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Réquiem por las medias noches de jamón de york

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Redacción Cordópolis

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  • Este es un testimonio de la vida real y su protagonista quería mantenerse en el anonimato, pero se le ha olvidado editar la foto que hay más abajo y se ve claramente quién es, así que bueno, me aguanto.
  • Si te sientes identificado te mando un abrazo.

Conversación de WhatsApp dramatizada. Cualquier coincidencia con la realidad es normal, pero vaya, que está dramatizada.

Vida social: antes y después

Esta conversación que parece surrealista me temo que es más real que la vida misma.

“No, si yo tengo mucha vida social...”

Una mierda, chaval. La vida social era una cosa que teníamos cuando pasar por el estante de los pañales del supermercado era una simple casualidad.

Cuando empezó el problema

La primera epidural marcó la diferencia entre salir de fiesta cada fin de semana y que poder salir un fin de semana sea ya una fiesta en sí mismo solo de pensarlo.

Y ya que digo lo de la epidural, ojo a las embarazadas, no sea que el día del parto no venga la matrona porque... está de cumpleaños de algún hijo.

Señor sufriendo al enterarse que a su hijo no lo han invitado a un cumpleaños.

Pero volviendo al tema que nos preocupa y compete:

¿cuándo empezó el desenfreno de soplavelas, de grupos de WhatsApp nuevos cada semana, de encargados del regalo, de recaudadores de dinero, de solo niños o padres también, de dimes y diretes y de a ver cuántos vienen...

? ¿Cuándo?

¿Quién dijo “VAMOS A PONER UN SITIO DE BOLAS QUE ESO ES EL FUTURO” y nos jodió la vida?

Porque a ver, ¿quién no disfruta llevando a sus hijos a un local de estos y viéndolos sudar como camellos con fiebre en invierno (porque debe haber una ley que dice que pongan la calefacción a 80 grados en invierno) y pegándose codazos con la gente del cumpleaños de la mesa de al lado (porque no hay nada mejor que celebrar dieciocho cumpleaños a la vez ¡hombre por favor!)?

¿QUIÉN NO DISFRUTA?

¿No estás de acuerdo? Normal, yo tampoco. Pero oye, que seguimos, y cada vez más.

Refrán popular.

Epílogo

La espiral “socio-económico-qué dirán-oye, a mi niño no lo llamas-pues yo a esa tampoco quiero que la invites” nos ha devorado del todo.

La burbuja cumpleañobiliaria está bien hinchada y nos ha pillado a todos dentro. Empezó por hundir el mercado de las medias noches con jamón york y los vasos de Mirinda (suspiro) y ha terminado por controlar las agendas de la inmensa mayoría de los padres.

Y es que más de uno y más de dos si no hay algún evento infantil ni pisamos la calle.

En fín, sirvan estas líneas para nada, porque en realidad solo me estaba desahogando y pensando que bueno, podría ser peor.

Peor, sí, porque alguien podría decir ahora:

“¿OYE Y SI EMPEZAMOS A CELEBRAR LOS SANTOS?”

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