El Hospital Reina Sofía, pionero en Andalucía en una nueva intervención cardiovascular
El Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba ha implantado las dos primeras válvulas tricúspide en Andalucía por vía percutánea a dos pacientes que se recuperan satisfactoriamente, intervenciones que se llevaron a finales de junio.
Según informa la Junta de Andalucía en una nota, han sido posibles gracias a la participación de la Unidad de Cardiología y de Cirugía Cardiovascular del centro cordobés en un estudio europeo que persigue evaluar la eficacia de la colocación de esta prótesis cardiaca por cateterismo en pacientes con insuficiencia tricúspide grave que no se pueden someter a una intervención quirúrgica (que es el tratamiento convencional).
El proyecto continúa abierto en estos momentos y en las próximas semanas está prevista la inclusión de más pacientes del Hospital Reina Sofía, tras el estudio minucioso de los posibles candidatos. En el proyecto participan nueve centros españoles y uno austriaco y se implantarán válvulas tricúspide por procedimientos hemodinámicos a 35 pacientes en total. Los hospitales son el Clínico de Málaga, Álvaro Cunqueiro (Vigo), Ramón y Cajal, La Paz y San Carlos (Madrid), Hospital Universitario de Salamanca y el Clínico de Valladolid y Trías i Pujol y Bellvitge (Barcelona).
El jefe de la Unidad de Cardiología del Hospital Universitario Reina Sofía, Manuel Pan, ha señalado que “hemos podido incorporar una tecnología a la que ya estamos acostumbrados, pues en nuestro servicio ya implantamos por vía percutánea desde hace años válvulas aórticas, pulmonares y también la mitral y hay mucha similitud entre las técnicas”.
“Participar en este proyecto nos permite ofrecer una alternativa que cobra especial relevancia en pacientes complejos en los que la cirugía está contraindicada”, ha agregado. El día que se llevaron estos primeros implantes estuvieron presentes profesionales de otros centros que ya acumulan experiencia en esta técnica.
Concretamente, ha proseguido Pan, los candidatos son personas que se encuentran “muy sintomáticas, con una disfunción muy severa de la válvula tricúspide, con escasa respuesta al tratamiento médico y sin indicación de cirugía”. En el caso de las pacientes que ya se han beneficiado en el Hospital Reina Sofía, se trata de dos mujeres de alrededor de 70 años consideradas de alto riesgo con cirugías previas para repuesto valvular mitral y aórtico.
Además, ha comentado el cardiólogo intervencionista, “hemos intervenido en las últimas semanas a un tercer paciente con insuficiencia grave de esta válvula que no podías incluirse en el estudio por el tamaño de sus venas cavas y que tampoco se podía intervenir por cirugía abierta”.
En este caso, “recurrimos a una segunda técnica, por primera vez en nuestro centro, que ha consistido en el implante de grapas que alivian la situación del enfermo. Ha ido bien y el paciente está de alta y con buena recuperación. Contamos para realizar este procedimiento con la proctorización del doctor Rodrigo Estevez (Vigo)”.
Sintomatología
Entre su sintomatología, las personas con insuficiencia tricúspide grave suelen presentar edemas (hinchazón) que dificultan el desarrollo de las actividades cotidianas. El implante es un sistema valvular biológico que se coloca en la vena cava superior e inferior, es decir, consta de dos dispositivos autoexpandibles que se ponen sin alterar la vena valvular tricúspide natural.
La válvula tricúspide es una de las cuatro válvulas que regulan el flujo sanguíneo a través del corazón. Estas válvulas mantienen la sangre fluyendo en la dirección adecuada a través del músculo cardíaco. La válvula tricúspide separa las dos cavidades superiores del corazón (aurículas) de las cavidades inferiores (ventrículos). Con cada latido del corazón, las aurículas se llenan con sangre del cuerpo y de los pulmones, y los ventrículos se contraen para bombear la sangre a los pulmones y al resto del cuerpo.
A medida que las aurículas se llenan, la válvula tricúspide se abre para permitir que la sangre fluya desde la aurícula derecha hacia el ventrículo derecho. A medida que los ventrículos se contraen, la válvula tricúspide se cierra bien para evitar que la sangre vuelva a la aurícula derecha. Cuando la válvula tricúspide no funciona correctamente, puede interferir en la dirección adecuada del flujo sanguíneo y obligar al corazón a trabajar más para llevar la sangre necesaria a los pulmones y al resto del cuerpo.
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