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Tecnología precoz

MADERO CUBERO

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Hoy  día la tecnología está al alcance de todos, y dentro de ese “todos” englobo también a niños que, desde los 2 años, son capaces de manejar los ordenadores y tabletas electrónicas mejor que un adulto. A todos nos hace gracia ver los avances del niño desbloqueando el teléfono, pidiendo los dibujos y canciones de Youtube o quedándose embobados con los juegos de bolas de colores.

No voy a descubrir América si digo que la sociedad actual se encuentra completamente tecnologizada, y que los niños a los que hoy me refiero ( de 0 a 12 años), son “nativos digitales”.

Cada vez son menos los juguetes que los padres mandan recoger en las casas. Ya no se piden bicis o Scalextric a los Reyes, y estos han sido sustituidos por pura tecnología. Antes las madres regañaban por llegar tarde a casa, ahora, para que el niño salga a jugar.

¿ Y esto qué implica? Por un lado, y lo más importante, es que se puede crear una adicción, donde utilizar un aparato electrónico se convierte más en necesidad que en diversión.

El uso exagerado puede provocar mucha falta de desarrollo de la imaginación: si acostumbramos a nuestro hijo a juegos mecánicos que consisten únicamente en “pasarse pantallas”, donde él no tenga nada que aportar, le estamos impidiendo que desarrolle su creatividad.

Esto también afecta a su forma de socializarse: cuando paso por parques me llena de alegría ver que todavía hay niños y niñas jugando juntos a algún deporte, correteando (sí, el hecho de estar sentado delante de una pantalla hace que tampoco se muevan) o en un banco hablando, pero, lamentablemente, cada vez hay más niños rodeando boquiabiertos a otro mientras ven cómo juega al “Minecraft”.

Se dan problemas en la atención y la memoria, ya que el contenido se transmite de forma tan rápida que el niño puede no ser capaz de procesarlo.

¡Pero no todo está perdido ni todo es malo en la tecnología! De hecho, el problema no es la tecnología, sino su uso excesivo: ¿Qué podemos hacer?

¿Recordáis el anuncio en el que un papá se está afeitando y el hijo hace lo mismo? Pues eso.  Los padres son el principal ejemplo de los hijos. Deja en “leído” ese whatsapp cuando él te esté contando eso tan importante que le ha ocurrido a su amigo Pablo en el colegio, cierra el móvil, y escúchale. Si él no percibe interés cuando te está contando cuántos Pokemon (sí, más tecnología) ha cazado durante el día, tampoco se animará a contarte algo más importante cuando sea mayor.

Tampoco le prives de la tecnología, pero limítala, dependiendo de su edad, por ejemplo, a dos horas durante los fines de semana.

Aprovéchalas para enseñarle vídeos o material atractivo que hayas encontrado y que creas que le puede interesar.  Hay muchos juegos educativos que pueden ayudarle a desarrollarse.

Selecciona bien el contenido que va a ver antes. El otro día mi primo, de 8 años, me dijo “ Se te ha caído”, a lo que yo le contesté. “¿El qué?”  y me dijo “ La dignidad”. Podéis imaginaros mi cara, así que le pregunté “¿Sabes qué es la dignidad?” Y me dijo que no, que lo había oído de un “Youtuber.” A esto me refiero con seleccionar el contenido. Hoy día los niños tienen acceso a todo ( y ya no sólo me refiero a los adolescentes, a los que me dedicaré en otra ocasión), a cosas que ellos no entienden pero imitan, lo que puede traer muchos problemas. Como ayuda, se ha  creado una plataforma denominada Youtube Kids para que estos solo puedan acceder a material acorde a su edad.

Aprovecha ahora que ellos dependen de ti para acceder a las redes para educarles en cómo hacerlo. Y sobre todo habla con él, llévale al parque, invéntate juegos divertidos, léele cuentos y, cuando tenga edad, que te los lea él a ti.

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