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Joaquina Benavente: la cordobesa que ha llevado su maestría haciendo churros hasta Catar

Joaquina Benavente, en el centro con delantal, en la churrería de Doha (Catar).

Carmen Reina

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El pasado 8 de febrero, abrió en Catar la primera churrería del país. Lo hizo en Doha, la capital, con un empresario catarí como propietario y una cordobesa como maestra churrera. Se trata de Joaquina Benavente, una cordobesa de 54 años que dejó de niña su pueblo natal -Fuente Obejuna- y lleva dos décadas al frente de una churrería en Alcorcón (Madrid), de donde ha sido reclutada para llevar sus recetas de los mejores churros y porras hasta el primer establecimiento de este tipo que abre en Catar.

Esta particular oportunidad laboral le llegó a través de una persona de la embajada de Catar, que requería para un empresario catarí profesionales de la churrería para el local que iba a abrir en Doha. “Nadie de los que enviamos cuajaba y, al final, me pidieron que fuera yo. Soy una mujer decidida”, explica a CORDÓPOLIS Joaquina. Y a Catar que se fue el 6 de febrero y se hizo cargo de la inauguración del establecimiento solo dos días después.

Al empresario catarí -que había vivido 15 años en España- le cautivaron sus recetas de churros y porras, y no quería dejar pasar la maestría de Joaquina para contribuir al éxito de su negocio. En su estancia, esta cordobesa afincada en Madrid ha enseñado sus recetas al personal del local de Doha, donde ya triunfan los churros de lazo, con cobertura de chocolate blanco y negro, los churros rellenos, las rosquillas cervantinas y las porras.

Esas recetas ya hacen las delicias de la colonia de españoles que viven en Doha y, pronto, según los cálculos del empresario, podrán abrir una segunda churrería en la capital catarí. “Allí no solo consumen los churros en el establecimiento, sino que también se preparan pedidos para casa”, explica Joaquina sobre su experiencia.

De vuelta ya a España, esta cordobesa sigue asesorando en la distancia a los trabajadores de la churrería catarí. “Todos los días me mandan mensajes”, dice para explicar que sigue siendo la guía a distancia de las mejores recetas de churros de aquel país.

Joaquina cuenta esta experiencia divertida, contenta, consciente de que esta especie de premio profesional le ha llegado después de mucho esfuerzo y dedicación. “Es muy duro”, dice cuando cuenta cómo se tiene que levantar a las 3:30 de la madrugada en su día a día para llevar la churrería en Madrid. Lleva 20 años haciendo churros, en el establecimiento que era de la familia de su marido y donde ella empezó, “sin tener ni idea” -dice-, de forma autodidacta, hasta que se su maestría la ha llevado a otro continente a enseñar cómo se hacen unos buenos churros.

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