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Los pantanos cordobeses se vuelven a llenar y superan el 81%

Situación de la cuenca a las 8.00 del 28 de enero de 2013.

Alfonso Alba

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La Confederación abre las compuertas del Yeguas, Guadalmellato, Vadomojón, Sierra Boyera y Puente Nuevo para recuperar los márgenes de seguridad

2010 y 2011 fueron años extraordinarios de lluvia. En 2010, de hecho, el Guadalquivir llegó a provocar severas inundaciones en el entorno del aeropuerto de Córdoba y los embalses de Córdoba alcanzaron un nivel que no habían visto en una década. Se llegaron a abrir las compuertas de muchos (no de todos, Iznájar quedó al margen) y se garantizó agua para riego y consumo humano e industrial en por lo menos tres años. Sin embargo, la temporada de lluvias del otoño-invierno-primavera de 2011 a 2012 ha sido extraordinariamente seca, ha arrasado las cosechas del campo de la provincia y provocó un desgaste imprevisto en la reserva de agua de la provincia de Córdoba, que además es la provincia andaluz con más recursos hídricos de toda la cuenca del Guadalquivir y por tanto de toda Andalucía.

Pero la temporada de lluvias de 2012 y ahora 2013 ha vuelto a ser excepcional. Tanto, que según el Sistema de Automático de Información Hidrológica (SAIH) del Guadalquivir, el nivel medio de los embalses de la provincia acaban de superar el 81% de su capacidad. Esta situación ha obligado a los gestores de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir a decidir la apertura de algunos embalses para recuperar su resguardo, es decir, su margen de seguridad. El caso más evidente es el del embalse de Yeguas, al noroeste de la provincia. Este pantano ha superado el 100% de su capacidad y en la actualidad ha abierto de forma controlada sus compuertas para arrojar 7,74 metros cúbicos de agua por segundo. Este caudal va a parar al Yeguas, afluente del Guadalquivir.

El Guadalmellato también está abierto. Este embalse está al 87,66% de su capacidad y en estos momentos arroja un caudal de 11,11 metros cúbicos por segundo, pero esta avenida de agua no llega al Guadalquivir sino que desemboca en otro pantano: San Rafael de Navallana, que abastece a la ciudad de Córdoba. Este último pantano está al 73,31% de su capacidad y de momento no es necesario que abra compuertas.

El pantano que más agua está desembalsando en la provincia de Córdoba es el de Vadomojón, en el término municipal de Baena. Esta presa también está intentando recuperar su resguardo (a pesar de que está al 75% de su capacidad) y arroja un caudal de 24,5 metros cúbicos por segundo. Toda esta avenida se vierte al río Guadajoz, que desemboca en el Guadalquivir a la altura del aeropuerto de Córdoba. En 2010, de hecho, las inundaciones en la zona se produjeron por el enorme caudal que alcanzó el Guadajoz en su desembocadura con un ya muy crecido Guadalquivir.

Por último, en la provincia están abiertos también los embalses de Sierra Boyera y Puente Nuevo, pero arrojan un caudal casi insignificante. Aparte, todo lo que sale de Sierra Boyera entra en Puente Nuevo y todo lo que sale de Puente Nuevo va a parar, a través del río Guadiato, a la gigantesca presa de La Breña II. Este macroembalse acaba de alcanzar su cota más alta. Estrenado hace cinco años, el pantano retiene ya 691 hectómetros cúbicos de agua y supera el 84% de su capacidad. La Breña II nació para garantizar el regadío de todos los cultivos de la Vega del Guadalquivir, algo que a estas alturas parece más que seguro para los próximos tres años con tal cantidad de agua en su interior.

A un nivel increíblemente alto está también el que es el embalse de mayor tamaño de Andalucía, Iznájar. Este pantano acaba de superar el 80% de su capacidad y en su interior retiene 784 hectómetros cúbicos de agua. Una ciudad del tamaño de Córdoba se bebe al año 10 hectómetros cúbicos. Iznájar llegó a llenarse en abril de 2010, justo a tiempo para el inicio de la campaña de regadío, que ayudó a su vaciado parcial. Este embalse llevaba 32 años sin alcanzar una cota tan alta.

Mientras tanto, el caudal del Guadalquivir se mantiene estable y en ningún momento ha superado los 400 metros cúbicos por segundo a su paso por la ciudad de Córdoba, muy lejos de superar los 1.000 metros cúbicos considerados como la línea roja a partir de la cual comienzan a producirse inundaciones.

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