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“Conchi no ha muerto, la han asesinado”

Concentración por el asesinato de Conchi | ALEX GALLEGOS

Juan Velasco

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“Más allá de las leyes y de las normativas, está más que claro que no ayuda invisibilizar el trabajo feminista o tratar de hacer ver que las violencias machistas no existen”, decía este martes Elena Vega, portavoz de la Plataforma Cordobesa contra la Violencia a las Mujeres, a unos metros de una silueta que simulaba un cadáver. Uno más. El número 14 de un año que apenas cuenta 10 semanas de calendario.

Este martes, las cientos de mujeres que acudieron a la concentración por el asesinato machista de Conchi, la última víctima registrada en Córdoba, apuñalada por su expareja, parecían gritar, con sus gritos y también con sus silencios, que el tiempo es un juez demasiado severo con esta sociedad. Que cada asesinato machista colma una gota más el vaso de la paciencia del feminismo.

Y que esto no ha de sonar alarmista. No debería. Aunque solo sea por comparación. Porque si esta sociedad es capaz de asumir sin poner el grito en el cielo la cifra de 14 mujeres asesinadas a manos de sus parejas en 10 semanas, entonces no debería haber una sola voz que se alarmara ante la urgencia del feminismo como antídoto frente al veneno del machismo.

Pero los hay que viven alarmados y alarmando contra las asociaciones de mujeres. Algunos de ellos y algunas de ellas sostienen gobiernos. Frente a ellos, Elena Vega advertía de que este domingo 8 de marzo las mujeres saldrán a la calle con la misma urgencia de siempre, con el mismo dolor de siempre. A su lado, asentía Toñi Valenzuela, de la Asociación de Mujeres Atalanta, de Posadas.

Valenzuela reconocía que este año Conchi va a estar en la mente de muchas cuando llegue el domingo. Algunas a duras penas podían contener las lágrimas hoy. Pero Valenzuela, vecina de una mujer asesinada, aclaraba al segundo: “Todas las mujeres nos duelen igual”. “Conchi somos todas”, decía una pancarta a su espalda.

No hay fisuras, o no debería haberlas, cuando una mujer muere por intentar rehacer su vida. Tampoco las hay a la hora de catalogar muertes como la de Conchi como lo que son: “asesinatos”. “No es una muerte, es asesinato” ha sido el cántico que roto el minuto de silencio que se ha guardado esta noche en el Bulevar. Un minuto. Más tiempo. Más rabia ante algo que nunca debería ser cotidiano.

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