Encerrados en la fábrica de Zumosol a 42ºC: “Solo queremos cerrar este capítulo y pasar página”
A las 10:00 de la mañana, el asfalto de la fábrica de Zumosol en Palma del Río ya empieza a quemar. En el campamento donde llevan apostados siete meses los trabajadores de Zumos Palma, la sombra la da una chapa que, en un par de horas, cuando se recaliente, dejará de ser un cobijo amable para convertirse en una rejilla de horno. Pero ahí siguen algunos de los 38 empleados que, de un día para otro, se quedaron sin trabajo y sin despido en el que, en otro tiempo, fue uno de los centros de producción más importantes del sector cítrico europeo.
Este martes son seis los que acampan en la fábrica. Entre ellos están Fernando y Antonio, dos más de la plantilla, que ya relataron a este periódico cómo era estar apostado en la fábrica en pleno invierno, en Nochebuena, mientras el resto de sus compañeros pernoctaban con sus familias. Han pasado siete meses de aquella noche y, según cuentan, la situación se ha movido poco.
“Las fuerzas flaquean. De paciencia estamos ya justitos”, explica Fernando a este periódico. Fernando está acompañado de su primo Antonio, y de Juan, Simón, Francisco y el perro Rastas. Entre todos suman un centenar de años de servicio en la planta de Palma del Río, que hoy sigue siendo una fábrica fantasma, cuyo futuro parece cada vez más negro. También el de ellos.
Los 38 trabajadores de Zumos Palma llevan desde noviembre en una especie de limbo legal (técnicamente en el paro y sin indemnización por despido) y con 16 nóminas atrasadas, desde que la empresa Cegeplas, una compañía “pantalla” (según denunciaron en su día) adquirió la fábrica presuntamente sin otra intención que cerrarla varios días después para así ahorrarle el pago de los atrasos y los finiquitos a la anterior propietaria, el holding empresarial turco llamado Grupo Toksöz
“Aquí acabaron las elecciones y se acabó todo”
De la parte empresarial no hay noticias en el campamento. Tampoco por parte de la administración. Ni de los políticos, que entre mayo y junio, aprovechando las elecciones andaluzas, sí que se dejaron caer por la zona. “Aquí acabaron las elecciones y se acabó todo. Nosotros sabíamos que esto iba a ser un desfile antes y después un ‘hasta aquí hemos llegado’”, comenta Fernando, que no oculta su malestar ante el abandono de la administración.
“Lo peor de todo es la falta de ayuda por parte de la administración. Porque unos cabrones empresarios se puede entender lo que han hecho para ahorrarse el dinero, pero alguien debería tomar cartas en el asunto, tomar medidas cautelares, porque esta gente lo que está haciendo es ganar tiempo para cuando llegue el momento de pagar, decir que no tienen dinero”, sostiene Fernando, que tiene todas sus esperanzas puestas en los tribunales, que aplazaron el juicio a septiembre, con la idea de incorporar la investigación de la Guardia Civil sobre la presunta venta de la empresa.
Su primo Antonio es mucho más escéptico. Para empezar, porque en 2020 ya perdieron un juicio contra la empresa, cuando, en vez de subrogar a la plantilla tras la marcha de la multinacional brasileña Citrosuco, los metió en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Ya entonces, trece trabajadores de Zumos Palma demandaron que, o se les diera trabajo o los despidieran, y la magistrada dictaminó que no se había cometido ninguna irregularidad. Así que continuaron en ERTE hasta que apareció Cegeplas, compró la empresa y luego rompió el contrato de adquisición.
Así que Antonio no oculta su desesperanza. “Yo no creo en la justicia. Todo son aplazamientos, que si 'ahora no encuentro a este, ahora no encuentro al otro'. No, yo no creo en la justicia ya”, afirma el trabajador.
La investigación de la Guardia Civil
Más esperanzas tienen puestas en la investigación de la Guardia Civil. Hoy, tras varios meses, pueden contar que el instituto armado les ha tomado declaración. Y creen que la investigación va en serio y puede dar resultado, aunque éste no afecte a su litigio. La plantilla siempre ha mantenido que Cegeplas ha actuado como “empresa pantalla” para liquidar a la plantilla. La Inspección de Trabajo, según señalan los trabajadores, mantiene que los despidos “no son legales”.
Esto, sin embargo, también los coloca en un problema. Lo cuenta Antonio: “Aunque se celebre el juicio y lo ganemos, el abogado dice que lo lógico es que la sentencia sea que te reincorpores al trabajo. Lo normal es que el juez obligue a la empresa a readmitirte y a pagarte los atrasos. Y luego, si quiere, despedirte. Si es que quiere o si es que puede”, explica el trabajador, que admite que, por su edad -58 años-, lo va a tener difícil para encontrar otro trabajo estable.
Coincide con esta idea Simón, otro de los trabajadores, con una familia de cinco miembros a su cargo y unas perspectivas laborales complejas. “Por aquí por la zona sólo hay trabajos temporales. Estamos lejos de Córdoba y de Sevilla. La solución aquí es irte a trabajar fuera o meterte en el campo, que es temporal”, lamenta.
La cuenta atrás del subsidio de desempleo
Como ellos hay muchos. Las fuerzas están mermadas. La mayoría de los trabajadores ya ha comenzado a buscar otros empleos. Otros quieren esperar a ver cómo acaba todo. Algunos, como Fernando, expresan sus dudas sobre la idoneidad de buscar un trabajo para que, cuando se celebre el juicio, se les ordene reincorporarse a Zumos Palma. Otros, como Juan, el más joven del grupo que estaba este martes en la fábrica, reconoce que lo que necesita es “cerrar este capítulo y pasar página” antes de plantearse buscar trabajo.
Aunque también confiesa que es una forma de hablar. El tiempo corre contra todos. El subsidio de desempleo al que accedieron se agota en enero. Entonces, la necesidad puede que se acabe imponiendo sobre su dignidad y su ideal de justicia, que no es otro que lograr que se cumpla la ley. “Nosotros sólo buscamos que nos den trabajo, y si no tienen trabajo, que nos despidan. Que hagan lo que dice la ley”, concluye Fernando.
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