De casa incautada a dos represaliados por el franquismo a sede del PCE
La actual sede de Izquierda Unida y del PCE en el municipio cordobés de Pedro Abad descansa hoy sobre lo que hace menos de un siglo era hogar de Juan de Dios Venzala y Mercedes Pulido, una pareja de pescadores desterrados de su pueblo. Juan y Mercedes eran miembros del sindicato de la UGT y posteriormente militantes del Partido Comunista. Al acabar la guerra se tomaron represalias contra ellos y su familia: fueron torturados y encarcelados y, como cuenta hoy su nieto Francisco, también perdieron su casa.
Durante la Segunda República en España, Pedro Abad fue un municipio que contó con una importante presencia de organizaciones y grupos políticos de izquierda, como el Partido Comunista de España, la Federación Anarquista Ibérica, el Partido Socialista Obrero Español, la Unión General de Trabajadores, etcétera. Con el estallido de la Guerra Civil en 1936, Pedro Abad se convirtió en un escenario de lucha. En marzo de 1937 las tropas franquistas tomaron el control de la localidad y establecieron allí su gobierno. Muchas personas, al igual que Juan y Mercedes, tuvieron que huir del pueblo.
El hijo mayor de la familia fue enviado al Pirineo para realizar trabajos forzados y sus padres fueron a prisión, “tras un juicio de cinco minutos en el que previamente habían sido torturados por las autoridades, se determina que tienen que ir a la cárcel. Dejan una deuda de 150 pesetas y pierden su casa. ¿Cómo iban a pagarla? Toda la sentencia era mentira.”, cuenta Francisco Luis Pérez Torres, nieto de una familia rota por el franquismo. “Tengo que luchar porque se conozca su historia”.
Francisco nació en Huesca y se crio en Barcelona. Su padre le había contado su historia: los trabajos forzados, tener que huir del pueblo en el que creció…. Pero no fue hasta su jubilación cuando se interesó en profundidad por la historia de sus abuelos. Era conocedor de su duro pasado, de las torturas y de la cárcel, pero quería saber dónde vivían, dónde creció su padre y qué había sido de esa casa.
Una investigación familiar
Fue al indagar cuando Francisco se dio cuenta de que la casa de sus abuelos seguía estando en el pueblo, aunque para su sorpresa ahora era sede de Izquierda Unida en el municipio. La casa fue comprada por el Partido Comunista Español (PCE) en 1998, después de haber estado más de 60 años embargada por el Gobierno franquista. La vivienda pasó a ser propiedad del Estado, hasta que salió a subasta pública.
“Deberían haber pedido una certificación del registro, me sorprende que el PCE no se informará de que la propiedad pudiera haber sido incautada con la historia y la cantidad de casos similares del pueblo. Me gustaría recuperar la casa, aunque por delante va que se conozca y reconozca la historia de mis abuelos”. El Ayuntamiento de Pedro Abad ha asegurado que “ni el Consistorio ni el partido (Izquierda Unida) tienen conocimiento suficiente sobre la historia” familiar de Francisco.
Francisco está ahora a la espera del reconocimiento del derecho de los bienes incautados a sus abuelos y se ha puesto en contacto con el Gobierno central, ya que lo considera “una demanda justa” por las condiciones en las que incautaron su casa y la injusticia cometida contra su familia.
Durante la ardua labor de investigar los juicios de sus abuelos, solicitar que se anulen y los cientos de páginas en dossieres militares, Francisco ha encontrado más personas con orígenes en Pedro Abad que comparten historias de lucha y resistencia contra el franquismo. Joana Lozano Sánchez se puso en contacto con Francisco para contar la historia de su madre y abuelos, también vecinos del pueblo cordobés de Pedro Abad.
Historias entrecruzadas
Es a través de Joana cuando Francisco descubre que su abuela y la de Joana compartieron celda durante cinco años. “Mi abuela nunca ha querido compartir historias de la cárcel o de la guerra, ella quería mirar hacia delante. Hay muchos vecinos del pueblo con historias parecidas, muy castigados por la guerra”, cuenta Joana.
Dolores Sánchez Villarejo, madre de Joana, fue parte del movimiento de Mujeres Antifascistas en Pedro Abad, su madre era la líder del movimiento, y juntas consiguieron deshacerse de los nombres de todas las integrantes del movimiento y así protegerlas del encarcelamiento. “Tuvieron que huir con los documentos para proteger a su gente, a mis abuelos los encarcelaron, pero mi madre pudo huir”, relata Joana.
Cientos de historias como esta están enterradas en el pasado de España, los que no pudieron defenderse tienen en su familia la oportunidad de recuperar al menos el orgullo y el honor de recibir una disculpa que, aunque tarde, conforta y recupera la esperanza en todas las familias fracturadas por momentos tan crueles de nuestra historia.
Francisco ha conseguido que el juicio contra sus abuelos se declare ilegítimo y ha recibido una declaración de reconocimiento y reparación personal. “Estoy agradecido con el Gobierno de España, se ha reparado el honor y moral, además de anular los juicios militares”, afirma Francisco, aunque sigue a la espera de si podrá recuperar lo que una vez fue el hogar de sus abuelos.
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