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Sobre este blog

Javier Jiménez (Córdoba 1976) es un empresario cordobés con más de 25 años de experiencia en los que ha iniciado proyectos de todo tipo en diferentes sectores. Futurista empedernido y adicto a la búsqueda y desarrollo de oportunidades y alianzas estratégicas tanto en el ámbito nacional como internacional. Un líder creativo y optimista con excelentes habilidades para el desarrollo de productos innovadores y mercados basados en tecnología. Actualmente dirige la empresa Grayhats en la que hace consultoría estratégica y de ciberseguridad.

El problema del copyright y la retribución a l@s creador@s

Chica copiando música

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Hoy vamos a hablar sobre una forma sucinta y elegante de censura, y sus ejecutores. El derecho a copia o copyright y las “entidades de gestión de derechos”. Visto particularmente desde la industria musical (aplicable también a cualquier otra que produzca contenidos ) e intentaré demostrar mi tesis de que se usa más para coartar al artista que para ayudarlo. 

El derecho a poder ser copiado

A todo hijo de vecino le gusta ser copiado, imitado o cuando menos servir como ejemplo. 

Nos gusta tener una idea y hacer que los demás la la entiendan y la adopten. Escribir algo y que lo lea cuanto más gente mejor. Cuando escribimos una gran canción soñamos con cantarla sobre un gran escenario ante miles de personas coreándola. 

De igual forma cuando alguien nos dice una frase ingeniosa nos gusta decirla también, si leemos un libro que nos gusta lo recomendamos sin dudarlo, y ¿cuantas veces has estado en un concierto escuchando una canción que te emociona has cogido el móvil para llamar y que una persona a la que quieres la escuche.

Eso es porque al los seres humanos nos gusta compartir. La unión hace la fuerza y cuando compartimos información nos hacemos fuertes, inteligentes y es más difícil que alguien nos engañe puesto que tendría que engañar a un grupo completo.

En efecto, ese libre albedrío de ideas e información que fortalece al pequeño no suele ser plato de gusto para los grandes poderes que nos gobiernan, y ya hace algunos siglos se inventaron mecanismos para controlarlos. Hoy vamos a tratar uno: La censura y una de sus puntas de lanza, el derecho a copia, más conocido como copyright.

El copyright es un invento censor que surgió a raíz de que Johannes Gutenberg inventase la imprenta allá por el siglo XV en Alemania. Hasta la fecha, en Europa, los libros se copiaban en abadías o en sitios muy controlados por las coronas, el estado o el clero. Cuando este revolucionario invento salió a la luz estos tuvieron miedo de una copia indiscriminada y sin control que el pueblo pudiese hacer de libros, tal vez paganos o revolucionarios, y se quiso controlar. En realidad lo que querían era controlar el acceso del pueblo al conocimiento. Fueron los ingleses los que, en 1710, inventaron el copyright. Derecho a copia. Sólo aquellos que tengan el derecho a copia, un certificado expresamente emitido, podrán reproducir la obra. Se controlaba así a quién y a dónde la obra llegaba. 

En una astuta jugada, éste concepto de copyright se camufló con otro término tal vez más amigable; derecho de autor, que es un concepto que surge más tarde en Francia y que habla de los derechos morales y patrimoniales que tiene un autor sobre su obra. Para contentar al autor y que éste no viese que la difusión de su obra (que seguramente es el objetivo primario de un autor/artista) estaba siendo “violada”, le hablaron de que como autor tenía un derecho patrimonial sobre su obra que indicaba que cada vez que esa obra se reprodujese se derivaba un canon a su favor por copia. Un ejemplo: Cada vez que suena una canción por la radio se supone que se copia de un reproductor a miles de cerebros y por consiguiente genera los correspondientes derechos patrimoniales al artista. 

Es como cuando le echas una salchicha a un mastín que viene a por ti. Con la salchicha logras distraerlo de su objetivo primordial, que se coma la salchicha y no a ti por consiguiente lo controlas y puede que hasta se haga amigo tuyo y te defienda. 

Obviamente el clero ya no controla el arte ni la ciencia. Ahora son las grandes compañías que invierten muchos millones de euros en promocionar a sus artistas las que no quieren que nada, que no esté controlado por ellos, pueda jugar en su misma liga. No quieren elementos sorpresa que “molesten” en el mercado. No les gusta internet, los “canales alternativos”, no les gustan los intercambios de discos, ni siquiera las salas de conciertos. Éstas compañías juegan sus cartas para dejar fuera de la partida a los elementos subversivos que les fastidian el negocio y su excusa y arma son los mencionados derechos patrimoniales y las sociedades intermedias que las gestionan.

Estas sociedades, en España por ejemplo la SGAE, se encargan de mediar entre el artista y cualquier cosa o persona que ose reproducir su obra para “defenderlos”. Por esta labor recaudatoria y perro parcela se llevan una comisión (si alguien la sabe la fórmula para calcularla que me la diga) del total de los derechos y pagan el resto al artista. Son características típicas de estas sociedades su escasa regulación, connivencia con instituciones y estado, su complejidad y su poco afán de dar explicaciones acerca de su funcionamiento. Hace ya años, perdieron un juicio por no querer dar al juez (ni siquiera a un juez) una relación de los artistas a los que representaban.

Dada esta fricción entre los jueces y la SGAE, ya el gobierno de Jose Luis Rodriguez Zapatero intentó dejar fuera a los jueces si había una demanda por pirateo en su Ley de Economía Sostenible (más conocida como Ley Sinde). Los jueces son un incordio, ¡que decida la SGAE!. ¿Recordáis la campaña de los Bosé, Ana Belén, Ramoncín etc etc haciendo el símbolo de la ceja de Zapàtero con el dedo? Sólo defendían su estatus y a la bicoca que tenían con la SGAE. Zapatero los defendía a ellos para que le hicieran campaña a él a su vez. Pero si eres del 99,99% de autores que no vive de los derechos de autor y no sale por la tele, estabas completamente jodido.

Un caso práctico. Imaginaos una radio que opere a nivel nacional y que tiene millones de oyentes y, que para poder poner música tiene que pagar una millonada al mes (si por una boda hay que pagar 300€ imaginaros los 40 principales) en derechos de autor a editoriales ( otro intermediario, ellos se supone que controlan a la SGAE ). ¿Quién puede salir por esa radio? Los que paguen una millonada por salir en ella. Suelen ser artistas “comerciales” respaldados por multinacionales como Sony o Universal. Hasta las propias discográficas independientes y pequeñas han desaparecido por no tener el capital necesario para promocionar a sus artistas en medios de masas.

Una nueva chica en el bloque 

A principios de los 2000, llega internet y el P2P. El internet de verdad. El que democratiza el derecho a ser escuchado sin tener que poner un cuarto de millón de euros sobre la mesa. Donde la gente puede compartir y escuchar lo que quiera libremente saltándose todos los mecanismos censores. Los popes e intermediaros se acojonan y ponen el grito en el cielo “la música se muere!!” Mentira, si acaso se mueren ellos y a la música y el arte, el de verdad, le dan su gran oportunidad histórica.  

Nacen plataformas como Bandcamp o SoundCloud donde todo el que quiera  puede subir su música y marcarla como Copyleft. Empieza una verdadera revolución donde artistas, bandas, gente con inquietudes , matrimonios aburridos se compran un micro que conectan al portátil y graban y comparten..  que da como resultado que la música, hoy por hoy, vive sin lugar a dudas el momento más prolífico y saludable de su historia. 

Una nueva forma de monetización

L@s creador@es, deben poder distribuir y monetizar su obra. En el internet de hoy, con criptomonedas, tókenes y NTFs que posibilitan tanto micro pagos como certificados de autoría y propiedad se abre un mundo de posibilidades para que mediante protocolos abiertos, distribuidos y transparentes, las autoras y autores reciban una compensaciones basada en las escuchas, reproducciones, lecturas o lo que sea, sin censuras, monopolios o intermediarios oscuros y sacamantecas. Sirva como ejemplo lo que está haciendo Brendan Eich, inventor de Javascript y las cookies, con su navegador Brave y su “Basic Attention Token” para reinventar el mercado de la publicidad de terceros en internet basada en cookies (que él mismo inventó) y que ha acabado monopolizando Google. 

De esto creo que vamos a hacer un artículo especial.

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Javier Jiménez (Córdoba 1976) es un empresario cordobés con más de 25 años de experiencia en los que ha iniciado proyectos de todo tipo en diferentes sectores. Futurista empedernido y adicto a la búsqueda y desarrollo de oportunidades y alianzas estratégicas tanto en el ámbito nacional como internacional. Un líder creativo y optimista con excelentes habilidades para el desarrollo de productos innovadores y mercados basados en tecnología. Actualmente dirige la empresa Grayhats en la que hace consultoría estratégica y de ciberseguridad.

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