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San Basilio, 40: un debut para preservar la Fiesta

Patio de San Basilio, 40 | TONI BLANCO

Alejandra Luque

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El gusto por el patio cordobés de la propietaria de la casa, Maritxeli Valle, hace que esta casa participe por primera vez en el Concurso

El patio de San Basilio, 40, es uno de los “novatos” del Concurso. Aunque ha permanecido abierto desde que fuera una casa de vecinos, es ahora cuando su propietaria, Maritxeli Valle, ha decidido participar en el certamen. Las reformas a contrarreloj durante más de un año lo han permitido. Es el patio donde el verde malaquita también es protagonista.

Valle también es propietaria del patio de la calle Martín de Roa, 2. Y su “pasión” por “esta tradición” la ha obligado a abrir este patio del Alcázar Viejo. “Si los vecinos no luchamos por esto, ¿quién lo va a hacer”, señala la propietaria. Valle recuerda que “este año sólo se han presentado 47 patios a concurso y se han retirado otros con mucha trayectoria. La gente se cansa y es una pena que, en muchos casos, no exista relevo”, argumenta la propietaria.

A principios de 2015, Valle adquirió esta vivienda, que se encontraba en ruinas tras la muerte de sus propietarios, Concha y Manuel, muy conocidos en el barrio. “La compré porque supe que quien lo hiciera, la echaría abajo, y yo quería mantener este patio antiguo para que no se perdiera”. La primera seña de identidad es el suelo: ya no hay cemento. Únicamente, el bolo antiguo.

Las paredes y ventanas están repletas de macetas colganderas donde predominan las gitanillas y los geranios. “Hasta en eso he querido volver a lo clásico”, señala Valle. La casa está compuesta por dos plantas y es arriba donde, actualmente, vive un inquilino. La parte de abajo tiene la misma división que tuviera hace décadas, pero ocupadas de manera diferente. Una de ellas presenta una cocina antigua restaurada que Valle ha decidido dejar como exposición.

Un antiguo abrevadero es hoy una fuente “con los ladrillos antiguos de la casa, para que no se pierda la esencia”, apunta Valle. En otra, Valle tiene situado su taller de abanicos. En una esquina queda un pozo restaurado que aún está pendiente de la limpieza. Con esta intención de recrear un auténtico patio cordobés, Valle cuenta que “cuando se hace de noche, los focos no se encienden. Como mucho, son los farolillos los que dan luz. Es un ambiente más embriagador y, a mí, me gusta más así”.

Aunque Valle anima a los dueños de los patios a seguir con esta Fiesta, apunta que “lo que necesitamos es una apuesta fuerte del Ayuntamiento”. A su juicio, “el Palacio de Orive, por ejemplo, no es un patio cordobés y no lo pueden vender como eso. Un patio cordobés, el de verdad, es aquél en el que la familia cuida sus macetas durante todo el año. Y no el que colocan sus flores para esta fecha. La demanda viene dad por nosotros, por nuestros patios, y no por el Ayuntamiento. Si yo no abro mi patio, tú no tienes Fiesta, es así de sencillo”.

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