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Isabel Ambrosio: “Lo más frustrante es no poder hacer frente a muchas necesidades de la ciudadanía”

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Carmen Reina

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En la semana en que se cumple el 40 aniversario de las primeras elecciones democráticas en los ayuntamientos del 3 de abril de 1979, CORDÓPOLIS ha ofrecido una serie diaria de entrevistas con todos los alcaldes y alcaldesas que ha tenido Córdoba en estas cuatro décadas, a excepción de Andrés Ocaña, fallecido en 2017.

Cada uno de ellos ha respondido a una serie de preguntas sobre su experiencia al frente del Ayuntamiento en su mandato, con las que dibujar los cambios en este tiempo en la política municipal. Este sábado es el turno de quien ha tenido el bastón de mando en el último mandato de estos 40 años, la actual alcaldesa, Isabel Ambrosio, al frente del Ayuntamiento desde 2015.

PREGUNTA. Cuando tomó posesión como alcaldesa, ¿cuál creyó que era la principal misión que debía cumplir al frente del Ayuntamiento?

RESPUESTA. Fundamentalmente devolver la ciudad a las cordobesas y los cordobeses y convertir el Ayuntamiento en el lugar donde escuchar e intentar resolver sus problemas, en lugar de una empresa donde solo se tuviera en consideración la cuenta de resultados. En junio de 2015, Córdoba vivía una auténtica situación de emergencia social y de quiebra de confianza de la ciudadanía en su institución más cercana, que es el Ayuntamiento. Luchar contra ambas ha sido una de mis principales prioridades.

P. ¿Qué fue lo que más le llamó la atención del funcionamiento del Ayuntamiento?

R. El escaso margen de maniobra que la burocracia administrativa deja para desarrollar proyectos nuevos. Nos estamos esforzando por simplificar procedimientos y eliminar trabas, pero la maraña es tan densa que, a pesar de nuestros esfuerzos, aún queda mucho camino para conseguir la agilidad exigible por cualquier ciudadano, o cualquier empresa.

P. ¿Cuál fue la principal dificultad a la que se enfrentó?

R. Fundamentalmente la escasez de personal y la restrictiva legislación, puesta en marcha por el Gobierno del PP, que parece diseñada para acabar con la autonomía municipal, olvidándose que un Ayuntamiento es tan Estado, como el Gobierno central. La congelación de la tasa de reposición nos ha hecho un enorme daño a todos los ayuntamientos, impidiendo poder mantener nuestras plantillas en las cifras que teníamos para poder hacer frente a las necesidades de nuestras ciudades. Si a esto le añadimos el intervencionismo implacable en materia económica -justificable para ayuntamientos con problemas financieros, pero no para todos- que nos está impidiendo gastar nuestros ahorros en aquello que consideremos más necesario para nuestra ciudad, obtendremos un cuadro bastante preocupante.

P. ¿Cómo ha sido la relación como alcaldesa con la sociedad durante su mandato?

R. En líneas generales, creo que la podemos considerar bastante buena. Desde el minuto uno de mi mandato he tenido como una prioridad, escuchar a los colectivos y al tejido social de esta ciudad. No hay que olvidar que veníamos de cuatro años, durante los cuales, el concepto “diálogo”, se había borrado del diccionario del gobierno municipal y eso, en una ciudad, que ha sido uno de los referentes más importantes de la participación ciudadana en nuestro país, es un pecado capital.

Durante estos cuatro años no se ha tomado una sola decisión de importancia en la ciudad, donde no se haya escuchado y en la mayor parte de los casos, tenido en cuenta la opinión de las cordobesas y cordobeses. Eso nos ha valido numerosas críticas de la oposición, aunque estoy muy satisfecha de que hayamos trabajado de esa manera, porque una ciudad no se puede gobernar desde el despotismo ilustrado, que tanto practicaron algunos.

P. ¿Qué medida que tomó durante su mandato le produce más orgullo? ¿Y cuál más frustración?

R. Posiblemente haber conseguido poner de acuerdo a todos los agentes sociales en la estrategia logística que puede ser el principal elemento aglutinador de esta ciudad en los próximos años. Desde la frustrada capitalidad cultural, Córdoba no había tenido un proyecto compartido, creo que este lo puede ser y por eso no hemos escatimado esfuerzos, para sentar las bases sobre las que trabajar en esa dirección.

Como más frustrante, no poder haber hecho frente a muchas necesidades de la ciudadanía, unas veces por falta de competencias y otras por imposibilidades materiales.

P. ¿Se arrepiente de alguna decisión que tomó? ¿Cuál?

R. Todas y cada una de las decisiones que he tomado como alcaldesa, lo han sido primando el interés de Córdoba por encima de cualquier otro. Algunas habrán sido más acertadas que otras, pero todas han nacido del convencimiento de que, en un momento determinado, eran beneficiosas para la ciudadanía.

P. Un consejo para el camino que emprenda la próxima Corporación municipal a partir de mayo de 2019.

R. Que coloquen a Córdoba por encima de todo lo demás y que gobiernen escuchando a las cordobesas y cordobeses, porque cuantas más voluntades coincidan en las decisiones, menos posibilidades tendrán de ser erróneas.

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