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Nueve cámaras grabaron el asalto a la tienda Apple

Agujero en el escaparate por el que accedieron los ladrones

Antonio Gutiérrez

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Los ladrones, perfectamente organizados, fracturaron el cristal blindado con una maza y una cizalla eléctrica | Desecharon equipos informáticos y eligieron teléfonos de alta gama, tabletas y dispositivos fáciles de transportar | Entraron y salieron en poco más de 120 segundos

Un golpe perfectamente organizado e impecablemente ejecutado, que sin embargo podía tener un talón de Aquiles: la tienda Apple que fue asaltada en la madrugada del pasado lunes cuenta con un sofisticado sistema de seguridad, directamente conectado con la Policía, y además con nueve cámaras de vigilancia que han grabado todo lo que sucedió en el establecimiento entre las 05.01 y las 05.04 horas, momento en el que la primera patrulla de la Policía llegó al local y solo pudo certificar el robo, que según las primeras estimaciones podría rondar los 100.000 euros en productos de alta gama.

La grabación ya se encuentra en manos de los investigadores policiales y les permitirá determinar cuántas personas participaron en un asalto supersónico que comenzó con un fuerte impacto de una maza en el cristal blindado de la tienda, de casi 2,5 centímetros de grosor. Una vez fracturado, y sin solución de continuidad, los ladrones emplean una cizalla eléctrica para cortar el escaparate y acceder al interior del local a través de un agujero de casi un metro de diámetro.

La organización es milimétrica y en cuestión de segundos los asaltantes ya están dentro de la tienda en donde también tienen muy claros sus objetivos: los preciados 'iphones' de última generación (su precio de venta roza los 600 euros), la tabletas (ipads) y todos aquellos dispositivos fácilmente transportables y con demanda en el mercado. De esta manera, desechan equipos muy caros porque son complicados de mover y se van directos a por los teléfonos y tabletas. Otra prueba de la organización es que mientras unos roban en los expositores otro u otros fuerzan la vitrina donde se almacenan los objetos que han venido a buscar.

El reloj corre y la Policía está en camino, así que no hay tiempo para más. En poco más de 120 segundos, el coche que les espera a escasos metros de la tienda arranca y se pierde de vista antes de que las patrullas de la Policía lleguen, también en tiempo récord, aunque no suficiente, al lugar del asalto. Nadie oyó nada, no hubo tiempo de reacción. Un golpe perfecto del que solo queda la esperanza de que un descuido de los asaltantes haya permitido a alguna de las nueve cámaras de vigilancia grabar sus rostros o cualquier rasgo distintivo que permita su detención. Aunque vista la profesionalidad  del golpe, la empresa se antoja complicada.

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