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Fiebre Balmain en H&M

Ana Fernández

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Escribiré sin rencor, como si hubiese salido triunfante en la batalla global del 5 de noviembre por una prenda de la colección cápsula de Balmain para H&M. A millones de personas nos ha sucedido lo mismo: es decir nada. Porque nos quedamos con dos palmos de narices y sin poder acceder a la web de venta on-line, colapsada desde antes de las 10.00 horas AM del 5-N por tan ingente demanda. Mientras, en menos de una hora, los más tenaces de los enfebrecidos sí conseguían comprar algo, una sola prenda o complemento -que era lo permitido por cliente- de la maravillosa colección cápsula de Balmain para el gigante sueco de la moda asequible. Voló. La cápsula Balmain de esta fiebre tan rica voló.

Sobre la colección en sí. La opinión general y la mía es de aplauso, de ovación, de ponerse en pie ante el talento del diseñador de Balmain, Olivier Rousteing, en esta brillante colección cápsula.

Con el hashtag #HMBALMAINATION y un video futurista protagonizado por Kendall Jenner  que no se agota en un primer pase sino que pide darle al play más de una vez, la “maison” francesa y H&M han conquistado el mundo en una operación de marketing global. No obstante, esos tops bordados, esos vestidos de terciopelo o lentejuelas, esas americanas, esas chaquetas de piel faux teñida destilando glamour, esas minifaldas y blusas de seda, los botines, los grandes pendientes, más toda la colección de hombre..., son (eran) para perder la cabeza, en una horquilla de precios de entre los 20 y 300 euros o más, pero es Balmain, la gran firma, apareciéndose asequible en el armario y los sueños de la clase media.

Presencialmente, cientos de personas en todo el mundo han formado colas desmesuradas -como cuando se ponen a la venta los ingenios de Apple y sus iphones- para cazar alguna de prenda de la colección cápsula. Sin embargo, la cola virtual ha sido imposible de medir, un puro atasco en la www, y en poco tiempo, menos de una hora, la palabra “agotado” era la pesadilla de los/as adictos/as a las ediciones limitadas.

Quedé tan intrigada por el colapso on-line que para elaborar este post hice una llamada a atención al cliente de H&M el 5N por la tarde y me informaron con una amabilidad de diez sobre diez que la esperanza de poder comprar algún producto es escasa tras el “todo vendido”, pero que alguna habrá cuando se reciban devoluciones y esas prendas puedan ofrecerse a otros clientes dentro de unos diez o catorce días.

Entretanto, recomiendo visitar la web y paladear los diseños de la colección firmada por el joven y genial Rousteing. Ha sido una fiesta, un divertimento, una operación perfecta de marketing que arrancó en Nueva York con una celebración de altura a la que pusieron el broche de oro los Backstreet Boys. Pero conservemos la cordura y la perspectiva, pues no hay mejor edición limitada que la propia vida, irrepetible, insuperable aquí y ahora.

Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación. 

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