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Los productores de aceituna de mesa se quejan de la falta de mano de obra

Aceitunas.

Redacción Cordópolis

26 de octubre de 2025 20:45 h

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Los productores de aceituna de mesa de toda Andalucía afrontan una campaña marcada por la escasez de mano de obra, un problema que se agrava año tras año y que está generando una gran preocupación en el sector. A las dificultades estructurales para encontrar trabajadores disponibles se suma este año una recolección más corta e irregular, consecuencia directa de las altas temperaturas registradas durante el verano y de la falta de precipitaciones que ha afectado al desarrollo de los olivos.

Según Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, la campaña 2025 se caracteriza por un adelanto en la maduración del fruto y una reducción significativa de la producción, lo que obliga a concentrar en pocas semanas las labores de recogida. Esta circunstancia está provocando una mayor presión sobre las cuadrillas disponibles, que no dan abasto para cubrir todas las necesidades de las explotaciones. “El campo se ha quedado sin manos para recoger la aceituna en su punto justo”, lamentan desde la organización, que agrupa a la mayoría de las cooperativas del sector.

El problema de la falta de personal agrícola no es nuevo, pero este año se ha hecho más visible debido a la coincidencia de varios factores: la competencia con otras campañas agrícolas que se desarrollan en el mismo periodo, las dificultades de movilidad de trabajadores de otras provincias e incluso la escasa disponibilidad de alojamiento rural para los temporeros. Los empresarios agrícolas denuncian que, pese a ofrecer contratos legales, transporte y alojamiento, no consiguen reunir las cuadrillas necesarias para mantener el ritmo de trabajo.

En municipios tradicionalmente olivareros, como Baena, Morón, Arahal, La Roda o Estepa, algunas cooperativas han tenido que reducir los turnos de recolección o ajustar los horarios de recepción de la aceituna por falta de personal. “Hay días en los que tenemos maquinaria parada por no disponer de suficientes operarios para manejarla o clasificar el fruto”, señala un responsable cooperativo de la Campiña cordobesa.

A esta dificultad se suma la reducción del volumen de aceituna de verdeo, más escaso y con calibres más pequeños debido al estrés hídrico acumulado durante el verano. Según los técnicos de Cooperativas Agroalimentarias, las altas temperaturas registradas en julio y agosto aceleraron el proceso de maduración, reduciendo la calidad de parte del fruto destinado a mesa. “Las altas temperaturas y la falta de agua han comprimido el ciclo del olivo. Hay menos cantidad y se recoge antes”, explican.

Fuente de empleo

La situación repercute también en la economía local. En muchos pueblos andaluces, la campaña de la aceituna de mesa es una fuente esencial de empleo temporal, tanto en el campo como en las plantas de aderezo y envasado. La falta de mano de obra no solo afecta a los agricultores, sino también a las cooperativas, que ven peligrar su capacidad de abastecer los mercados en los plazos previstos.

Desde Cooperativas Agroalimentarias reclaman una estrategia conjunta entre administraciones, organizaciones agrarias y empresas para abordar de forma estructural el problema. Entre las propuestas planteadas figuran la modernización de los procesos de contratación, la promoción de programas de formación específica para el trabajo agrícola, y la creación de incentivos que atraigan a jóvenes y desempleados hacia el sector. “El campo andaluz necesita estabilidad laboral y reconocimiento. Sin trabajadores, no hay campaña”, subrayan.

Asimismo, piden a la Junta de Andalucía y al Gobierno central que articulen medidas de apoyo para paliar las pérdidas derivadas de la menor producción y faciliten la contratación de temporeros extranjeros mediante acuerdos bilaterales, como ocurre en otras campañas agrícolas.

En paralelo, las cooperativas advierten que, si la tendencia continúa, el problema de la falta de personal podría poner en riesgo la viabilidad del olivar de mesa, un sector que exporta millones de kilos cada año y que constituye una de las principales señas de identidad agroalimentaria de Andalucía. “No es solo una cuestión económica, sino también cultural. La aceituna de mesa forma parte de nuestra tierra y de nuestra forma de vida. Si no actuamos ahora, el futuro del sector estará en peligro”, concluyen.

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