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Dos estampas para el recuerdo

Titulares de la Paz en San Jacinto, próximos a la Virgen de los Dolores | ÁLEX GALLEGOS

Rafael Ávalos

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Allí donde se erige, imponente siempre, el Cristo de los Desagravios y Misericordia, la devoción es quizá más intensa. La plaza de Capuchinos es, con la sempiterna figura del Crucificado popularmente denominado de los Faroles, rincón no sólo único sino de especial raigambre cofrade. En este punto de la ciudad tienen sus sedes hasta tres hermandades. Dos de ellas permanecen desde hace décadas en la iglesia conventual del Santo Ángel, más conocida como de Capuchinos, y la tercera lo hace en la vecina de San Jacinto. Precisamente unas obras en el primero de los templos es lo que estos días provoca dos estampas para el recuerdo: los titulares de la Paz se encuentran por vez primera en mismo lugar que Nuestra Señora de los Dolores y los de la Sangre regresan a la que fuera su casa, el convento del Císter, en los orígenes de la cofradía.

En efecto, la Córdoba cofrade tiene la oportunidad durante un tiempo de contemplar imágenes inéditas o ya guardadas en un baúl. Nunca vista es la fotografía que regala desde el pasado lunes la iglesia hospital de San Jacinto, donde está radicada desde tiempo inmemorial la hermandad de los Dolores. En un altar efímero levantado en uno de los laterales del templo están dispuestas al culto las imágenes de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia y Nuestra Señora de la Paz y Esperanza, titulares ambos de la Paz. Las tallas se sitúan sólo un puñado de metros más allá del punto en que preside Nuestra Señora de los Dolores. La memorable estampa la completa un gesto de las dos corporaciones, el intercambio de una corona dolorosa y un rosario en las manos de cada Virgen.

Hasta ahora, únicamente pudo verse a la Virgen de la Paz acceder a su vecino templo con motivo de su rosario de la aurora. Pero jamás permanecieron tanto Ella como el Señor de la Humildad en San Jacinto. Curiosamente, esta imagen para el recuerdo se produce cuando la corporación radicada en el Santo Ángel vive el año previo al de la coronación canónica de su titular mariana. Sin duda se trata de un hecho inolvidable para sus hermanos, tanto como para los de los Dolores, y en general para los cofrades de la ciudad. Con todo, no es el único que se produce desde el lunes. Aunque el otro se ubica fuera de la empedrada plaza de Capuchinos. No muy lejos tampoco, eso sí. En concreto, la fotografía es posible en la próxima calle Carbonell y Morand, tras dejar atrás Bailío desde el rincón en que se erige el Cristo de los Faroles.

Justo en el segundo punto, donde también se ubica la plaza del Cardenal Toledo, se levanta el convento de la Inmaculada Concepción. O lo que es lo mismo, del Císter. Es allí donde se encuentran para su culto Nuestro Padre Jesús de la Sangre y Nuestra Señora Reina de los Ángeles en sus Misterios Dolorosos. San Juan Evangelista, que cada Martes Santo acompaña bajo palio a la Virgen, les acompaña en un altar efímero para este tiempo. También halla resguardo, en otro lugar visible del templo, Nuestra Señora Reina de los Ángeles en sus Misterios Gozosos, titular de Gloria de la cofradía. De esta forma, el monasterio, que fuera sede original de la corporación, acoge a las imágenes por vez primera desde su traslado al Santo Ángel. Más de dos décadas han transcurrido.

Fue en 1996 cuando la hermandad de la Sangre, entonces conocida -y todavía por no pocos- como del Císter, marchó a Capuchinos. Desde entonces, sólo Nuestra Señora Reina de los Ángeles en sus Misterios Dolorosos regresó al templo en que se fundó su cofradía. Ocurrió de manera extraordinaria en 2016, con motivo del 40 aniversario de dicha creación. Por tanto, en este escenario es posible tomar otra fotografía para la posteridad. Las imágenes vuelven por unos días al lugar en que todo comenzó para la corporación de la que son titulares, que mantiene su ligazón con el convento allende los años. De ello da muestra, sin ir más lejos, cada Martes Santo al paso de su cortejo penitencial ante la puerta de la Inmaculada Concepción.

Las dos estampas para el recuerdo se dan, como ya quedó mencionado, a razón de unas obras en la iglesia conventual del Santo Ángel. Está previsto que las mismas se desarrollen durante las próximas dos o tres semanas, tiempo durante el cual tanto los titulares de la Paz van a continuar en San Jacinto y los de la Sangre en el Císter. En el primer caso, es posible rendir culto a las imágenes en el horario habitual de la iglesia hospital en Capuchinos. En el segundo, el convento permanece abierto desde las 17:00 hasta después de la misa de 19:00.

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