Javier Jiménez (Córdoba 1976) es un empresario cordobés con más de 25 años de experiencia en los que ha iniciado proyectos de todo tipo en diferentes sectores. Futurista empedernido y adicto a la búsqueda y desarrollo de oportunidades y alianzas estratégicas tanto en el ámbito nacional como internacional. Un líder creativo y optimista con excelentes habilidades para el desarrollo de productos innovadores y mercados basados en tecnología. Actualmente dirige la empresa Grayhats en la que hace consultoría estratégica y de ciberseguridad.
Un Lehman Brothers climático
Imaginad que mañana se anuncia que el petróleo se acaba en menos de dos años. Las reservas y yacimientos están agotados. Nada de esperar hasta el 2040 para adoptar el coche eléctrico, YA, y por imperativo natural. De camino hy que ir pensando en inventar el barco, el tren y el avión eléctrico. Que drama, las consecuencias y ramificaciones de este hecho serían tremendas.
Bien, ahora imaginad que no es el petróleo lo que se acaba sino el agua. Tómate un tiempo para pensarlo y respirar. Lo del petróleo era coña pero lo del agua es lo que está pasando.
En el mundo cada vez llueve menos. Este hecho se acentúa con otro hecho que es que cada vez consumimos más agua en forma de campos de golf, crianza de vegetales, animales para el consumo o propios humanos. La huella hídrica -cantidad de agua dulce necesaria para producir algo- de un kilo de tomates son unos 50 litros, un kilo de trigo son 1.000 litros de agua, la de un kilo de ternera 15.000 litros. Comer tomates o trigo está bien, pero una vaca o un cerdo está mejor, y no nos cortamos.
Como indicador específico de la situación hídrica podríamos tomar lo que está pasando en Sudamérica. Brasil, que en cuanto a producción de agua sería el equivalente a la petrolífera Arabia Saudí, està pasando la peor sequía de los últimos 90 años. Lo peor no es la sequía en sí, sino la sensación de que, como la desertización en el sur de Europa, esto ha venido para quedarse. También existe un cierto regustillo a culpabilidad debido a la progresiva deforestación del Amazonas. La selva en términos económicos no es muy productiva, por lo que se queman, talan bosques y selvas para dedicar las tierras a cultivos. ¿A quien no le gusta progresar? La cuestión es que estos cultivos necesitan agua en cantidad y existen estudios como este, que indican que existe una fuerte correlación entre los niveles de vegetación selvática y los niveles de precipitaciones. Como diría un guiri “chicken egg situation”.
Pero el verdadero problema lo tienen “rio abajo”, en países como Paraguay y sobre todo Argentina. Ellos eran beneficiarios de esta lluvia brasileña por medio del rio Paraná. Con este río se regaban cultivos de todo tipo de vegetales y legumbre somo la soja, los cuales eran comidos por humanos, para su disfrute y usado para la crianza y engorde de animales como las vacas y los cerdos que se servían a su vez y también para el engorde y disfrute humano. Pues bien, resulta que como los cultivos no sólo argentinos (uno de los principales productores) sino globales de soja se están echando a perder por la falta de lluvias, los cerdos y vacas también por lo que el precio de estos se esta poniendo por las nubes.
Esto es simplemente un indicador de lo que está por venir si no se toman medidas urgentes. Esto será una crisis de verdad que va a hacer que otras como la de Lehman Brothers de 2008, o la del COVID del 2020 nos parezcan una broma.
Multilateralismo
Ya hemos hablado del multilateralismo antes, los problemas globales deben tener soluciones globales y dejar de pelearnos por ver quién la o lo tiene más grande. En Brasil, alguien tan poco hábil para interpretar qué pasa a su alrededor como Jair Bolsonaro está mandando al ejército al amazonas para evitar los incendios, pero claro, los brasileños también se podrían quejar de ellos no son el único damnificado por las consecuencias y que algo de ayuda no les vendría mal.
En resumen, esto de la ecología y el cambio climático no es de estrellas de Hollywood, jipis y adolescentes gritonas, es una amenaza real que viene a todo tren y va a impactar en nuestras economías y vidas como nada que hayamos conocido hasta ahora. La pandemia del COVID ha demostrado que somos capaces de comportarnos como seres humanos y trabajar con una cierta coordinación para evitar un desastre global. Hagámoslo de nuevo.
PD: He leído recientemente que nuestro arroyo bejarano se ha secado, el que también se ha secado es el río Iguazú (afluente del Paraná) y por consiguiente las formidables cataratas de Iguazú cuya foto actual adjunto en la cabecera.
Sobre este blog
Javier Jiménez (Córdoba 1976) es un empresario cordobés con más de 25 años de experiencia en los que ha iniciado proyectos de todo tipo en diferentes sectores. Futurista empedernido y adicto a la búsqueda y desarrollo de oportunidades y alianzas estratégicas tanto en el ámbito nacional como internacional. Un líder creativo y optimista con excelentes habilidades para el desarrollo de productos innovadores y mercados basados en tecnología. Actualmente dirige la empresa Grayhats en la que hace consultoría estratégica y de ciberseguridad.
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