El irresistible encanto del caracol cordobés

El caracol cordobés es irresistible, pero sobre todo si es gratis. Este domingo, desde el mediodía, ha regresado a las Setas de Noreña la popular Caracolada, que se suspendió el año pasado. Desde primera hora, oleadas de personas acudían al olor de una buena ración de caracoles, ya fueran gordos o chicos.

Este año, a diferencia de los anteriores, la Caracolada se ha limitado a eso, a ingerir invertebrados como si no hubiera un mañana. No ha habido premios al mejor puesto, a la mejor tapa, al mejor servicio o al camarero más simpático. Tampoco ha habido un escenario, pero sí música y mucha gente.

Muchos vecinos acudían provistos, incluso, de sus propias sillas y mesas, dispuestos a echar una buena jornada comiendo caracoles. Los menos preparados buscaban las sombras y se sentaban donde podían. Algunos incluso en el suelo. Los menos se traían la bebida de casa. Los más eran solidarios con los caracoleros que habían decidido perder una mañana de su negocio y regalar hasta una tonelada de este manjar cordobés a sus vecinos a cambio prácticamente de nada.

Avanzada la mañana, hubo más música, actuaciones e incluso algún paseo a caballo. Pero poco más en una jornada de convivencia y homenaje al caracol cordobés, ese que dicen que es irresistible en su guiso (aunque a veces provenga de lugares remotos). A disfrutar de los sorbos.