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Ahora que nos queremos...

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Redacción Cordópolis

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La verdad es que titular así a un artículo que se supone que va de gestión económica y/o empresarial puede parecer un poco descabellado, y un poquito lo es. Os cuento, porque para mi tiene su lógica.

Esta expresión es una de esas que a casi a todos nuestros clientes les digo y me miran con cara de pocker o de Homer Simpson. Y por desgracia más de uno con el tiempo acaba recordándome aquello de “mira que nos lo advertiste, y no te hicimos ni caso”. Sigo contando.

Realmente, esto del “ahora que nos queremos, es lo que de toda la vida se ha llamado un pacto de socios, acuerdo de socios, pactos parasociales… que no es otra cosa que un contrato privado que suscriben voluntariamente todos los socios de un proyecto (o empresa, o startup, o…) con el objetivo de regular sus relaciones, sus obligaciones y derechos, así como el funcionamiento de una Sociedad, no está regulado en ninguna ley y no hay que inscribirlo en ningún registro.

Que te parece una tontería, puede serlo. Desde mi punto de vista es crucial y te pediría que antes de afirmarlo otra vez intentes contestar con sinceridad, y honestidad, y si eres un valiente, delante de tu socio, como resolveríais estas situaciones:

¿Qué pasa si uno de los socios abandona el proyecto? ¿Cómo nos lo repartimos? ¿Qué parte es para quién y por qué? ¿Cómo lo valoramos?

¿Qué pasa si un socio inicia un proyecto similar sin contar con el resto del equipo?

¿Qué pasa si entra un nuevo socio, o sale alguno de los actuales?, ¿quién cede su participación, o quién la gana?

¿Qué pasa si uno de los socios no dedica al proyecto el tiempo que se había comprometido?

¿Qué pasa si un socio no cumple los objetivos que se habían fijado o no rinde como esperábamos?

¿Qué pasa si hay desacuerdos en la toma de decisiones?

¿Qué pasa si hay una situación de bloqueo?

Realmente, ¿sigues pensando que es una tontería? Yo no, aún más, lo veo imprescindible. Afirmo que es imprescindible y fundamental el prever determinadas circunstancias y sobre todo el prever como se resolverán y cómo actuar ante cada una de ellas.

No nos va a evitar que pasen ni que lleguen, pero nos va a ahorrar muchos malos ratos si dejamos muy claras las reglas del juego (los derechos, las obligaciones y las situaciones que se pueden dar) y una vez habladas y negociadas se plasman por escrito en un documento vinculante para todas las partes (y cada parte se guarda su copia firmada).

Los pactos de socios, como los propios proyectos y las empresas son casi seres vivos y hay que ir adaptándolos según lo vayan requiriendo las circunstancias. Circunstancias que si hemos sido previsores, las habremos dejado reflejadas en el acuerdo que le precede.

Muchas veces el origen de las situaciones tensas y conflictivas tienen su origen en la mal entendida generosidad del inicio del proyecto donde todos decidimos tener la misma participación en el proyecto así porque sí, sin tener en cuenta la realidad de lo que se aporta (material o inmaterial) o lo que se irá aportando en el día a día.

Mala generosidad y error conceptual de lo que es ser socio en un proyecto y ser trabajador del mismo.

Y ¿que a qué viene todo esto de hoy?, pues a que por desgracia en el último mes he visto, y vivido, por qué no decirlo, como varios proyectos de clientes y de amigos (unos amigos míos y otros amigos entre sí desde la más tierna infancia), unos más y otros menos consolidados que han tocado a su fin y han acabado como el rosario de la aurora. Vamos, que en algunos casos se acaba a navajazos, y de los traperos, que son más jodidos y las heridas más dolorosas. En otros casos, por cordura, educación y amistad la sangre no ha llegado al río. Pero casi.

Como ponen en las películas domingueras de poca monta, esta historia está basada en hechos reales y los nombres o las circunstancias se han modificado para que ninguno de los protagonistas sea identificado, y sobre todo, no se pueda molestar ni sentir aludido. Espero.

Y siendo sincero, estos casos me han dolido. Y no lo digo por el mero hecho de perder un cliente si no por ver como curtidas amistades, como proyectos de los que enamoran se han ido al garete por no dejar las cosas negras sobre blanco. Que uno, aunque asesor tiene su corazoncito.

Sé que había quedado en contarles esta semana las novedades del Impuesto de Sociedades y comentar alguna de las reformas impositivas que se esperan en los próximos días, pero como todavía vamos bien de tiempo para ambos asuntos, he considerado más interesante comentar esto de los pactos de socios, sobre todo, ahora que nos queremos.

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