El cogobierno ante su ecuador: ¿en qué ha cambiado la ciudad en dos años?
Este martes se cumplen dos años desde que Isabel Ambrosio se convirtió en la alcaldesa de Córdoba. Dos años del autodenominado “gobierno del cambio”, que surgió gracias al pacto del PSOE con Ganemos e Izquierda Unida. Los segundos decidieron apoyar pero desde fuera del gobierno. Los terceros sí que asumieron competencias. Pero, ¿en qué ha cambiado la ciudad en estos dos años?
Si hay algo que molesta especialmente a muchos miembros del equipo de gobierno es que en determinados sectores de la sociedad cordobesa les cuelguen la etiqueta de la “peor Corporación” de la democracia. Y eso es algo que en la oposición se repite constantemente. En esta y en casi todas las oposiciones que ha habido en el Ayuntamiento desde 1978. Por eso, insisten en hablar del “gobierno del cambio”, del “gobierno de las personas”, que “escucha a los vecinos” a diferencia de la mayoría absoluta del PP. Ese es, a día de hoy, uno de los grandes argumentos de ese “cambio tranquilo” del que habló Ambrosio en campaña electoral, a quien no le gusta las estridencias, las revoluciones o los golpes en la mesa.
Este lunes, el PP insistía en la idea: “Este es el peor gobierno de la democracia”. La alcaldesa, que ha emplazado a los periodistas a un acto que se celebrará este martes en el que hará balance de estos dos años, insistía en que se ha recuperado “la participación ciudadana” y el “empleo”. De hecho, desde 2010 no había tan pocos cordobeses parados, según los últimos datos del Ministerio. La regidora fue más allá y habló de que “se ha hecho un trabajo importante, un esfuerzo por recuperar los elementos comprometidos, que tenían que ver con que las personas y vecinos de la ciudad estuvieran por encima de los números”, que, a su juicio, “había sido la dinámica y la actuación de los cuatro últimos años del gobierno del PP”.
Pero más allá de las declaraciones cruzadas están los cambios reales, la percepción de una ciudadanía cada vez más atrincherada y distanciada entre sí, y la gestión real. Estos dos años de mandato, reconocen todos los miembros del equipo de gobierno, la gestión ha sido difícil por la inestabilidad de un gobierno de 11 concejales en minoría. Los presupuestos y los asuntos clave del Pleno dependen del voto de los cuatro concejales de Ganemos Córdoba. La relación con esta formación es ahora más tensa que nunca. Podemos ha pedido a Ganemos que rompa con el PSOE y a IU que abandone el gobierno local. Las dos formaciones se han negado y han apelado a su independencia, pero este hecho ha evidenciado la tensa relación entre los socios de gobierno y que una vez alcanzado el ecuador del mandato las formaciones empiezan ya a mirar más a la próxima cita electoral, la de mayo del año 2019.
HOJA DE RUTA
La alcaldesa defiende siempre que se le pregunta el alto grado de cumplimiento, a su juicio, de la hoja de ruta que firmó en junio de 2015 para sentarse en el despacho presidencial de Capitulares. El pacto con IU y Ganemos contempla 51 medidas que, a juicio del PSOE, se están cumpliendo en su mayor parte. Incluso en los asuntos más espinosos como la memoria histórica (se ha creado una comisión y al Pleno de este martes va una declaración institucional), las relaciones con la Iglesia (se ha creado una comisión sobre la Mezquita) o con los bancos (se están renegociando préstamos) hay acuerdos.
Ahora, justo en el ecuador del mandato, hay un asunto que separa: la política de Personal. Ganemos ha pedido la comparecencia del concejal de Recursos Humanos, David Luque, y CGT y CTA han convocado una huelga de una hora. IU, por su parte, negocia por su cuenta con los trabajadores de Aucorsa (competencia del PSOE), y el PSOE se defiende, diciendo que está haciendo “la mejor política de Recursos Humanos de la Democracia”, según el propio David Luque.
La relación entre el PSOE e IU no es la mejor, sobre todo desde esta primavera. Las opiniones del líder de IU Pedro García sobre el traslado de la carrera oficial de la Semana Santa al entorno de la Mezquita Catedral (competencia del PSOE) molestaron a los socialistas. La alcaldesa, por su parte, dijo que la gestión de Alba Doblas (IU) en Hacienda era “manifiestamente mejorable”, y luego llamó al consenso del sector turístico, principalmente el hostelero, que se había rebelado contra el propio Pedro García. Después, incluso, llegaron los roces con el concejal con el que al principio del mandato se había llevado mejor, Rafael del Castillo, por la municipalización del servicio de ayuda a domicilio, un asunto que todavía colea y que puede dar verdaderos quebraderos de cabeza.
IU, por su parte, decidió opinar de las competencias del PSOE, hablar de Aucorsa (auténtico quebradero de cabeza de todo el mandato) y reunirse con sus trabajadores, algo que ha gustado menos que nada en las filas socialistas. Pero pese a estos roces, en el PSOE e IU se entienden mucho mejor que cualquiera de estas dos organizaciones con Ganemos. Incluso, en ocasiones, hay mejores relaciones de los socialistas con Ganemos que las que mantiene IU.
Todos los gobiernos de la democracia han sufrido protestas y huelgas. Incluso ha habido tensiones en los plenos. Todos los alcaldes han visto cómo les increpaban en el salón de plenos, pero el nivel de tensión en las reuniones mensuales ha sido irregular. De menos a más y luego a menos. Los parcelistas han sido la gran pesadilla de Ambrosio, obligada a hacer algo que nunca quiso: ordenar el desalojo del Pleno, que tan habitualmente hacía el PP.
LAS ENCUESTAS
En el ecuador del mandato, los partidos empiezan a mirar ya más lo que pueden dar de sí las elecciones de mayo de 2019 que casi la gestión municipal. La oposición también. En el PP, su líder y su probable candidato es José María Bellido, quien sigue una estrategia similar a la de Juanma Moreno en Sevilla y a la que siguió Rajoy en Madrid durante el gobierno de Zapatero: esperar sin estridencias. Rueda de prensa diaria denunciando lo que se hace mal a su juicio y, de momento, perfil bajo en su relación con los vecinos. En 2009, a dos años de las elecciones de 2011, José Antonio Nieto se había reunido ya con casi todas las asociaciones de vecinos de la ciudad, colectivos y organizaciones de todo tipo, por hacer un paralelismo.
“Dos años dan para mucho”, insisten desde el cogobierno, conscientes que, de momento, no pintan muy bien las cosas. Muchos aseguran que “el cambio” aún no ha sido percibido por la mayoría de la ciudadanía y que ese es el gran reto de los dos próximos años. Otros se agarran a errores de la oposición, a que la marca PP siga desgastándose mes a mes por el constante goteo de casos de corrupción o a que Ciudadanos, el partido que más crece según todas las encuestas, decida no apoyar a los populares en el futuro. “Aquí hay mucho partido todavía. Y el que no lo vea es que no sabe nada de política”, dice un político veterano, con muchos trienios ya en Capitulares.
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