Una arenga tronó desde los cielos: “Practicantes del amor, amad a vuestros amores”. Estaba en duermevela, con el móvil en el regazo, y debí caer por breve tiempo en el sueño raro que se gesta en las pantallas. Te pasas más minutos de la cuenta abriendo notificaciones y reclamos de San Valentín y ocurren estas cosas. ¿Miro algún regalo? ¿Me compro un caprichillo en nombre del autoamor? ¿Hago planes para dos? ¿Alguna salida con el círculo de personas más queridas? ¿Una golosina para las mascotas? ¿Qué hará más felices a los mayores de setenta y tantos y más? ¿Hay que ser original, previsible, empático-adivino de lo deseado, pecar de esplendidez, transitar la sobriedad, pulir el detalle, pasar del tema comercial, porque son cebos y más cebos del sentimental-capitalismo a la caza de gente que vive superbién?
Una lista de búsquedas y hallazgos candidatos a ser regalos sí tendré que hilvanar: La Caja Viva es un lugar estupendo para talleres y actividades transformadoras; entregarse a la relajación en los baños árabes de Hamman Al-Ándalus es otro acierto para quienes las aguas les dan la vida; y un tratamiento facial hidratante de una marca escandinava de difícil pronunciación, Olehenriksen; el cuidado de la piel después del afeitado de Elemis London, o una selección de LUSH, marca esencial para un baño sostenible y aromático que estrena productos en 2023, a la que podemos seguir en directos disponibles en su web y tienda online, pueden estar bien.
Para alimentar el espíritu y el cuerpo he encontrado: las librerías de cabecera, Luque y La República de las Letras; la Orquesta de Córdoba y el IMAE (#Yovoyalteatro), el espacio de arte y libros Ostin Macho; el libro para crear un huerto familiar ecológico de Mariano Bueno; una cesta de alimentos ecológicos de Almocafre; un dulce Pedro Ximénez de la DOP Montilla-Moriles y el abanico seleccionado por el proyecto Paisajes del Vino; jamón de Fran Pérez, en primorosas bandejas cortadas a cuchillo, o una tarta ibérica, y como cierre, con estrellas Michelín, una reserva en Noor o Choco.
Vuelvo a la arenga del sueño. ¿Qué fuerza enemiga nos acecha? Está claro: la merma, la rotura, de nuestra atención. Por eso cuidémosla; no dejemos que se erosione y se crispe y acabemos perdidos y sin saberlo. Amad, amad a vuestros amores, plenamente.
Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación
Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.
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