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El (falso) mito del emprendedor perfecto

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Redacción Cordópolis

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Un día más, una semana más, un mes más, un año más, vuelvo a estar saturado de tanta publicidad de lo súper mega guay de lo que es el fabuloso mundo del emprendedor.

En otro post hablaré de porqué lo llaman emprendedor cuando realmente lo que deberían llamarlo es autónomo o empresario. Ahhh, no, que los empresarios estamos estigmatizados y endemoniados como explotadores. Mejor una hermosa metáfora…. emprendedor. Ya hablaremos.

Encontrar listas más o menos interminables de las características que debe poseer este súper héroe moderno es más fácil que encontrar una aguja en un pajar. Así, a modo de ejemplo, enumero textualmente la primera de las listas que he encontrado: iniciativa, orientación al logro, estar siempre aprendiendo, resistencia al fracaso, capacidad de aceptar los errores, gran enfoque, tomador de decisiones, intuiciones y visión de futuro, liderazgo, capacidad de crear equipos, adaptación al cambio, creatividad. Vendiéndolo asó, lo tengo claro, de mayor quiero ser uno de esos.

Desde todas las administraciones nos sugieren que la solución a nuestros problemas es ser emprendedor. Desde casi todos los partidos políticos nos sugieren lo mismo (y digo casi todos porque hay algunos que por ideología piensan que la solución es el empleo público y la crucifixión del empresariado en general). Ideológicamente nos encumbran, prometen ayudas que a la hora de la verdad se quedan a mitad de camino de lo que realmente deberían ser (a modo de ejemplo la tarifa la cuota reducida de autónomo, que si montas una sociedad no sólo no te la puedes aplicar si no que como administrador te cobran 70 eurillos más o si contratas a alguien ya no puedes ser beneficiario, y eso que era para incentivar la creación de empleo).

También es cierto que desde todas las administraciones hay un esfuerzo titánico en dar el mejor apoyo en el asesoramiento inicial que no es nada desdeñable ni despreciable. Al cesar lo que es del cesar.

No se nos puede olvidar ese gran halo de perfección que nos rodea a los emprendedores de grandes optimistas, triunfadores, que no se equivocan, gente con una sonrisa profident, altos guapos y apolíneos.

Y digo yo, una mierda. Y de las grandes.

Porqué nadie cuenta la verdad de lo que es ser emprendedor. O empresario. De que para que las cosas funcionen no hay horas suficientes en el día, que los fines de semana y fiestas no vienen en tu calendario, que te las ves y te las deseas para poder llegar a final de mes, que las cuotas de autónomo son una autentica losa para el que está empezando, que los trámites y la burrocracia (si, burrocracia) son interminables, que los requisitos fiscales cada día son más complicados de cumplir y la presión a la que nos someten no se la deseo ni a mi peor enemigo, que no hay banco que te preste dinero a menos que tengas unos avales que para mí los quisiera.

Porqué nadie nos cuenta que para que las cosas medio funcionen deberías saber, y tener, ciertas nociones empresariales, que es importantísimo tener tu modelo de negocio por escrito, que sí o sí te hará falta liquidez, que vas a tener que mirar continuamente tu cartera y la calderilla de los bolsillos, que lo del plan de marketing no es una gilipollez, que pararse a hacer un presupuesto que nos sirva de guía es necesario, que elegir la forma jurídica adecuada no es un capricho. Y para que nadie diga que quiero venderme no voy a escribir que buscarse un asesor competente (no hablo de liquidador de impuestos) que te ayude a darle forma a tu proyecto y analice su viabilidad también es importante y que te puede ahorrar muchos dolores de cabeza, y dinero.

Porqué nadie nos cuenta que eso de conciliar la vida familiar y profesional es como hacerse una foto con un unicornio blanco. Un sueño, un mito.

Porqué nadie nos cuenta que emprender o el autoempleo como último recurso, a la desesperada, porque no hay otra posibilidad,  muy posiblemente sea un paso hacia un precipicio, que es peor el remedio que la enfermedad.

Al menos un servidor cuando leo tanta tontería sobre el maravilloso y mega guay mundo del emprendedor me siento como Súper López, el personaje que nos acompaña hoy, el antihéroe, que nació como una parodia del mítico Superman. Nos veo más de carne y hueso, incluso algunos regordetes. Se lo que se sufre. Lo que nos falta a final de mes y a primeros del siguiente. Lo rematadamente complicado que es arrancar y no hablemos de dar el salto de la contratación.

Pero si os digo la verdad, cada día estoy más feliz de pertenecer a ese loco mundo de los emprendedores y de los empresarios. Que sí, que es rematadamente jodido, pero igualmente enriquecedor. Que una vez pasada la travesía del desierto y comienzas a sufrir los espejismos de las primeras llamadas de potenciales clientes te inflas de esperanza, y que al final, los clientes llegar llegan, si hiciste bien los deberes.

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