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El Ayuntamiento aprueba la retirada de honores a cuatro militares franquistas de Córdoba

Militares franquistas a los que se retirará los honores y distinciones del Ayuntamiento de Córdoba.

Carmen Reina

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El Pleno del Ayuntamiento de Córdoba ha aprobado este jueves la retirada de honores a cuatro militares franquistas que seguían disponiendo de los mayores honores en el Consistorio cordobés. Según consta en los archivos del Ayuntamiento de Córdoba y publicó este periódico hace casi una década, desde 1936 son hijos predilectos o adoptivos de Córdoba los generales Gonzalo Queipo de Llano (comandante del Ejército franquista en Andalucía) y José Varela, junto a los coroneles Ciriaco Cascajo (este nombrado hijo predilecto) y Eduardo Sáenz de Buruaga. Además, en 1944 también fue nombrado hijo adoptivo el coronel Manuel Aguilar Galindo y Aguilar Galindo, y en 1957 el ministro de Obras Públicas de Franco Fernando Suárez de Tangil, conde de Vallellano.

Se ha llegado a esta aprobación con los votos a favor de PP, PSOE y Hacemos Córdoba, y la abstención de Vox. Así, casi tres años después de la aprobación de una nueva ley de Memoria Democrática, el Ayuntamiento de Córdoba va a iniciar los trámites para la retirada de los honores a estos cuatro militares, considerados los responsables de una represión en Córdoba que acabó con la muerte por fusilamiento o hambre en la cárcel de unas 4.000 personas solo en la ciudad. Los estudios elevan la cifra por encima de las 10.000 personas represaliadas hasta la muerte en toda la provincia.

El Pleno ha aprobado así el dictamen de la Comisión Permanente de Presidencia y Políticas Transversales para la revocación de Honores y Distinciones anteriores a la entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática, “incompatibles con los valores democráticos y los derechos y libertades fundamentales”. El documento propone “retirar el título de Hijo Predilecto y Preclaro a Ciriaco Cascajo Ruiz, y el de Hijo Adoptivo al General José Varela Iglesias, al General Gonzalo Queipo de Llano y al Coronel Sáez de Buruaga”.

La propuesta llega después de un informe jurídico que señala que hay que cumplir con la ley y que por tanto el Pleno tiene el deber de retirar los honores a estos militares. 

Hace seis años, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera (Aremehisa), con su presidente a la cabeza, Rafael Espino, decidió denunciarlo. Lo hizo ante el Defensor del Pueblo, que durante todo este tipo ha requerido al Ayuntamiento de Córdoba a revisar su cuadro de honores. 

Los militares

Así, el general Gonzalo Queipo de Llano comandaba desde Sevilla capital todas las operaciones militares en Andalucía para lograr que triunfara el golpe de estado. En Córdoba ordenó el 18 de julio de 1936 la toma del Gobierno Civil, el único edificio oficial de la ciudad que resistió al alzamiento de los militares franquistas. Posteriormente coordinó la represión y fue el encargado de nombrar a las autoridades civiles y militares que gobernaron la ciudad durante la guerra. Según consta en los archivos municipales del Ayuntamiento, en 1936 fue nombrado Hijo Adoptivo y preeminente de Córdoba, sin que conste que esta decisión y distinción haya sido revocada, atendiendo a la Ley de Memoria Histórica.

Por su parte, el general José Varela Iglesias mantiene desde 1936 la misma categoría de Queipo de Llano. Este militar fue el encargado, durante la Guerra Civil, de comandar las distintas operaciones militares en la provincia de Córdoba. También lo hizo en Antequera, en Málaga y en Sevilla. Acabó siendo ministro del Ejército en el primer gabinete del dictador Franco.

Ciriaco Cascajo es Hijo Predilecto de la ciudad de Córdoba, donde nació. De hecho, está enterrado con todos los honores en el cementerio de la Salud, donde se recuerda su participación en la Guerra Civil española. Cascajo dirigía el Regimiento de Artillería de la ciudad. El mismo 18 de julio y tras hablar con Queipo de Llano se sumó a la sublevación militar y sacó en el ejército a las calles de la ciudad, para acabar tomando en Gobierno Civil. Cascajo acabó siendo el comandante militar de la ciudad y uno de los responsables de la brutal represión que acabó fusilando a miles de cordobeses.

Eduardo Sáenz de Buruaga está considerado también como uno de los militares más sanguinarios de la Guerra Civil, sobre todo después de comandar la matanza de Baena. Sáenz de Buruaga llegó a Córdoba justo después de que se consolidase el golpe de estado, que había triunfado en la ciudad pero no en la provincia. Desde la capital lideró la marcha de diversas columnas de militares a distintos pueblos, que acabó tomando.

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