Perfil estético de los políticos (en clave de humor), para que no se enfade nadie
Que esta vez era complicada la votación por el batiburrillo de partidos… estaba claro. A ver cómo lo arreglan ahora para gobernar con los pactos que hagan. ¿Tendrán provecho? Seguro que sí, pero para ellos en especial y para nuestra desesperación en particular…
La semana pasada os hablé de cifras, esa tanda de millones que suelen emplear a nuestra costa, porque se las pagamos nosotros, para sus arreglos estéticos… o para disfrazarse de lo que luego seguramente no son.
Fijaros en estas cifras aproximadas que he podido observar en ellos: un 28% de los políticos son calvos, es decir, políticos de medio pelo; un 32% tienen marcadas entradas capilares, por lo que andan a la zaga con los anteriores, preocupados por si se les puede caer del todo, especialmente de caer en corruptela o chanchullos; el 6% utiliza postizos o añadidos capilares, lo que entiendo ser posible utilizarlos para tapar sus vergüenzas (capilares) anteriores o para igualarse a los que tienen protuberante cabello, a todas luces para disimular lo que no tienen en su cabeza; otro 4% se tiñe o colorea su cabello o así reconoce haberlo hecho, intentando, como los camaleones, adaptarse al color de cada situación política según les convenga, especialmente las mujeres con todas las variantes que le ofrecen sus estilistas; y el 30% restante no tiene “tapujos” que esconder, que son los de las nuevas filiaciones… Sin embargo, en algunos de estos he visto coletas, como en Pablo Iglesias (de Podemos), quien se pone gomitas para atrapar su cabellera en cola de caballo, o de potro (por aquello de empezar), las que suelen “cortarle” el pelo como anticipo a su gestión política malabarista, pretendiendo dar la imagen de ahorrador; mientras, Albert Rivera (de Ciudadanos) lo lleva corto y arreglado, además de ir bien afeitado, quizá por ser sombra light de sus correligionarios de PP, pero más moderado y altruista, según aparenta, que vete a saber después. Los socialistas andan como los del circo, al rojo vivo, haciendo malabares en la alambre para saber con quienes pactan, pero sin mojarse anticipadamente para que no mermen sus claveles simpatizantes
Otro dato relevante en los políticos: más de un 35% tienen el cabello blanco, con canas me refiero; un 20% tiene tonalidades rubias; y el resto llevan el pelo color castaño o moreno, colores que nada tienen que ver con el de su partido ¡en absoluto!, pues son verdes, azules, anaranjados, morados y otras entremezclas de estos y otros… Con lo pera que estarían con crazy’s-color’s o colores locos, como nos tienen al personal.
Las enfermedades o dolencias capilares más comunes entre ellos son la caspa (los casposos), un 20%; de grasa un 38%, lo que les hará, con cierta probabilidad, que patinen en sus decisiones políticas; picores de cabeza… lo sufren un 35%, quizá a causa de la caspa o la grasa que padecen, aunque lo más probable es que pueda ser debido a sus indecisiones para pactar acuerdos o tomar resoluciones de cara a los ciudadanos; y el otro 8% está normal de la cabeza…, aunque todos puedan que se raquen algo diariamente, quizá los h*****, o la narices (que le echan a muchas cosas), o las orejas (que a la vez se las taponan para no oír las muchas reclamaciones ciudadanas) y también el “pompi”, como diciéndonos ¡¡“Toma de aquí, que hasta te sobra”!!.
Por otro lado, son muchos los que me han reconocido que padecen o suelen quejarse de dolores musculares, calambres y agarrotamientos musculares en cuello, espalda y piernas. En el cuello porque no le suben las ideas, en la espalda porque todo se lo echan en su “chepa”, y en las piernas por que tienen que andar listos para correr más que sus rivales para llegar a donde por una parte le hemos puesto y, por otra, para lo trincar de donde puedan, como en algunos hemos podido saber… También los hay quienes tienen retenciones hídricas (vamos, que se mean, unos de risa y otros de verdad, por lo que se levantan a todo correr al bar del hemiciclo o al de la esquina para no mearse encima); en ellos también se notan las bolsa de sus ojos, aunque en este caso nada pueden hacer, a no ser una operación para que les desaparezcan; y es que las bolsas de los ojos no tiene la propiedad de poder desahogarse por sí solas, y como los políticos no lloran, pues eso, que las tienen que aguantar: son los políticos que, en vez de tener dos huevos bien puestos, tiene dos ojeras bien puestas.
Otros tienen “tics” nerviosos (como el amigo Pujol, que ahora ya sabemos por qué le ha estado atacando desde Banca Catalana); otros sufren de dolores de estómago (quizá porque tienen buenas tragaderas para aguantar cuanto les critican, con malas digestiones). Y algunos sufren de erupciones en la piel (por aguantar tanto sonrojo al que le sometemos los votantes); otros, también, resecamientos labiales (de tanto sacar la lengua a paseo) y mordeduras indeseables en los labios (por tanto como se los tienen que morder por nuestras acusaciones). Y los que me quedan… ¡se cambian de chaqueta!, cuando no trajes enteros, hechos a medida (y al parecer con nuestro dinero), como el volador del Fabra valenciano…
Según mis investigaciones, más del 70% se hacen la manicura por especialistas, con cierta asiduidad, al parecer no quieren que se en ellos se les note que “las tienen largas”…
También sufren de padrastros en sus dedos y resequedad en sus manos, tal vez por aquello de “contar tanto papel-billete y manejar documentos”, para nosotros clandestinos, con los que mueven los hilos de nuestra nación y algunos para enriquecer a otros o a ellos mismos los primeros… También es cierto que, contrariamente, a otros de ellos pueden sudarle las manos. En este caso, todo lo anterior se les escurre, y así suele pensar de algunos: “Tu opinión me resbala! A lo que le contestan (contestamos) muchos ciudadanos: ”Pues a mí, tú, me la pelas, que estás a mi servicio. Ponte a funcionar. Y bien, ¡pero bien!. que para eso te pagamos hasta los cosméticos que usas, presumido“. Bien dicho.
¡Anda, que si en mis manos estuvieran todos…! ¡He dicho TODOS! ¡¡Que con lo que sé de acicalamientos estéticos… ¡no les iba a dar yo para el pelo, para sus morros y para la jeta que tienen (y le echan) para numerosos asuntos de urgencia!!
De momento y como anticipo, ahí van mis letras. Que se las pongan donde quieran, unos y otros, para que le den tono y mejoren su aspecto. A ver si les sirven para mejorar. Solo me queda, como a vosotros, esperar a ver qué pasa después del día 24 y ver la cara de unos y otros...
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