La cerámica de La Rambla: la tradición e innovación cordobesas que sorprenden al mundo

Carmen Castro tiene 29 años y es la primera vez que participa en la Feria de Alfarería y Cerámica de La Rambla. Es la rambleña más joven que se dedica a este oficio al que llegó tras pensarlo mucho. Cuando se encontraba estudiando el segundo curso de Veterinaria, decidió dejarlo y participar en la Escuela de Arte de San Telmo de Sevilla, un referente nacional en las enseñanzas artísticas y de diseño. Ella es la muestra de que, poco a poco, la alfarería y la cerámica rambleñas están viviendo su relevo generacional.

Desde este viernes y hasta este domingo, un total de 15 alfareros llevarán a la Plaza de los Trinarios de La Rambla un pequeño trocito de su taller para dar a conocer tanto la tradición como la innovación que rodean a este sector que afronta dos retos principales. El primero, la internacionalización; conseguir que estas obras de arte que se fabrican en este pueblo viajen por todas las partes del mundo. El segundo, potenciar la faceta más comercializadora de estos talleres porque, tal y como señala Carmen del Río, de Cerámicas San José, “nosotros somos alfareros”.

En el taller de esta pequeña empresa familiar trabajan cuatro personas pertenecientes a la sexta generación. Desde hace casi diez años, Cerámicas San José es quien fabrica los platos que Paco Morales utiliza en cada temporada de su restaurante Noor, llenos de sobriedad. Sobre sus platos han comido, además, los reyes de España, Felipe VI y Leticia Ortiz, y el rey de Jordania, Abdalá II, cuando se dieron cita el pasado mes de junio en Córdoba en el marco del Proceso de Áqaba.

El buen hacer de esta empresa llegó también anoche a Granada, donde se está celebrando el Consejo Europeo. El chef cordobés ha sido el encargado de elaborar la cena andalusí que se ha servido en los platos diseñados por Cerámicas San José. Como no podría ser de otra manera, esta pyme también ha elaborado los más de 2.000 platos que Paco Morales usará en Qabú, el restaurante que abrirá en Dubái a finales de este año. Frente a la sobriedad de la vajilla de Noor, en la que predomina el negro, la del establecimiento de la ciudad emiratí está llena de vivos colores.

Esa amalgama cromática inunda también la Plaza de los Trinitarios, donde la mayoría de los puestos cuentan con la presencia de sus artesanos. Otros han querido exponer algunos de sus trabajos y volver a su taller. En ese sentido, Del Río reconoce que la feria “es todo un escaparate y una oportunidad de demostrar a todo el mundo lo que hacemos en La Rambla, pero también supone un gran esfuerzo. Entre los objetos que Cerámicas San José ha traído este año a la feria, destacan sus ”pepones“ de santos, de la selección española de fútbol femenina y hasta uno dedicado al expresidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales. Todo hecho a mano y en el torno.

A la internacionalización está contribuyendo otra empresa rambleña, Ivanros, que en 2022 saltó a la esfera mediática internacional después de que la firma francesa Christian Dior le solicitara un total de 900 piezas para un desfile que iba a celebrarse en Sevilla. Actualmente, esta empresa está inmersa en otros proyectos de los que, por el momento, poco puede trasladar a la opinión pública. Y como de innovación también saben mucho en esta compañía, a la feria han traído un objeto que ha llamado la atención de todos los visitantes: el botijo-cubitera, que permite mantener una temperatura óptima de las botellas que se guarden en su interior.

Así es la Feria de Alfarería y Cerámica de La Rambla: un encuentro entre la tradición y el vanguardismo. La primera reflejada, por ejemplo, en los botijos que realiza Álvaro Montaño, presidente de la Asociación de Artesanos Alfareros de La Rambla. Para él, el objetivo de la feria, que cumple 93 años, no es otro que “seguir apoyando al sector alfarero y mantener la tradición de la cerámica en La Rambla porque es única”.

Cada uno de los stands de la feria aporta su manera de entender la cerámica, que ha ido evolucionando hasta convertirse en auténticas piezas de diseño y de decoración. Y hasta en complementos, como los que realiza Carmen Castro, la joven rambleña. En una cochera hace todos los productos que comercializa. Algunos de ellos los expone durante los tres días de la Feria. Ya atesora reconocimientos y premios en el sector: el último, conseguido en la feria de este año a la pieza titulada Perfección. Con ella ha obtenido el premio local Diseño y Nuevas Formas. Además, ha sido la primera mujer rambleña finalista en la modalidad de alfarería tradicional en bizcocho, es decir, aquella que solo se cuece y no se somete a ningún otro procedimiento, ya sea barnizado o pintado.

Reconoce que dejar Veterinaria -aún con notas excelentes- y dedicarse a la alfarería ha sido, hasta el momento, la mejor decisión que ha tomado. A diferencia de los negocios que pasan de generación en generación, en su caso, ella es la única de su familia que se dedica a este sector. Rodeada de docentes, veterinarios y agricultores, decidió apostar por el arte que compatibiliza, no obstante, con el trabajo diurno en el campo. De 7:30 a 14:30 es agricultora; por la tarde, alfarera sin horno, aunque espera poder conseguir uno pronto y así iniciar y finalizar en su casa toda la realización de sus piezas. Tampoco tiene tienda física, pero en internet y en las redes sociales ha encontrado su vías de comercialización. “En La Rambla, quizás, vemos la alfarería como algo muy común y los propios rambleños solemos comprar poca cerámica, pero esto no ocurre fuera”. Entre sus últimos encargos, destaca el diseño de una ballena que viajó hasta Australia.

Estas tres empresas y muchas más pueden conocerse hasta este domingo en el municipio de La Rambla, donde también pueden disfrutarse de talleres de decoración, modelado y torno, tanto para adultos como para los más pequeños. Todo ello con el objetivo de seguir difundido una tradición milenaria convertida en un arte que genera singularidad y autenticidad allí a donde vaya.