Córdoba ya es corona de la Paz
Sus cofrades han tenido que esperar varios años -más de lo esperados debido a la pandemia- pero este 15 de octubre (festividad de Santa Teresa de Jesús) quedará grabado con letras de oro en la historia de las hermandades y cofradías de Córdoba. María Santísima de la Paz y Esperanza, titular mariana de la corporación del mismo nombre, fue coronada este sábado de manera pontificia en la Mezquita-Catedral por el obispo de la diócesis de Córdoba, Demetrio Fernández. La solemne misa estacional de coronación, que dio comienzo a las 17:00 horas, contó con la presencia de más de un millar de invitados de distintas instituciones civiles y religiosas, así como de muchos hermanos y devotos, tras la cual el paso de palio con la imagen de la Paloma de Capuchinos emprendió un largo recorrido por distintos enclaves de la ciudad en una procesión extraordinaria triunfal que recorrió las calles de la ciudad hasta altas horas de la madrugada.
La Virgen de la Paz y Esperanza lucía radiante para la ocasión sobre su paso de palio, que se situaba en uno de los laterales del altar mayor de la Santa Iglesia Catedral de Córdoba. Ataviada con un bello y antiguo encaje, así como con multitud de joyas -muchas de ellas ofrendadas durante los días previos a la coronación-, la dolorosa portaba la saya bordada en oro y plata que realizó hace algunos años el bordador ecijano Jesús Rosado según diseño del artista cordobés Rafael de Rueda y su manto de salida bordado en plata. El exorno floral, por su parte, corrió a cargo de la empresa especializada Pinsapo, quienes adornaron a la imagen con distintas variedades florales en tonos crema, blancos y rosa palo. Especialmente vistosas eran las guirnaldas que se podían observar es las esquinas frontales del paso de palio.
La misa estacional, presidida por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, estuvo concelebrada por el Cabildo Catedral de Córdoba, los hermanos Capuchinos y el clero diocesano y contó con las voces del Coro de la Fundación Miguel Castillejo y la música del Cuarteto Averroes, quienes estuvieron coordinados y dirigidos por el barítono y director musical cordobés Ángel Jiménez. En el programa, además de otras piezas de especial relevancia, se interpretó la Misa de la Coronación en do mayor KV317 de Mozart. El momento álgido de la celebración llegó cuando el prelado se subió hasta el paso de palio presidido por la Virgen de la Paz y Esperanza para imponer la nueva corona de oro sobre las sienes de la imagen, obra del orfebre cordobés Manuel Valera, momento tras el cual el público presente rompió en una sentida y emocionante ovación.
Procesión extraordinaria triunfal
Una vez concluida la ceremonia de coronación, la cruz de guía se hizo presente en un Patio de los Naranjos totalmente atestado de público que esperaba impaciente la salida de la Virgen de la Paz y Esperanza. Allí esperaba la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora de la Salud, que cada Miércoles Santo acompaña a la otra imagen titular de la corporación capuchina y que en esta ocasión abría el cortejo triunfal. Al igual que en el traslado de ida, un nutrido grupo de hermanos antecedió al paso de palio, así como numerosas representaciones de otras hermandades y cofradías de la ciudad que también quisieron acompañar a la corporación en este día tan especial. Pocos minutos después la Paloma de Capuchinos salía a las calles de la ciudad a los sones del himno nacional y la marcha “Coronación de la Paz y Esperanza”, obra del músico y compositor cordobés Rafael Wals Danta e interpretada por la Banda de Música Municipal de Arahal (Sevilla), quiénes a lo largo del recorrido desgranaron un extenso y variado repertorio de marchas procesionales.
Desde allí el cortejo procesional se encaminaría a las estrecheces de la judería cordobesa, discurriendo por calles como Conde y Luque y Deanes para continuar en dirección a Santa Victoria y la Plaza de la Compañía. Un poco más adelante, en la Calle Capitulares, la Virgen de la Paz y Esperanza fue recibida por la corporación municipal a las puertas del Ayuntamiento de la ciudad, donde además la Hermandad del Rocío de Córdoba preparó un bello altar en el pórtico de la Real Iglesia de San Pablo, sede canónica de la misma. Todo el recorrido estuvo engalanado por vistosas guirnaldas y pancartas, donde se podían leer lemas como “Regina Pacis” o “Reina y Madre Coronada”, además de numerosas petaladas y fuegos de artificio que fueron lanzados en distintos puntos del recorrido como la Calle Conde y Luque o la Calle San Pablo.
De esta forma, la Paloma de Capuchinos continuó su periplo hasta altas horas de la madrugada por otros puntos de la ciudad como la calle Enrique Redel -donde transitó por delante de la casa donde Juan Martínez Cerrillo, autor de la imagen, tuvo su taller-, la plaza de Santa Marina o la icónica plaza de Colón, donde cada Miércoles Santo la cofradía capuchina vive uno de los momentos más especiales de su estación de penitencia. Sin duda, un día histórico donde Córdoba se convirtió en corona de la Paz.
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