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Urbanismo saca a concurso la obra para arreglar la Cuesta del Reventón

Un ciclista por la Cuesta del Reventón

Alfonso Alba

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La Cuesta del Reventón puede ser, de largo, uno de los senderos más populares de Córdoba. O probablemente de los más usados. Cada fin de semana, miles de senderistas y ciclistas suben y bajan por una antigua senda que tiene, incluso, tramos de una calzada romana. Precisamente, este uso tan masivo ha provocado serios problemas en la Cuesta del Reventón, que ha comenzado a sufrir una importante erosión que ha descarnado la antigua senda.

La Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de Córdoba acaba de sacar a concurso el proyecto de obra para la restauración ambiental de este histórico camino de la ciudad. En mayo del año pasado, cuando se anunció la intención de arreglarlo, se recogieron centenares de firmas ya que se temía por un proyecto con “bordillos” y “zahorra” que desnaturalizara el camino. Pero nada más lejos de la realidad.

Este periódico ha tenido acceso al plan, redactado por el Servicio de Proyectos de la Gerencia de Urbanismo, en el que el objetivo pasa, precisamente, por que la Cuesta del Reventón se parezca a lo que fue en su día. Para ello, se prevé una inversión de unos 200.000 euros y un proyecto de obra que duraría unos cuatro meses.

El proyecto hace una descripción técnica del estado actual de la Cuesta del Reventón. El constante paso de senderistas y ciclistas ha provocado un importante deterioro en unos elementos muy populares: los pasos bajos que hay en varios puntos para las escorrentías de las lluvias. Cuando la Junta restauró hace años el camino construyó unas tajeas de piedra que hacían que el agua escurriera. Esos sistemas están hoy tan deteriorados que apenas si cumplen su función. Por eso, en muchos puntos, es el propio camino el que se ha convertido en escorrentía y es por eso que está sufriendo una enorme erosión.

El plan pasa por restaurar con piedra de la zona estas tajeas, para que recuperen su función original. Estos pasos bajos, además, serán reconstruidos en muchos puntos y en otros se ampliarán, para lograr una eficacia mucho mayor a la hora de recoger las aguas de lluvia y evitar que hagan arroyo en el propio camino.

Por otra parte, también se prevé un tratamiento en el propio camino. Así, se rellenarán las cárcavas con material granular, tipo balasto. El objetivo es que cuando llueva ese material no sea arrastrado, como sí que ocurriría con arena o zahorra. Después de que se rellenen las cárcavas, “se procederá a compactar con material de menor granulometría hasta alcanzar los niveles deseados de transitabilidad, en el recorrido del sendero con anchos variables (1,5 a 3 metros) en función de las posibilidades del mismo. No se pretende la total ocultación de la roca aflorante pues sería necesario gran cantidad de aporte de material, que esta primera actuación no contempla por su limitado presupuesto”, señala el proyecto.

Además, se ha previsto adecentar el acceso. Al principio del sendero se habilitará una zona para que los coches puedan dar la vuelta pero no aparcar. El objetivo es evitar los entaponamientos que se producen en ocasiones. 

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