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Carta de la viuda del cabo fallecido en Cerro Muriano: “Maldita la hora en la que se ordenó el cruce de ese lago”

Imagen de la despedida a los dos militares muertos en Cerro Muriano

Carmen Reina

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María José G.A., la viuda del cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar, uno de los dos militares fallecidos el 21 de diciembre de 2023 durante un ejercicio de instrucción en la base de Cerro Muriano (Córdoba), ha pedido justicia mediante una carta abierta en la que reclama la depuración de responsabilidades por lo ocurrido. “Sólo pido justicia, y que aquel o aquellos que hayan sido los responsables de la muerte de mi marido y de su compañero, cumplan con la ley. No quiero nada más. Solo pido que caiga sobre ellos todo el peso de la ley”.

En la misiva -a la que ha tenido acceso este periódico-, la viuda del cabo cordobés dice que “a día de hoy, estoy convencida de que lo que le pasó a mi marido y a su compañero se podía haber evitado. Sin duda alguna. Pienso que podrían haber fallecido más compañeros ese día tal y como se desarrolló el ejercicio”. Y critica que se llevaran a cabo las maniobras que resultaron fatales: “Creo que fue una locura. Se debería de haber paralizado el ejercicio si no se contaban con los medios necesarios para que no hubiera ocurrido ninguna desgracia. Maldita la hora en la que se ordenó el cruce de ese lago”.

De hecho, María José recuerda cómo su marido le contó que “tenían maniobras del PBI esa semana, que estaban muy agobiados porque semanas antes habían estado de maniobras en Zaragoza y no tenían mucho tiempo para tanto que se le exigía antes de las vacaciones de navidad. Recuerdo que mi marido se quejaba de que no daba tiempo a tanto como tenían planeado hacer, me comentaba que era una locura llevar a cabo ese plan en esas circunstancias. Aunque siempre decía, con resignación, que las órdenes había que cumplirlas”.

Por ello y tras lo ocurrido, sobre los responsables de los hechos, tiene claro que, “desde mi punto de vista, deberían de estar imputados desde el General de Brigada hasta la Ministra de Defensa, ya que eran los máximos responsables de la Base de Cerro Muriano y del Ejército. Eran los responsables de poner todos los medios necesarios para que la tropa hiciera su trabajo con normalidad, dignidad y bienestar, para que, tras su encomienda, pudieran volver a casa a abrazar a sus maridos y mujeres, a sus hijos e hijas. Lo que es inimaginable en los tiempos en los que vivimos es que mi marido se fuera a su trabajo y no volviera, por haber muerto en esas circunstancias. Es intolerable que ocurran hechos como los ocurrido el pasado diciembre”.

Por eso, argumenta, “queda mucho por hacer por los derechos de los militares. No son lo suficientemente reconocidos por su labor, tienen sueldos míseros, unas condiciones que rozan la mendicidad y sobre todo unas condiciones laborales que están a mucha distancia del resto de profesiones. Lo único que me consuela es pensar que la muerte de mi marido no haya sido en vano, y que a partir de ahora se hagan los controles de acceso al ejército más restrictivos, se inspeccionen las bases y las condiciones de trabajo y sobre todo se controlen los puestos de libre designación. Mi marido era un apasionado de su profesión, tanto la quería, que dio su vida por ella en el cumplimiento de su deber”.

La viuda del cabo cordobés fallecido muestra su agradecimiento por las muestras de apoyo recibidas en todo este tiempo y el cariño de sus compañeros. Asimismo, deja ver el “amargo dolor” que vive desde diciembre pasado, y relata cómo se enteró de lo ocurrido inicialmente por la prensa: “La peor noticia de mi vida la conocí por la radio, estaba trabajando y al escucharla me quedé paralizada, nunca imaginé que fuera mi marido. Empecé a buscar información (llamando a amigos y compañeros) hasta que a los pocos minutos me llamaron desde la base de Cerro Muriano para decirme que lo estaban buscando por el campo de maniobras. En ningún momento de esa llamada me dijeron que había sido en el lago, pero yo ya lo sabía por haberlo escuchado por la radio”.

Desde entonces y hasta ahora, sigue como acusación el proceso judicial que se instruye en el Juzgado Militar central, a la espera de la resolución del juez para decidir si dicta la apertura de juicio. “Lo único que en este momento me hace seguir hacia adelante en la vida es la confianza que tengo en la justicia”.

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