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Menos pilas y más restos peligrosos y electrónicos: así es la gestión de residuos de la Universidad de Córdoba

Gestión de residuos peligrosos en la UCO.

Alejandra Luque / Redacción Cordópolis

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Más residuos peligrosos y de aparatos eléctricos, pero menos restos de pilas. Estas son dos de las principales conclusiones del informe anual que el Servicio de Protección Ambiental (SEPA) de la Universidad de Córdoba (UCO) ha dado a conocer este jueves relativo a la gestión y minimización de los distintos tipos de residuos producidos en la institución académica.

En cuanto a los residuos peligrosos, durante 2023, en la UCO se ha experimentado un aumento del 20,7% de la cantidad generada, entregándose al gestor autorizado cerca de 13.900 kilos, casi 2,4 toneladas más que en 2022. Pese a este incremento, se ha mantenido el número de grupos productores y el de solicitudes de retirada recibidas ha descendido. La generación de estos residuos en la UCO fluctúa cada año dependiendo de muchos factores, como las líneas de investigación activas, cuántos investigadores trabajan en ellas o el tipo de experimentos y determinaciones que se llevan a cabo.

De los casi 13.900 kilos de residuos peligrosos generados, los generados en los laboratorios y los materiales contaminados con productos químicos fueron los que alcanzaron las cifras más altas, con 2.160 y 2.077 kilos, respectivamente. No obstante, estos residuos no han sido los que más ha crecido con respecto a 2022, ya que en este grupo se encuentran los siguientes grupos: Disolventes orgánicos no halogenados, Disolventes orgánicos halogenados, Ácidos, Bases, Plaguicidas, Sales y disoluciones inorgánica, Sales y soluciones cianuradas, Envases vacíos de vidrio, plástico y metal; y Medicamentos citotóxicos y citostáticos. Por contra, los descensos más notables en 2023 han correspondido a los grupos Aceites minerales y Sales y soluciones de cromo.

El número de envases suministrados para la recogida de estos residuos aumentó igualmente en un 7%, distribuyéndose 1.350 envases a los grupos productores. Hay que anotar que en 2023 se recuperaron más de 420 envases, de los cuales algo menos de la mitad eran envases comerciales vacíos cedidos al SEPA para su puesta en circulación y el resto fueron envases de residuos peligrosos cuyo contenido fue reenvasado en el almacén del Campus Rabanales para cumplir con los parámetros de admisión del gestor autorizado. La reutilización de dichos envases supuso un ahorro económico de más de 1.400 euros.

Sobre esta cuestión, el SEPA señala que se sigue notando la inflación y el aumento de precios en el coste de adquisición de los envases homologados para contener residuos peligrosos. Para paliar este aumento del gasto, se está trabajando en diversas líneas: búsqueda de nuevos proveedores con precios de adquisición más asequibles con la misma calidad del producto, la preferencia de elección y uso de envases recuperados, la reutilización de envases procedentes de grupos productores u otras áreas de la UCO, o cambios en los parámetros de admisión de nuestro gestor autorizado.

Residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, papel, cartuchos y tóners

En lo concerniente a residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), en 2023 se ha alcanzado la cifra de 16.800 kilos y se han atendido hasta 55 solicitudes de retirada más que el año anterior. Tras el anómalo valor alcanzado en 2021, cuando se gestionaron casi 34 toneladas de estos residuos, se volvió a valores más normales en 2022. En 2023 se ha experimentado un aumento tanto de las solicitudes atendidas (169, un 48% más) como en las cantidades retiradas y entregadas a gestor, pues han sido hasta un 42% más. La recogida de esta fracción de residuos se hace a través del Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP).

En relación a los residuos de papel con valor documental (PVD), ha aumentado la cantidad gestionada y entrega a destrucción en un 15% con respecto a los datos de 2022, rozándose las nueve toneladas de residuos destinadas a destrucción y reciclaje. Sobre estos residuos, el SEPA observa un valor muy parecido al año anterior, tras la bajada de 2022. La generación de los mismos también es muy fluctuantes y depende en gran medida de las cantidades de cartones y embalajes procedentes de Departamentos, Áreas y Servicios. El aumento de conciencia ambiental entre los usuarios de la comunidad universitaria contribuye a una eficaz separación selectiva de residuos en origen.

Los residuos de cartuchos y tóners son uno de los dos valores de este informe que han descendido con respecto a 2022, tras las subidas de los dos últimos años. Así, en 2023 se han gestionado 500 kilos, un 8,5% menos que en 2022. Algo similar ha ocurrido con la cantidad de pilas, que ha disminuido sustancialmente, con una entrega al Sistema Integrado de Gestión de 460 kilos, es decir, un 27% menos que en 2022.

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