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El informe sobre la Ronda Norte obliga a terminar toda la excavación arqueológica

Excavación inicial en la zona por donde discurrirá la Ronda Norte.

Juan Velasco

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Las obras de la Ronda Norte de Córdoba deberán compaginarse con la excavación íntegra de los restos que han aparecido en la zona de la Arruzafilla, y que, según las primeras investigaciones, corresponden a un complejo religioso cristiano de época mozárable. Estos trabajos arqueológicos deben llevarse a cabo en toda la extensión del yacimiento (unos 5.000 metros, según las primeras hipótesis) antes de que se soterren los restos.

El informe de la Delegación de Cultura y Patrimonio de la Junta de Andalucía, que ya está sobre la mesa de la Consejería de Fomento, da luz verde a que se retomen las obras de construcción de esta infraestructura. No obstante, entre las conclusiones del documento, se deja claro que, dado que hay que conservar el yacimiento, cualquiera de las dos opciones constructivas (elevar la cota -la favorita en estos momentos- o desviar el trazado) “estaría condicionada a la previa documentación arqueológica completa del complejo religioso, garantizando su conocimiento exhaustivo”.

Asimismo, se reclama que la dirección de la actividad arqueológica complemente la planimetría de la Memoria preliminar “aportando planos con la localización de los bienes muebles arqueológicos recuperados que se consideren más relevantes (elementos arquitectónicos decorativos, inscripciones, etc.) y en la que también se incluyan aquellos vestigios de muros y pavimentos visibles en la zona oriental del área afectada pero aún no excavados, así como lo documentado en los sondeos positivos realizados en la fase 1”.

La fase 1 a la que hace mención el informe se corresponde con la excavación inicial (que comenzó hace aproximadamente un año), cuando aparecieron los primeros restos, que a su vez motivaron que en mayo de este año se hiciera una prospección geofísica/georradar que confirmó la importancia del yacimiento, que, con toda probabilidad, llega hasta el canal del Guadalmellato por el norte (es decir, tocará volver a remover el parque del canal que hace unos meses abrió el Ayuntamiento de Córdoba).

Solo se ha excavado un 20%

De esta fase salió la conclusión de que este complejo abarca aproximadamente 5.000 metros cuadrados, de los cuales se ha excavado algo menos del 20% (unos 820 metros cuadrados, correspondientes a la zona donde habitualmente se instalan carpas de circo o de actividades). De manera que la excavación restante, aun por determinar, puede dilatarse bastante en el tiempo. Todos los expertos que conocen el yacimiento hablan de algo único hasta el momento en Córdoba y en el resto de al-Andalus, y hay mucha expectación por ver cómo la Junta es capaz de compaginar sus planes constructivos con la conservación de los restos.

En esta línea, desde la Delegación de Cultura también obligan al promotor de la obra a presentar un proyecto de conservación preventiva, debido a “la fragilidad del yacimiento exhumado, compuesto por pavimentos de mortero de cal y por muros con alzado de tapial”. Es una medida ante las lluvias otoñales que se esperan para las próximas semanas.

Pese a estas observaciones, en la Consejería de Fomento mantienen los plazos constructivos. Algunas fuentes del Gobierno Andaluz han aclarado a este periódico que es una obra prioritaria y que la intención es que se inicie lo antes posible. De hecho, los trabajos de esta primera fase ya están adjudicados. La Junta mantiene desde hace meses que su inicio se prevé para este mismo mes de octubre, algo que, a la luz del informe, parece casi difícil de cumplir, ya que toca volver a evaluar y modificar el proyecto original.

Las fuentes consultadas, no obstante, plantean que hay varias opciones para iniciar la obra de forma paralela a los trabajos de excavación: una de ellas es empezar los trabajos por la parte más pegada al Hipercor (algo que otras fuentes de la Consejería ya han confirmado a Diario Córdoba) y dejar para el final el área de La Arruzafilla. Además, también se puede subdividir por tramos, toda vez que el proyecto original ha de ser reevaluado.

Los restos

El conjunto hallado está encabezado por una basílica cristiana de tres naves, con ábside al oeste y posible nártex al este, con unas dimensiones aproximadas de 20 metros en sentido este-oeste y 13 metros en sentido norte-sur. Adosados a la basílica, y sin comunicación directa con ella, se han documentado dos monasterios, uno al norte (masculino) y otro al sur (femenino), ambos simétricos y organizados en torno a claustros porticados. La presencia de un posible baptisterio o estructura hidráulica en la mitad oriental de los terrenos completa el panorama de este importante sitio.

La cronología de este núcleo se sitúa desde el siglo VIII y a lo largo del IX, coincidiendo con el periodo emiral, y es notable la ausencia de materiales califales. Los muros principales son de tapial, enlucidos y pintados de blanco, y los pavimentos son de mortero de cal y gravilla, pintados a la almagra. Los restos evidencian una reconstrucción mozárabe de una iglesia anterior, de época tardorromana o visigoda, que habría estado en uso entre finales del siglo V y finales del siglo VII. Esta reconstrucción se relaciona con la autorización otorgada por Abd al-Rahman I en 784-85 a los cristianos para reedificar iglesias en la periferia de la Medina, a cambio de la cesión de la mitad de la basílica de San Vicente para la Mezquita Aljama.

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