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Nacer en tiempos de coronavirus: Leonor, el pequeño Lorenzo y la tranquilidad de no recibir visitas

El pequeño Lorenzo.

Alejandra Luque

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Hasta las coyunturas de crisis regalan momentos inolvidables. Ésta es la historia de Leonor Diéguez, una joven de 26 años que acaba de dar a luz en Córdoba a su primer hijo cuando el coronavirus azota de lleno a toda España. Si el momento del parto está lleno de temores y miedos -más aún para una mamá primeriza-, la incertidumbre es máxima cuando los hospitales se encuentran al límite por el elevado número de personas ingresadas por coronavirus.

“No tenía pánico ninguno porque si te preparas para lo peor siempre te llevas algo positivo”, relata esta chica, cuyo mayor miedo era “no tener un parto con respeto y que los protocolos hubieran cambiado”. En cierto modo, así ha sido. El Hospital Reina Sofía ha establecido que sólo una persona puede acompañar a la madre en el parto y a los familiares no se les permite estar en la sala de espera. Además, las visitas están prohibidas durante el ingreso de la madre y el bebé, una decisión que Leonor agradece enormemente ya que ha podido aprovechar de su pareja y de su hijo, Lorenzo, en la más estricta intimidad.

La joven se enteró que estaba embarazada en el cuarto mes de gestación y previo a un viaje a la ciudad londinense de Birmingham para trabajar durante dos años en un complejo hotelero. Explica que antes de marchar quiso realizarse un chequeo para ver que “todo estuviera correcto” a pesar de llevar cuatro meses sin menstruación. “No le presté atención porque soy de regla muy irregular, a lo que se suma un quiste”, señala. Un test de embarazo despejó todas sus dudas. “Yo no me quería quedar en Córdoba y decía que sólo lo haría en caso de fuerza mayor. Y tanto que lo fue”, comenta entre risas.

Los meses fueron pasando hasta que llegó la madrugada del pasado domingo, cuando Leonor empezó con contracciones. Ya había cumplido las 40 semanas de gestación y a las 12:00 se fue para Reina Sofía, acompañada por su padre ya que el papá del pequeño estaba viviendo en otra casa como medida de prevención. “No quería salir y exponerme por si me decían que me fuera para casa porque todavía era muy pronto para ingresar. Llegué al hospital y estaba de tres centímetros y a las 13:00 ingresé después de estar una hora en monitores. Cuando ya estaba de nueve centímetros decidí ponerme la epidural. No quería pero es que sabía que no iba a llegar con fuerzas para el momento final y empujar”, relata esta mamá.

A las 2:11 del lunes, Lorenzo vino al mundo en un paritorio “desierto y ante unas grandes medidas de seguridad tanto de las enfermeras como de la matrona”, asegura Leonor. “En el ambiente se respiraba preocupación pero, afortunadamente, el parto fue muy tranquilo y respetuoso. Viví también un cambio de turnos pero todo salió rodado”, cuenta la joven que, una vez recuperada ella y el bebé, pasaron a la habitación, donde le esperaba el padre del pequeño. “El coronavirus me ha salvado un poco la vida por así decirlo al restringir las visitas. Ahora ya estamos en casa y mi abuela, por ejemplo, todavía no ha podido ver a su bisnieto pero le envío fotos”, concluye. Cuando se levante el estado de alarma, seguro que Lorenzo recibirá los mimos y los besos privados por nacer en tiempos de coronavirus.

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