Teresa al contar la experiencia del grupo ante la eclosión de la pandemia.

“Desconcertados” durante los primeros días en que el coronavirus lo puso todo del revés, cuentan cómo crearon en un primer momento un grupo de Whastapp para mantenerse unidos y en contacto: “Compartimos nuestros miedos” ante la situación que se avecinaba y que había roto por completo la rutina de sus reuniones, sobre la que basan buena parte de su caminar juntos hacia la recuperación de la adicción al alcohol.

Reinventándose por Zoom: “Nos unimos más”

Pero pronto, reinventándose como lo hicieron las relaciones sociales en el confinamiento, los integrantes de Alcohólicos Anónimos en Córdoba se subieron a su tabla de salvación para mantener su dinámica de autoayuda: las videoconferencias por 'Zoom'. “Comenzamos con ellas en el mismo mes de marzo”, poco después de la declaración del estado de alarma y establecieron dos reuniones 'on line' por semana. “Nos fue genial”, relata Teresa. “Nos unimos más”.

Ese fue el primer gran paso de cómo este grupo de personas que reconocen su adicción al alcohol pudo mantener su actividad y su recuperación en la pandemia. Personas que tuvieron en la bebida un mal compañero de vida, que acabaron siendo enfermos, adictos al alcohol. “Tú te reconoces en ese problema. Pero tener la etiqueta de alcohólico...”, cuentan sobre las experiencias que les llevaron finalmente a saber que necesitaban ayuda para salir de ese pozo. Y que, a partir de ahí, compartieran sus testimonios y sus vivencias con el grupo de apoyo que sostiene gran parte de su recuperación.

Ese sostén que internet hizo posible en pandemia y que, en la desescalada, han mantenido pese a recuperar también las reuniones presenciales, de las que ha sido testigo Cordópolis. “Hemos ido adaptando las reuniones a los grupos permitidos”, explican. Primero, con un máximo de seis integrantes, luego ocho o diez, según la normativa de cada etapa de la pandemia. Y esas restricciones han hecho que no hayan abandonado las citas 'on line', para quienes no pueden sumarse a las presenciales y, además, para verse las caras sin mascarilla porque, “nos vemos los gestos, la cara, si estamos tristes....”.

Personas de todo tipo, edad y profesión

Ahora, cada semana organizan una reunión presencial los martes, en un local que les ceden y con todas las medidas de higiene establecidas, mientras que los viernes se unen todos en la reunión 'on line'. Es la forma de compartir su “programa de recuperación”, señala Teresa, sobre cómo este grupo de personas comparte “el deseo de dejar de beber”, de apartarse de una adicción que golpea a todo tipo de personas, “de todos los niveles sociales, con carreras universitarias, profesionales de cualquier oficio, con trabajo... Todos intentando recuperar sus familias y sus vidas”.

Familias que se suman a veces a esas reuniones abiertas, ahora en formato 'on line', como gran pilar de apoyo -“tienen un papel fundamental”-, en la recuperación de estas personas, desde las primeras alertas de la adicción a la recuperación de esta enfermedad.

Y, en ese camino, lento, contando 24 horas tras 24 horas libres de alcohol, todos ellos han conseguido mantenerse, pese a los obstáculos que la pandemia les puso y consiguieron superar.

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