Homenaje a Manolo Sanlúcar
El Ayuntamiento de Córdoba y el Instituto Municipal de Artes Escénicas (IMAE) reconocen al artista gaditano su entrega y dedicación al Festival de la Guitarra
Las instituciones municipales no han dudado en otorgar este reconocimiento a Manolo Sanlúcar, un guitarrista que dedica sus 24 horas al instrumento con el que ha crecido. Y dicen que también trabaja cuando duerme, “porque es alguien que nunca descansa”, señaló Alfonso Linares, uno de sus alumnos y quien dedicó unos minutos a ensalzar la figura del artista. Linares destacó la sinceridad y responsabilidad de Sanlúcar, para quien la guitarra “no es echar el rato con los amigos”.
Su pupilo resaltó la dedicación que Sanlúcar siempre les ha dedicado como alumnos. Más de una vez lo han echado del teatro porque se acababa el tiempo de las clases, “pero ahí no estaba todo terminado. A veces, incluso, se paraba en la puerta con nosotros y daba por finalizada la clase”, señaló Linares.
Por su parte, la Delegada de Cultura, María del Mar Téllez, también hizo mención al lado docente del artista. “Si algo ha marcado su especial vinculación con el Festival es su extraordinaria dedicación a los cursos y a sus alumnos”. Y así es. Desde 2001 y hasta la presente edición, Sanlúcar ha impartido el curso Naturaleza y forma de la guitarra flamenca, por el cual han pasado más de un millar de alumnos de una veintena de países.
“Ahora me toca a mi decir unas cuantas tonterías”. Así comenzaba el discurso de Sanlúcar, una disertación que se convirtió en un agradecimiento a sus padres y en una alabanza a Andalucía. “Mi padre me enseñó quién era yo, me habló de la guitarra con la guitarra y, con ella, me contaba historias de nuestra gente, de nuestra cultura. A través de él recibí ese legado de mi condición andaluza”. Porque Sanlúcar sólo reconoce una atadura: aquella que le une a Andalucía, “mi pueblo”. De este a oeste porque “me lo recuerda siempre la propia cultura nuestra”. Fue a su madre a quien le dedicó las palabras más bellas. El artista no dudó en afirmar que este homenaje, “aquí o en cualquier lugar, es como recibir el beso de mi madre”.
Durante su discurso, Sanlúcar reconoció que no todo ha sido tocar la guitarra. “Llegó un momento en que entendía que tenía que adquirir una cultura suficiente como para relacionarme con la música, con su filosofía y con la de los grandes pensadores. A mis alumnos no les hablo sólo de guitarra, sino también de literatura y de cultura”.
Con un breve pero sentido recorrido, Sanlúcar contó a los allí presentes (artistas como Roland Dyens o Vicente Amigo) cómo la guitarra se fue haciendo un hueco en su vida hasta convertirse en la herramienta necesaria para expresarse y reivindicar los problemas de las personas que le rodean ya que “el artista de verdad es quien se implica en la vida y quien desarrolla su espíritu de esa manera. Quien no lo hace, es un falso artista”. También tuvo palabras de agradecimiento para sus alumnos ya que, “gracias a ellos, yo he dejado de ser maestro y me he convertido en ser humano”.
Sanlúcar ha sido un artista asiduo al Festival desde finales de los años 80 hasta la actualidad y reconoció que Córdoba es un lugar “especial”. Caracterizó a la ciudad califal como una tierra “en la que se siente la vida de manera distinta”, donde cada instante se vive intensamente.
Este reconocimiento se une a uno muy especial que recibió el pasado mes de febrero: la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, un galardón que distingue a personas o entidades que hayan destacado de modo eminente en la creación artística, prestando servicios señalados o fomentando notoriamente la enseñanza, el desarrollo y difusión del arte o la conservación del patrimonio artístico nacional.
Medea y su vuelta al mundo gracias al Ballet Nacional de España. Tauromagia o el recorrido musical a todo el mundo que rodea al toreo. Unas manos que, en 2013, callaron para el gran público. Unos ojos que entienden de flamenco y profesionalidad. Y unas canas que cuentan historias y vivencias rendidas, una a una, a Andalucía. Manolo Sanlúcar.
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