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Los puntos negativos de una celebración multitudinaria

Via Crucis Magno FOTO: ALVARO CARMONA

Rafael Ávalos

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El día después del Vía Crucis Magno son muchas las voces críticas con la organización del mismo por la falta de previsión en determinadas cuestiones

No cabe duda, por la imagen que presentaron las calles de la ciudad desde primera hora de la tarde del sábado, que el Vía Crucis Magno de la Fe fue un auténtico éxito en cuanto a seguimiento se refiere. Miles de personas, cordobeses y turistas, llenaron cada rincón del centro histórico, algo que fue a más conforme se acercaba la hora de inicio del cortejo conjunto. También resultó positivo el paso de las imágenes desde la Puerta del Puente en su camino solemne hacia la Mezquita-Catedral, momento que dejó varias estampas únicas. Sin embargo, a pesar de las muchas cosas buenas con que contó este acontecimiento, no faltaron algunos inconvenientes que si bien no deslucieron la celebración en su recorrido oficial sí provocaron algún que otro problema. El ejemplo más claro estuvo en las aglomeraciones que se produjeron en determinados puntos del casco antiguo y que conllevaron un retraso en el horario establecido.

El mayor atasco tuvo lugar en la confluencia de Lucano, San Fernando y Cardenal González, que hizo que los pasos no pudieran quedar de forma ordenada en el punto de encuentro, situado en la Cruz del Rastro. Se vivieron momentos de agobio entre los asistentes y se tuvo que esperar para reordenar un cortejo que comenzó algo más de una hora después de lo señalado su recorrido oficial. A resultas de esta circunstancia las hermandades participantes sufrieron un importante retraso en el regreso a sus templos, produciéndose algunos mucho más tarde de lo previsto. Muchas críticas se dirigen a la organización del Vía Crucis por esta incidencia, pues además hizo que la Reina de los Mártires cruzara la Puerta del Puente casi tres cuartos de hora antes que el siguiente paso, el de Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto.

Además, hubo otras situaciones que provocaron malestar entre quienes quisieron disfrutar del acontecimiento y entre los que tenían necesidad de acudir a algún punto en el entorno de la Mezquita-Catedral por motivo de trabajo o de residencia. El corte al paso peatonal de todas las calles que dirigían al recorrido oficial fue un quebradero de cabeza para muchos, así como disgustó el hecho de que tras las sillas dispuestas en el inicio del Puente Romano no pudiera haber nadie. Tampoco faltaron las disyuntivas en las zonas de asientos, con algunas que otras discusiones a razón de la colocación que en ellas tenían unos y otros. En definitiva, si bien el Vía Crucis Magno lució pleno a su paso por la plaza del Triunfo y las calles Torrijos y Cardenal González, existieron fallos que evitaron que la jornada fuera perfecta.

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