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Sobre el cierre de San Pancracio: “No hay nada que decir”

Cartel en la puerta del Convento de Santa Isabel | MADERO CUBERO

Alejandra Luque

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Las hermanas clarisas guardan silencio ante la posibilidad de clausura de la iglesia | Se desconoce qué pasará con el patrimonio artístico e inmobiliario que descansa dentro del templo

Silencio total en el convento de Santa Isabel de los Ángeles, más conocido como San Pancracio. Incluso, a pesar de ser miércoles, el día de apertura del templo. Una semana después de que se conociera la noticia del cierre del convento, el silencio se ha apoderado de los alrededores del edificio religioso. Nadie quiere hacer declaraciones a la prensa. Tal y como declaró el Obispado la semana pasada, el cierre apunta a la falta de vocación religiosa.

“No tenemos nada que decir. Ya lo hemos dicho todo. No hay nada más”, señala el matrimonio que vive en la casa contigua al convento. Ante las preguntas, una de las hermanas explica que “la abadesa –la madre superiora- está muy ocupada y no puede atender a nadie”. En la iglesia ya sólo quedan dos hermanas. El resto -eran 15 religiosas- ya están en el convento de las clarisas de Santa Cruz (más conocido como el de Santa Gema) y en otros templos de la provincia.

Si las hermanas y la familia no quieren hablar, tampoco quiere hacerlo la “florista de la Iglesia”, quien lleva más de 30 años a las puertas del templo vendiendo flores. “No, no, yo tampoco hablo”, asevera, aunque no puede evitar que sus ojos reflejen la incertidumbre que viven todas aquellas personas que han hecho de San Pancracio, su casa.

Tanto dentro como fuera de la Iglesia siguen expuestos los carteles que se colocaron hace una semana. “Hasta nueva orden, la visita a San Pancracio seguirá haciéndose los miércoles en su horario habitual. Cualquier cambio se avisará con antelación”, señalan los letreros. La pastelería del templo también ha apagado sus hornos. Ya no se preparan dulces. Y aunque un cartel reza “no se recogen tapones ni ropa usada”, dos bolsas llenas de tapones de plástico esperan anudadas al pomo de la puerta esperando que alguna hermana las recoja.

Aunque el convento ya está cerrado, se desconoce cuándo ocurrirá lo mismo con la iglesia. Y si ocurrirá. La ausencia de declaraciones al respecto hace que nazcan diversas hipótesis al respecto. Los feligreses tampoco saben nada. Ni si un día llegarán y se encontrarán la puerta cerrada. Todo se encuentra a la espera de la decisión de las clarisas, una congregación que no depende del Obispado.

Y aunque el foco de la situación está puesto en las hermanas de la congregación, se desconoce también qué pasará con el patrimonio artístico que alberga la iglesia. Además de las figuras y demás elementos religiosos, el convento presenta muestras del manierismo cordobés –tercera y última fase del estilo renacentista-, así como pinturas y tallas en madera y piedra del siglo XVII. En su interior, además, se conserva un cáliz de 1550 de los plateros cordobeses Juan Sánchez y Alonso Ortiz. El patrimonio inmobiliario y arquitectónico también es un aspecto llamativo de este templo, donde una verja separa el altar mayor del resto de la dependencia.

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